La ¨®pera tras el divorcio
La tentaci¨®n fue de ingresar el cad¨¢ver en la morgue para certificar cuanto antes su defunci¨®n. Por fin sobre la mesa de m¨¢rmol yac¨ªa un g¨¦nero con la biograf¨ªa acabada, con fecha de nacimiento y muerte que llevar a la l¨¢pida: ?pera, 1594-1957. Si en lugar de la f¨¢bula pastoral Dafne, de Jacopo Peri, se hace coincidir el alumbramiento con el Orfeo de Monteverdi -de Dafne no tenemos m¨¢s que noticia escrita; de Orfeo conocemos la partida de nacimiento: Mantua, 24 de febrero de 1607-, entonces los n¨²meros son todav¨ªa m¨¢s redondos: 350 a?os. El informe forense habl¨® de pavorosas convulsiones como causa probable del fallecimiento: las provocadas por el estreno de Mois¨¦s y Aaron de Arnold Sch?nberg en Z¨²rich, el 15 de junio de 1957.
S¨¢nchez-Verd¨²: "El 95% del repertorio sigue anclado al siglo XIX. Me siento m¨¢s pr¨®ximo a Monteverdi que a Bruckner"
H¨¦ctor Parra: "La ¨®pera vive un momento inmejorable. Es el g¨¦nero que se corresponde mejor con la esencia humana"
?Pod¨ªa haber algo m¨¢s c¨®modo que un cuerpo inerte en el que hincar el bistur¨ª del an¨¢lisis? Los cad¨¢veres no se mueven, ni protestan cuando se les obliga a mudar de mortaja. Fue as¨ª como empezaron los cambios de ¨¦poca: Boulez y Ch¨¦reau cambiaron las sotanas de los dioses del Walhalla por atuendos del siglo XIX y con ellos lleg¨® el esc¨¢ndalo a Bayreuth. De ah¨ª a Peter Sellars, Calixto Bieito o La Fura dels Baus el lema era, sigue siendo, ofrecer nuevas lecturas de las obras. Por lo dem¨¢s, si con el certificado de defunci¨®n de la ¨®pera en la mano se desgastaba de paso la burgues¨ªa, a la clase social culpable de haber alimentado al monstruo, pues miel sobre hojuelas. Pero no fue as¨ª.
A decir verdad, el cad¨¢ver no estaba quieto del todo. Ten¨ªa estertores nada desde?ables: Britten, Jan¨¢cek, Ligeti, Busoni, Messiaen, Henze, Nono, Berio o Lachenmann, por dar algunos nombres de recalcitrantes, segu¨ªan escribiendo ¨®peras. Nada que preocupara con exceso a los enterradores oficiales, pues las obras llegaban con cuentagotas a las programaciones y pod¨ªan considerarse como simples reflejos post m¨®rtem. Pero tampoco fue as¨ª: la bestia respiraba, aunque se le negara el alta m¨¦dica.
En Espa?a, la generaci¨®n "veterana", activa desde la d¨¦cada de los sesenta, tambi¨¦n segu¨ªa (y sigue) escribiendo ¨®pera: Luis de Pablo, Crist¨®bal Halffter, Joan Guinjoan, Josep Soler o Carles Santos son buenos ejemplos. Pero aqu¨ª desplazamos el foco a la generaci¨®n m¨¢s joven de compositores espa?oles. Y la primera conclusi¨®n a la que llegamos es que de la supuesta "muerte de la ¨®pera", nada de nada. Es m¨¢s, en lo que va de siglo XXI parece experimentar un renacimiento. Hoy los autores encuentran en el g¨¦nero unas posibilidades expresivas que les permiten recuperar algo que la m¨²sica contempor¨¢nea parec¨ªa negarse a s¨ª misma, enfrascada como estaba en la reflexi¨®n sobre su propio lenguaje: la comunicaci¨®n con el p¨²blico.
Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez-Verd¨² (Algeciras, 1968) obtuvo en mayo del a?o pasado un ¨¦xito notable con el estreno en el Teatro Real de El viaje a Simorgh, ¨®pera inspirada en la novela de Juan Goytisolo Las virtudes del p¨¢jaro solitario. Antes, hab¨ªa abordado el g¨¦nero en tres ocasiones: Cuerpos deshabitados (2003), Silence (2005) y Gramma (2006), estrenadas en Alemania y Suiza. En mayo pr¨®ximo llevar¨¢ al Teatro de la Zarzuela un nuevo t¨ªtulo, esta vez basado en un libro de Carlos Fuentes.
