"Lo m¨¢s selecto" de Vigo en 1936

El 27 de agosto de 1936 fueron fusilados contra las tapias del cementerio de Pereir¨® el alcalde de Vigo, Emilio Mart¨ªnez Garrido, y otros siete socialistas y republicanos. Un centenar de personas convocadas por el colectivo Memoria do 36 les rindi¨® ayer homenaje en el monumento erigido sobre la fosa com¨²n que recuerda a las v¨ªctimas de aquella guerra. Tambi¨¦n, ante el actual alcalde, Abel Caballero, reclamaron la demolici¨®n del monumento funerario "de propiedad municipal", se subray¨®, erigido al tristemente c¨¦lebre capit¨¢n Carrer¨®, "uno de los asesinos m¨¢s destacados de la ciudad", que mand¨® aquel pelot¨®n de ejecuci¨®n junto con el teniente de la Guardia Civil Francisco Rodr¨ªguez O Rabioso.

La bandera tricolor de la Rep¨²blica y el himno de Riego volvieron a Pereir¨®

Un monumento municipal recuerda al capit¨¢n Carrer¨®, que los ejecut¨®

El acto de ayer, presidido por una sola bandera, la tricolor republicana, comenz¨® con 15 minutos de demora para dar tiempo a que llegara Abel Caballero -"que inviten a Fraga tambi¨¦n", protest¨® alguien-, que cerr¨® las intervenciones con palabras que nadie cuestion¨®: "Estamos aqu¨ª sin colores pol¨ªticos, en defensa de la democracia y la libertad", dijo evocando aquel d¨ªa en que "las hordas fascistas intentaron asesinarlas. Lo consiguieron durante 40 a?os".

Muchos de los reunidos guardaban memoria directa del episodio, como Fina Mart¨ªnez, hija del alcalde fusilado, que a la saz¨®n ten¨ªa cuatro a?os, o Jos¨¦ Miguel G¨®mez, el primero en intervenir, que no pudo reprimir su propia rabia al mentar la detenci¨®n de su padre por O Rabioso, para luego ser ejecutado. Estaba tambi¨¦n el escritor M¨¦ndez Ferr¨ªn y, de generaciones m¨¢s j¨®venes, el secretario local de los socialistas vigueses, Manel Gallego, la concejala nacionalista Mar¨ªa M¨¦ndez, la actriz Ux¨ªa Blanco, o Lois P¨¦rez Leira, que ejerci¨® de maestro de ceremonias.

El capit¨¢n Carrer¨® ya dirigi¨® la tropa que carg¨® contra la multitud en la Porta do Sol, el 20 de julio de 1936, ocasionando decenas de muertos. Los sublevados contra la Rep¨²blica buscaron en sus primeras redadas a las figuras m¨¢s destacadas del socialismo y del republicanismo local con el objetivo primordial de escarmentar y aterrorizar a la poblaci¨®n, seg¨²n record¨® ayer Jos¨¦ Miguel G¨®mez. Los elegidos en esa primera tanda fueron el alcalde Emilio Mart¨ªnez Garrido, los diputados socialistas Antonio Bibalt¨²a Zubeld¨ªa, oficial de tel¨¦grafos, e Ignacio Seoane Fern¨¢ndez, panadero; el ex diputado socialista Enrique Heraclio Botana, impresor; el presidente de la Casa del Pueblo, Apolinar Torres, maestro nacional; Ubaldo Gil Sant¨®stegui, m¨¦dico; Jos¨¦ Antelo Conde, industrial que fuera alcalde de Lavadores; Ram¨®n Gonz¨¢lez Brunet, funcionario de la Casa del Pueblo, y Pastor Rodr¨ªguez, el ¨²nico del grupo que finalmente salv¨® su vida.

Todos fueron detenidos en sus casas y todos se hab¨ªan negado a armar al pueblo contra los sublevados. No ten¨ªan nada que temer. Su ¨²nica responsabilidad era la de ser leales a la Rep¨²blica. "Y por eso los mataron". No fueron los primeros ni los ¨²ltimos. Otros grupos cayeron en episodios an¨¢logos y documentados en el alto de Puxeiros y en O Castro, y muchos m¨¢s en cunetas de toponimia anodina. "Fueron centenares", afirm¨® el historiador Antonio Chaves, el ¨²ltimo en intervenir. La matanza que se conmemoraba ayer "no fue casual". Vigo, dijo citando a Indalecio Prieto, era un referente en el socialismo espa?ol, aunque en la ciudad "siempre fue muy peligroso ser de izquierdas". Aquel 27 de agosto mataron "a lo m¨¢s selecto" pese a la mediaci¨®n de personajes como el industrial Eugenio Fadrique y otros derechistas que trataron de impedirlo.

"Alg¨²n d¨ªa se conocer¨¢ el crimen que se comete con nosotros", fueron las ¨²ltimas palabras de Heraclio Botana. Antonio Chaves reivindic¨® ayer el modelo de "honradez, humildad, ¨¦tica y compromiso" de los fusilados y todos los asistentes clamaron contra "ofensa" del monumento municipal a Carrer¨® y la cruz de O Castro, que infringen la ley de Memoria Hist¨®rica. Una gaita con tambor cerr¨® el acto con los aires del himno Gallego y el de Riego.