Crisis
Antonio est¨¢ indignado. Las cosas andan mal, muy mal, y la culpa de todo la deben tener como siempre los pol¨ªticos. Si supieran hacer su trabajo, ahora no tendr¨ªa problemas para llegar a fin de mes. Resulta dif¨ªcil pagar la letra del BMW, la del cochecito de Antonia, la hipoteca del chalet y los dos pisos que compr¨® en El Puerto para invertir y pensar en el futuro de los ni?os. Todo se lo estaba ganando con su esfuerzo, porque nadie como ¨¦l era capaz de trabajar a destajo con el yeso, sin tonter¨ªas de convenios y de salarios oficiales. Nadie como ¨¦l para enyesar un edificio del tir¨®n. Pero qui¨¦n iba a decir que el negocio se parar¨ªa, y que a los muchachos de la asociaci¨®n les iba a resultar tan dif¨ªcil visitar nuevas obras para imponer condiciones. La culpa es de los pol¨ªticos...
Fernando est¨¢ indignado con el partido. Hay que ver las cosas que uno tiene que votar en el Parlamento y defender en la calle. Porque hay cosas que se deben hacer, pero no se pueden decir. La Directiva europea de retorno clama al cielo. C¨®mo iba a imaginarse que acabar¨ªa defendiendo la expulsi¨®n de un menor, incluso a un pa¨ªs distinto al suyo. ?Y los centros de internamiento sin control judicial! Pero es que la gente est¨¢ muy preocupada, y como se deje a la derecha el asunto de la inmigraci¨®n se van a perder las elecciones. Eso ser¨ªa mucho peor para todos. Como siempre, la culpa es de la avaricia de los bancos. Pero qui¨¦n se lo explica a los votantes...
Mar¨ªa est¨¢ hundida. Acaba de perder su trabajo en Caja Maravillas. Ahora vienen a decirle que ha metido la pata, que arriesg¨® demasiado y concedi¨® cr¨¦ditos sin garant¨ªas. Ya nadie se acuerda del esp¨ªritu emprendedor de los triunfadores, de que la suerte ayuda a los m¨¢s atrevidos, de las mejoras urgentes en la cuenta de resultados, del plus a final de a?o y del ascenso por clientes conseguidos. ?Lo que le faltaba! Un imb¨¦cil le ha dado un golpe en el coche y se ha ido sin dejar su nombre y su tel¨¦fono. ?Le ha destrozado el intermitente de la izquierda! El muy imb¨¦cil habr¨¢ querido conservar el plus de no siniestralidad que ofrecen las compa?¨ªas de seguros.
Jos¨¦ tiene la cabeza perdida. Ya no sabe ni conducir, acaba de pegarle un toquecito a otro coche cuando sal¨ªa del aparcamiento. Pero es incapaz de centrarse en nada. Con lo dif¨ªcil que resulta poner en marcha una promotora, encontrar suelo, pelearse con las normas municipales, hacer bloques de pisos bonitos, aguantar las cr¨ªticas de los ecologistas. Lo de Colina Linda parec¨ªa un negocio, pero queda m¨¢s de la mitad sin vender. No hay un duro por culpa del miedo, nadie se f¨ªa, nadie invierte. Como no le echen una mano los pol¨ªticos, va a la quiebra segura. Y haber qui¨¦n crea puestos de trabajo, qui¨¦n le da de comer a los moros y a los ecuatorianos. Habr¨¢ muchas declaraciones contra el racismo, pero si no se les da trabajo haber c¨®mo van a vivir. Y anda que no exigen. Desde que tienen papeles, exigen m¨¢s que un alba?il de Comisiones Obreras. Lo ¨²nico bueno de la mala racha es que va a provocar una limpieza. Que vengan ahora a exigir derechos...
Yasir sale en el peri¨®dico con sus cinco a?os, los dientes muy blancos y los ojos muy abiertos. Acaban de salvarle la vida. Nunca ha o¨ªdo hablar de los Chicago Boys, los economistas que se aprovecharon del golpe de Pinochet para experimentar en Chile las consignas de un nuevo liberalismo. No ha o¨ªdo hablar de Ronald Reagan, Margaret Thatcher o Deng Xiaoping. No sabe que en los ¨²ltimos 30 a?os la riqueza se ha organizado para que un grupo de altos capitalistas aumente con una avaricia extrema su poder y la pobreza del mundo.
Carmen se conmueve al ver la fotograf¨ªa del ni?o en la patera. Pobrecito. Mira que ella tiene problemas, que no sabe c¨®mo llegar a fin de mes, c¨®mo pagar la hipoteca. Pero esas criaturas s¨ª que lo est¨¢n pasando mal. Pobrecitas.
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