"La ¨®pera es un g¨¦nero ligado a la burgues¨ªa y el estructuralismo pretendi¨® romper ese v¨ªnculo. Hubo muchos excesos dogm¨¢ticos, pero no lo consigui¨®. Hoy el 95% de las programaciones estables espa?olas siguen ancladas al siglo XIX. El repertorio debe ampliarse en todas las direcciones, no s¨®lo en la direcci¨®n contempor¨¢nea sino tambi¨¦n hacia la Edad Media y el Barroco. Personalmente me siento m¨¢s pr¨®ximo a Monteverdi que a Bruckner". ?Qu¨¦ har¨ªa falta para romper las viejas inercias? "Convicci¨®n por parte de programadores e int¨¦rpretes. Pero eso lo da la tradici¨®n: Alemania, con m¨¢s de sesenta teatros con programaci¨®n l¨ªrica estable, estrena m¨¢s que Espa?a. Pero el p¨²blico, el de all¨ª como el de aqu¨ª, tiene derecho a conocer la m¨²sica actual", se?ala S¨¢nchez-Verd¨².
Tambi¨¦n Agust¨ª Charles (Manresa, 1960) estren¨® antes en Alemania que en Espa?a, aunque la obra le fue encargada por el Festival d'?pera de Butxaca [de bolsillo], activo ciclo radicado en Barcelona especializado en el peque?o formato desde su nacimiento en 1993. Charles no hab¨ªa abordado antes el g¨¦nero. La Cuzzoni, sobre un libreto de Marc Rosich, es una ¨®pera "casi bufa" que trata de la decrepitud de una diva del siglo XVIII. Estrenada en Darmstadt el a?o pasado, ha tenido varias reposiciones y en mayo lleg¨® al Teatro Alb¨¦niz. Charles trabaja ya en un nuevo t¨ªtulo sobre Lord Byron que se estrenar¨¢ en la misma ciudad alemana hacia finales de 2010.
El compositor se muestra comprensivo con la renuencia de los programadores hacia este tipo de obras. "Les entiendo, porque un fracaso en ¨®pera es mucho m¨¢s sonado que el de una obra instrumental. Mucha m¨²sica contempor¨¢nea ha pecado de haber sido escrita por y para compositores. En la d¨¦cada de los cincuenta parec¨ªa que cuanto menos gustaba una obra al p¨²blico, mejor hab¨ªa de ser. En ¨®pera escribir bien no es suficiente, adem¨¢s hay que comunicar". En su opini¨®n, ha habido problemas de expresi¨®n: "Al carecer de tradici¨®n, hemos importado a nuestros idiomas [el libreto de La Cuzzoni est¨¢ en catal¨¢n] inflexiones de otras partes, principalmente de Alemania e Italia. Debemos hacer un esfuerzo para crear nuestros propios referentes, en lugar de imitarlos". En la ¨®pera ve el futuro de la creaci¨®n actual: "Es el g¨¦nero audiovisual por excelencia, una pel¨ªcula en directo. Ello no quiere decir hacer concesiones de estilo, pero negarse a la comunicaci¨®n nos ha pasado una factura muy cara. Creo que se est¨¢ produciendo un cambio generacional en este sentido".
Tambi¨¦n Enric Palomar (Badalona, 1964) procede de la ¨®pera de peque?o formato, con dos t¨ªtulos ya en cat¨¢logo: Ruleta y Juana. Ahora se apresta a dar el salto al "g¨¦nero grande": hace tres a?os, la direcci¨®n del Liceo de Barcelona le encarg¨® que pusiera m¨²sica a La cabeza del Bautista, adaptaci¨®n de la pieza hom¨®nima de Valle-Incl¨¢n. El estreno est¨¢ previsto para el pr¨®ximo marzo. "La direcci¨®n art¨ªstica del teatro conoc¨ªa mis dos obras anteriores y pens¨® que el libreto se adaptar¨ªa bien a mi m¨²sica. As¨ª ha sido". Palomar no abandona la composici¨®n instrumental, pero cree que corren malos tiempos para ella. "La d¨¦cada de los noventa fue buena para la m¨²sica de auditorio y no tanto para la esc¨¦nica, hoy es al rev¨¦s. Creo que este cambio se debe a la superaci¨®n de la soberbia intelectual de las vanguardias tras la Segunda Guerra Mundial. Se comprende la radicalidad, especialmente en el caso alem¨¢n, que necesitaba romper con su pasado, pero cay¨® en muchos excesos dogm¨¢ticos. Lo hemos pagado muy caro todos, creadores y p¨²blico".
