La Diagonal desde el tranv¨ªa
Seguro que no todos los lectores recuerdan uno de los proyectos fara¨®nicos que hubo en la ¨¦poca del alcalde se?or Porcioles: horadar un t¨²nel bajo la Diagonal para el tr¨¢fico rodado. Como ya entonces en el gran paseo no cab¨ªan ni los coches oficiales, nuestros pensadores p¨²blicos tomaron dos medidas: una fue permitir el aparcamiento en las aceras, lo que dur¨® poco porque los peatones ten¨ªan que avanzar colg¨¢ndose de las farolas. La segunda, abrir un t¨²nel para los coches, de modo que se pudieran ampliar los paseos laterales y en ellos cupieran al menos un urbano, un cochecito de ni?o y un poeta.
Pero los pensadores p¨²blicos dijeron al final no al t¨²nel, los paseos laterales de la Diagonal se hicieron cada vez m¨¢s angostos, las motos los ocuparon para aparcar y la llegada del carril bici desplaz¨® a los urbanos (que ya no se ven), borr¨® del mapa los cochecitos de ni?o y oblig¨® a darse a la fuga a los que a¨²n quer¨ªan ser poetas.
Barcelona se construye y se destruye, pues todo est¨¢ tan planificado que es imprevisible
Por lo tanto, la Diagonal muri¨® como paseo, de la misma forma que antes hab¨ªan ido muriendo otros: el m¨¢s virtuoso el paseo de Gr¨¤cia, a pesar de que se hicieron grandes esfuerzos para salvarlo, ampliando las aceras y suprimiendo las v¨ªas laterales de los tranv¨ªas de anta?o. Precisamente la supresi¨®n de los tranv¨ªas permiti¨® so?ar en grandes espacios p¨²blicos donde se cultivar¨ªa el noble arte de ir a pie, que ya se iba olvidando. Incluso ser¨ªa posible avanzar junto al carril bici y llegar entero a casa.
Pero el espacio que antes ocupaba el tranv¨ªa fue necesario para otro carril, el del bus. Como por la calzada ya no se pod¨ªa avanzar, el pensamiento p¨²blico cre¨® otro circuito exclusivo para los autobuses, tan ancho como el que ocupaban los veh¨ªculos de anta?o. Eso hizo que alg¨²n cr¨®nicas de la ¨¦poca escribiera: "A ver si resulta que hemos vuelto a inventar el tranv¨ªa...".
El viejo cronista ten¨ªa toda la raz¨®n del mundo, aunque supongo que s¨®lo lo premiaron con la jubilaci¨®n anticipada. Porque en la Diagonal hemos vuelto a inventar el tranv¨ªa dos veces m¨¢s: una de Francesc Maci¨¤ hacia arriba, y otra de Francesc Maci¨¤ hacia abajo. Por una de las v¨ªas m¨¢s abarrotadas de la ciudad, que permite cruzarla de lado a lado, deber¨¢ encontrarse espacios para unos veh¨ªculos que no ser¨¢n como los de anta?o. Pero impondr¨¢n al tr¨¢fico unas restricciones que nuestros pensadores municipales quisieron evitar hace ya docenas de a?os. Nuestra ciudad continuamente se construye y se destruye, pues en ella todo est¨¢ tan planificado que es imprevisible.
Destruimos los tranv¨ªas y los estamos reconstruyendo; construimos el paso elevado de Travessera y lo destruimos luego; construimos el anillo de la plaza de las Gl¨°ries -que para el visionario Cerd¨¤ tendr¨ªa que ser el centro de la ciudad- y ahora lo enviaremos al suelo. Las ingentes cantidades de dinero de cada proyecto -comisiones incluidas- se gastaron para volverlas a gastar en el proyecto contrario.
Claro que se nos promete -o m¨¢s bien se nos hace so?ar- una Diagonal m¨¢s ancha para los peatones, pero todos presentimos que por esa Diagonal tendremos que seguir caminando -paseando- en fila india.
Adem¨¢s, los coches que no quepan por la Diagonal tendr¨¢n que desviarse a la fuerza por las calles paralelas, de modo que me temo que el caos circulatorio se va a multiplicar, y no va a quedar en Barcelona ninguna calle en estado de buena esperanza. A todas las voces que hoy se alzan contra el proyecto, no creo que les falte raz¨®n ni sean m¨¢s in¨²tiles que las de los pensadores p¨²blicos.
Pero yo quisiera transmitir un poco de esperanza: las cosas que ya se hab¨ªan abandonado, resucitan y son mejores que nunca. Sirva como ejemplo el puente a¨¦reo, que tomaban todos los que dec¨ªan ser algo en esta vida, y el tren a Madrid, que s¨®lo tomaban los que hab¨ªan perdido el reloj.
Hoy el AVE es tan bueno que el Puente A¨¦reo van a tener que anunciarlo en la tele. Dentro de a?os -no s¨¦ si lo veremos- se volver¨¢n a considerar anticuados los tranv¨ªas, pero habr¨¢ magn¨ªficas pistas para patines a pilas, que hoy nos hacen sonre¨ªr. Eso s¨ª, los peatones seguiremos paseando por el gran paseo en fila india.
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