A la caza de joyas del celuloide

Hace unos a?os, el director de uno de los m¨¢s importantes festivales de cine europeos enumer¨® cu¨¢les eran las condiciones que deb¨ªa cumplir un miembro del comit¨¦ de selecci¨®n de uno de ellos: no pueden beber, no pueden fumar, tienen que dormir bien el d¨ªa anterior y no tener preocupaciones personales. "Sinceramente, si aplic¨¢ramos estos criterios, nadie podr¨ªa serlo", replica Jos¨¦ ?ngel Herrero Velarde, coordinador de la secci¨®n de directores noveles y miembro del comit¨¦ de selecci¨®n que cada a?o elige las pel¨ªculas que se proyectar¨¢n en el Zinemaldia.

El comit¨¦ donostiarra carece de reglas tan r¨ªgidas. Sus ocho miembros, todos ellos vinculados de alguna manera al mundo cinematogr¨¢fico, se llevan estupendamente, seg¨²n cuenta. No es ning¨²n drama si alguien cierra los ojos unos segundos despu¨¦s de la en¨¦sima sesi¨®n. Resulta hasta humano. Entre ellos rige algo parecido a una democracia salpicada de acalorados debates. Muchos se conocen desde hace varios a?os y anticipan los gustos de cada uno. "En cuanto terminan algunas pel¨ªculas, ya sabes que fulanito va a salir echando chispas", dice.

"Todos los festivales codiciamos las buenas pel¨ªculas. Se hace a cara de perro"

El ritual del comit¨¦ de sabios comienza a principios de cada mes de noviembre, cuando se re¨²nen por primera vez para dise?ar el esquema de la siguiente edici¨®n y elegir el tema o el protagonista de las retrospectivas que se proyectar¨¢n. Despu¨¦s de una pausa, que incluye visitas a los dem¨¢s cert¨¢menes importantes, en marzo comienza oficialmente la selecci¨®n de filmes. En la pr¨¢ctica, sus miembros se pasan todo el a?o viendo pel¨ªculas y persiguiendo aquellas joyas que codician todos los festivales. Una pel¨ªcula s¨®lo puede competir en San Sebasti¨¢n, al igual que en las otras muestras de primer nivel, si no ha participado en ning¨²n otro certamen y si no ha sido estrenada fuera de su pa¨ªs.

"La competici¨®n va aumentando. Somos muchos festivales y todos codiciamos las buenas pel¨ªculas. Se hace a cara de perro. El que logra seducir al autor, gana". Herrero recuerda con cari?o c¨®mo consiguieron hacerse con Las tortugas tambi¨¦n vuelan: "La vimos en Par¨ªs. Fue verla y salir todos entusiasmados. Hab¨ªa que pelearla a toda costa. El distribuidor era franc¨¦s y el director, Bahman Ghobadi, ten¨ªa una invitaci¨®n para proyectarla en Venecia en una muestra paralela. Le convencimos de que optara por nuestra Secci¨®n Oficial y termin¨® ganando la Concha de Oro en 2004".

Herrero relata tambi¨¦n c¨®mo se recurr¨ªa a la picaresca en el franquismo para eludir la censura con los filmes m¨¢s pol¨¦micos: "Cuando se sab¨ªa que uno iba a dar problemas, invit¨¢bamos al censor a cenar". En lo que cabe, la selecci¨®n del Festival era un peque?o oasis que escap¨® a los tijeretazos del r¨¦gimen. No eran pocos los espectadores que se acercaban con la esperanza de ver cosas distintas: "Una vez estrenamos una pel¨ªcula sueca, Hugo y Josefina. El t¨ªtulo promet¨ªa mucho. La gente se decepcion¨® cuando vieron que iba de dos chavalines y no hab¨ªa desnudos".