Retrato del gran vanidoso
Un documental desnuda en el certamen la intimidad del mito Valentino
"S¨¦ lo que les gusta a las mujeres, s¨ª", dice Valentino a la c¨¢mara con un puntito de vanidad. "Lo que les gusta es estar maravillosas". Es uno de los grandes momentos de Valentino, el ¨²ltimo emperador, el estupendo documental-homenaje dirigido por Matt Tymauer, que ayer convirti¨® al modista que visti¨® a las mujeres m¨¢s elegantes de los ¨²ltimos 50 a?os en la estrella del d¨ªa en la Mostra de Venecia. La pel¨ªcula se proyect¨® anoche en el teatro La Fenice, antes de una cena en la Fundaci¨®n Peggy Guggenheim. Entre los 250 invitados estaban Claudia Schiffer, Gwyneth Paltrow y Uma Thurman.
Casi octogenario, con su pelo enlacado y su moreno perpetuo, luciendo su autoritarismo pero tambi¨¦n toda su fragilidad, muchas veces gracioso hasta lo hilarante, enajenado a ratos por su propia genialidad, Valentino logra que la pel¨ªcula sea a la vez testamento de su vida, glosa de su arte y un homenaje a la belleza. Sobre todo a la creada por ¨¦l mismo. "Me gustan las cosas bellas, las mujeres bellas, los perros bonitos. Me gustaba desde peque?o la belleza, yo no tengo la culpa", explica en una de las secuencias, poco antes de montar un numerazo a la c¨¢mara por centrarse en sus empleados. "Si no me sacan a m¨ª, se acab¨® el documental", brama.
"Me gustan las cosas bellas, las mujeres bellas, los perros bonitos. No es culpa m¨ªa", dice el modista
El retrato bucea en la intimidad del dise?ador, viaja de lo p¨²blico a lo privado. Tymauer refleja su fina inteligencia y su potencia creativa y econ¨®mica, pero no esconde la fragilidad del emperador, su soledad, su incapacidad para transmitir y compartir sus sentimientos.
La obra se apoya en la narraci¨®n de su inseparable y fidel¨ªsima pareja, un gran personaje en la sombra, llamado Giancarlo Giammetti, que se define a s¨ª mismo como "amante, amigo y empleado", y que desde que conoci¨® a Valentino en Roma hace 50 a?os s¨®lo se ha separado de ¨¦l "dos meses en total".
El opulento ritmo de vida que mantiene Valentino brilla tambi¨¦n con impactante exhibici¨®n de poder¨ªo. Ah¨ª est¨¢n sus cinco perros -con el cuidador que les lava los dientes-, el yate fastuoso, el avi¨®n privado con sof¨¢ para los canes, el castillo en Francia abierto a las fiestas con famosos, la preciosa villa romana, el taller donde cosen todo a mano las costureras de siempre y la pasarela de Par¨ªs. La realidad desfila ante el espectador y parece una ficci¨®n incre¨ªble.
Al mismo tiempo, se cuenta el ocaso de los 45 a?os de carrera del dise?ador. La venta de la firma en 1998 a un grupo inversor marca la enorme distancia entre la alta costura artesanal y la moderna l¨ªnea de producto, al que Valentino se niega a adaptarse. Sus ¨²ltimas creaciones, que dise?a antes de la gran despedida en Roma, en julio de 2007, aparecen en el homenaje montado por su pareja. "?Cu¨¢ntas cosas he hecho!", exclama mientras acaricia algunos modelos. Poco despu¨¦s, abomina del c¨¦lebre rojo: "Los trajes rojos son los m¨¢s f¨¢ciles y est¨²pidos". Al final, su amigo y colega Karl Lagerfeld le coge del brazo y susurra: "Comparados con nosotros, los dem¨¢s dise?an trapos".

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