Abando
Los pistoleros del oeste americano sol¨ªan ser despreciables y despreciados. La prensa del este, sin embargo, hizo un gran negocio con ellos. Los diarios de Nueva York, Boston y Filadelfia publicaron reportajes m¨¢s o menos inventados sobre aquellos bandidos tan remotos, les envolvieron en una aureola heroica y sentimental y vendieron montones de ejemplares.
Siempre ha habido demanda para la violencia melodram¨¢tica, sobre todo cuando cae lejos, en el espacio o en el tiempo. Nada de esto es nuevo.
M¨¢s novedoso resulta el relativo desinter¨¦s de los medios ante el tiroteo de la estaci¨®n de Abando. TVE emiti¨® ayer la filmaci¨®n de los hechos, bajo el membrete del "equipo de investigaci¨®n" (ignoro cu¨¢l ser¨ªa la investigaci¨®n: para que te pasen unas im¨¢genes puedes pedir, rogar, implorar, amenazar, sobornar, pero no hace falta investigar nada), y permiti¨® confirmar que, en efecto, hemos creado ya, nosotros tambi¨¦n, una estupenda generaci¨®n de pistoleros. Aquello fue un duelo respetuoso con los c¨¢nones: dos matones desenfundan a las puertas de un bar y disparan al bulto. El que permanece en pie se acerca al ca¨ªdo, patea su arma y se aleja tranquilamente. Una tercera persona, un infeliz que pasaba por ah¨ª, queda tambi¨¦n herido.
No hay que confundir a esos dos pistoleros con simples mafiosos o bandidos. Uno de ellos era escolta privado de un concejal del PP. El otro era un vigilante de la estaci¨®n. Ambos, por tanto, supuestos defensores de la ley.
Hubo un tiempo en que el "monopolio de la violencia leg¨ªtima", en definici¨®n de Max Weber, correspond¨ªa en exclusiva al Estado. Eso no garantizaba nada, evidentemente. La ruptura del monopolio y la creaci¨®n de agentes privados, en cambio, s¨ª garantiza algo: cualquier tonto que quiere jugar con una pistola dispone de un mont¨®n de opciones laborales para acabar haciendo lo que le gusta.
Volvamos a lo esencial del asunto: no alcanzo a entender por qu¨¦ no se publica una extensa biograf¨ªa de los implicados y una explicaci¨®n de lo ocurrido. Quiero fotos, an¨¦cdotas, entrevistas con los familiares. El tiroteo de la estaci¨®n de Abando duele menos que el accidente de Barajas, pero deber¨ªa preocupar mucho m¨¢s.
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