Corruptos y gloriosos / 2
La primera parte del an¨¢lisis sobre la corrupci¨®n que se public¨® antes de la interrupci¨®n veraniega mereci¨® la aprobaci¨®n de mi hijo Miguel, cosa poco frecuente en su apreciaci¨®n de mi actividad period¨ªstica, lo que me lleva ahora, despu¨¦s de su fallecimiento la semana pasada, a dedicarle esta parte final. En aqu¨¦lla, y m¨¢s all¨¢ de la condici¨®n anecd¨®tica de los inventarios sobre los casos y modos corruptos que inundan nuestras sociedades, se procedi¨® a la presentaci¨®n de las determinaciones estructurales e ideol¨®gicas que caracterizan ese fen¨®meno y lo configuran como una dimensi¨®n fundamental de la contemporaneidad ¨²ltima. Ahora bien, esa caracter¨ªstica sist¨¦mica de la corrupci¨®n debe su efectividad a su inscripci¨®n en un marco geoecon¨®mico y geopol¨ªtico que la soporta y la legitima. Ese marco, como qued¨® apuntado entonces, es el de la mundializaci¨®n liberal capitalista, asentada en la dominaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de la potencia norteamericana, bajo la batuta institucional del FMI, del Banco Mundial y de los Departamentos de Estado y del Tesoro de EE UU, que la dotan de una extraordinaria presencia expansiva.
La radicalizaci¨®n individualista y la avidez de riqueza han corrompido el capitalismo originario
Pero esa dominaci¨®n ha empezado a hacer agua por muchas partes, con un capitalismo financiero desnortado y enloquecido, que entre el furor por la especulaci¨®n, el hiperconsumismo incontrolable y una inflaci¨®n que no cesa no sabe a qu¨¦ carta quedarse, sin que los avatares del subprime, la crisis que ha desencadenado y los contradictorios remedios que se le han aplicado -inyecciones masivas de liquidez y nacionalizaciones- apunten a soluci¨®n alguna capaz de impedir el naufragio. Este capitalismo inicuo y depredador con la ignominia de sus repugnantes esc¨¢ndalos empresariales, el aumento de su precariedad laboral y la salvaje agravaci¨®n de las desigualdades entre los pocos muy ricos y todos los dem¨¢s nada tiene que ver con el capitalismo de los padres fundadores. El capitalismo que nos propusieron Max Weber, en su obra pionera La ¨¦tica protestante y el esp¨ªritu del capitalismo en 1905, y la magistral Religion and the rise of capitalism del historiador ingl¨¦s Richard H. Tawney en 1926 ha sido objeto de una corrupci¨®n total. Su exhortaci¨®n a la autodisciplina, al trabajo duro, a la austeridad, al ascetismo individual tan ligados a la ¨¦tica calvinista y m¨¢s ampliamente protestante son ant¨®nimos del irresponsable despilfarro consumista en que se ha convertido el r¨¦gimen capitalista, en el que el gasto en publicidad en EE UU es superior al del presupuesto de toda la ense?anza superior. Por lo dem¨¢s, la depredaci¨®n de recursos es tal que, seg¨²n el Worldwatch Institute, el consumo de bienes y servicios de la humanidad en los 40 a?os que van de 1950 a 1990 es superior al de todas las generaciones precedentes. A lo que se agrega que el objetivo principal del sistema no es ya el de producir bienes para satisfacer necesidades sino s¨®lo producir beneficios, ganar dinero.
Por otra parte, el mundo bipolar del siglo XX, centrado en torno de EE UU y la URSS, ha perdido todo sentido. En lo pol¨ªtico, en lo econ¨®mico, en lo social, en lo cultural. Hoy la geopol¨ªtica mundial es radicalmente multipolar y los grandes pa¨ªses -China, India, Jap¨®n- y las macrorregiones, cada vez m¨¢s afirmadas, reclaman una posici¨®n protagonista. Por ello, seguir uncidos a la pol¨ªtica y a los intereses norteamericanos es apuntarse a m¨¢s o menos corto plazo a una batalla perdida. Disfrazar el seguidismo de defensa de los valores occidentales ya no enga?a a nadie. Pues Europa es una de las principales macrorregiones del panorama actual, con una fuerte especificidad, que la capacidad homogeneizadora del capitalismo monopolista de EE UU no ha logrado desmontar del todo y de ah¨ª la obligaci¨®n de convertirla en referente y est¨ªmulo de la nueva macrorregionalizaci¨®n del mundo.
Esta imputaci¨®n sist¨¦mica no supone la exculpaci¨®n de los cr¨ªmenes y fechor¨ªas de las mafias sino el se?alamiento del responsable principal cuya neutralizaci¨®n debe ser el gran objetivo de la lucha anticorruptora. Las denuncias de las pr¨¢cticas criminales mafiosas, tal como hacen la novela y el filme Gomorra con la presentaci¨®n de las actividades de la Camorra, por aleccionadoras que sean, no acabar¨¢n con la corrupci¨®n capitalista que se ha convertido en trama sustantiva de nuestras sociedades. Pues si el estalinismo corrompi¨® y acab¨® con las esperanzas del comunismo, la radicalizaci¨®n individualista y la insaciable y compulsiva avidez de riqueza y disfrute han corrompido el capitalismo originario. La ¨¦pica del enriquecimiento a cualquier precio no deja espacio indemne y muestra su imperio en las formas m¨¢s espont¨¢neamente agresivas de la cultura popular del mundo juvenil que en su m¨²sica rapera nos conmina a get rich or die trying. Ese grito de "enriqueceos o morid en el intento" es la expresi¨®n m¨¢s cabal de la corrupci¨®n actual del sistema capitalista.
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