H¨¦ctor Parra (Barcelona, 1976) tiene una sola experiencia en el terreno de la m¨²sica esc¨¦nica, impulsada por otro activo ciclo con sede en Madrid, operadhoy. Coproducida con el Festival de Salzburgo, donde se representar¨¢ pr¨®ximamente, Zangezi se estren¨® en junio del a?o pasado en el Teatro Alb¨¦niz de Madrid. Obra de peque?o formato (una soprano, tres actores, m¨²sica electr¨®nica), est¨¢ basada en una obra del poeta futurista ruso Velimir Khlebnikov. Parra trabaja actualmente en otra producci¨®n, Hypermusic Prologue, para conjunto instrumental, soprano, bar¨ªtono y m¨²sica electr¨®nica en vivo. En este caso el tema son los mundos multidimensionales modelados por la f¨ªsica de Harvard Lisa Randall. El estreno ser¨¢ el 15 de junio en el Centro Pompidou de Par¨ªs, con el prestigioso Ensemble Intercontemporain fundado por Pierre Boulez. Luego viajar¨¢ a Madrid, Barcelona y Bruselas.
"La coproducci¨®n internacional es la mejor garant¨ªa de asegurar que los proyectos salgan adelante, as¨ª como su calidad art¨ªstica. La ¨®pera de nueva creaci¨®n vive un momento inmejorable". ?En qu¨¦ basa ese optimismo? "A mi modo de ver, es el g¨¦nero que se corresponde mejor con la esencia humana, que vincula planos diversos en el cerebro. Hace confluir ideas y formas distintas de entender la vida en la misma obra".
El ¨²ltimo encuestado, el m¨¢s veterano, es Benet Casablancas (Sabadell, 1956). Est¨¢ escribiendo su primera ¨®pera. Io. El fin del mundo como obra de arte, basada en el libro de Rafael Argullol (el propio escritor est¨¢ elaborando el libreto). Se trata de una obra grande (90 minutos), para orquesta sinf¨®nica, coro, cuerpo de baile y solistas. Casablancas cuenta con tenerla lista hacia finales de 2013. No es para nada un ne¨®fito en el terreno del teatro musical: sus Siete escenas de Hamlet, que por cierto se presentar¨¢n en Barbican Center de Londres el 24 de octubre con la Orqueta Sinf¨®nica de la BBC, nacieron como una producci¨®n camer¨ªstica en 1989, en un Teatre Lliure todav¨ªa dirigido por Fabi¨¤ Puigserver. Confiesa el compositor que no hab¨ªa abordado antes el g¨¦nero "por pudor". "Es un oficio complejo, hay que acercarse a ¨¦l con mucho respeto. A menudo, en la ¨®pera se encuentran las obras cumbre de muchos compositores. Es el caso de Jan¨¢cek o de Dvorak". Casablancas pone el acento en la calidad de la composici¨®n: "Durante a?os, la renovaci¨®n de la ¨®pera pareci¨® que no pod¨ªa venir m¨¢s que de las reinterpretaciones del repertorio m¨¢s trillado. Una impostura. Queda mucha ¨®pera buena todav¨ªa por estrenar". ?l tambi¨¦n cree que la m¨²sica contempor¨¢nea se hab¨ªa alejado con exceso del receptor: "El ensayo de Alessandro Baricco [El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin], que contiene muchas trampas, en eso lleva raz¨®n: el divorcio entre obra y p¨²blico se hab¨ªa hecho insostenible. El exceso de dirigismo nos hab¨ªa llevado a un callej¨®n sin salida. Eso ha ido cambiando desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn". -
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