La nueva cara del viejo emporio de los narcos
Un grupo de toxic¨®manos trabaja en la vendimia del Pazo Bai¨®n
Preocupado por llegar puntual al trabajo y demostrar que ser toxic¨®mano no es un obst¨¢culo para hacerlo bien, Manuel bebi¨® el caf¨¦ y olvid¨® la pastilla de metadona sobre la mesa de la cocina. Tiene que regresar a casa para ingerir esa dosis de la que a diario depende desde hace siete a?os, el ¨²nico tratamiento que le mantiene alejado de una larga adicci¨®n a las drogas que comenz¨® cuando era un adolescente.
Hace apenas una semana su vida dio un vuelco inesperado cuando le llamaron del Ministerio de Sanidad para ofrecerle un contrato de vendimiador en el Pazo de Bai¨®n, el inmenso emporio que el Estado decomis¨® al narcotraficante Laureano Oubi?a y que acaba de comprar la bodega gallega Condes de Albarei por 15 millones de euros.
Es el primer proyecto de empleo del Plan Nacional sobre Drogas
?l y otros ocho compa?eros forman parte del primer proyecto de empleo impulsado por el Plan Nacional sobre Drogas (PND) para favorecer la integraci¨®n laboral de toxic¨®manos en propiedades embargadas por blanqueo de dinero. Una obra social que pretende "hacer justicia" a las v¨ªctimas del narcotr¨¢fico y cuyos resultados, en cuanto a eficiencia y rendimiento, sorprendieron a los responsables de la bodega, que han decidido aumentar la oferta laboral para la pr¨®xima vendimia.
Condes de Albarei destina un 5% de sus ingresos a estos programas, una aportaci¨®n anual que exigi¨® el Estado a las empresas que concursaron en la subasta del pazo
Manuel se disculpa con el gerente de pazo y ¨¦ste se ofrece a llevarlo a casa. "Nunca me hab¨ªa pasado esto, ojal¨¢ pudiera prescindir de la dosis, aunque cada d¨ªa me queda menos, espero", comenta en el trayecto. ?l hab¨ªa estado varias veces en el Pazo de Bai¨®n, donde conoci¨® personalmente a Laureano Oubi?a. "De aquello ya pasaron muchos a?os, cuando yo estaba metido en los tejemanejes de consumir, vender o contar billetes. Ahora estoy aqu¨ª en otras circunstancias y creo que es una forma de hacernos justicia, porque, aunque cada uno es muy libre de elegir su destino, hemos contribuido a que estos se?ores tuvieran estas mansiones".
De regreso al pazo, Manuel se incorpora al grupo que tiene asignado uno de los sectores de las 22 hect¨¢reas de vi?edo, la mayor extensi¨®n de albari?o de la denominaci¨®n de origen R¨ªas Baixas en toda la comarca del Saln¨¦s.
"Tengo 47 a?os y es una experiencia incre¨ªble poder trabajar aqu¨ª y que nos traten como a los dem¨¢s, la mejor oportunidad que nadie nos dio jam¨¢s. Los empresarios, de entrada, nos rechazan porque somos toxic¨®manos, y nadie nos da una alternativa. Y nosotros no queremos deambular por la calle, ociosos, sin un oficio, s¨®lo pedimos un trabajo".
Moncho, Gerardo y Santiago tambi¨¦n se lamentan de la falta de oportunidades mientras manejan la tijera y limpian los racimos, amenizando la recogida con la m¨²sica de un transistor. Dicen que con el "curr¨ªculo de toxic¨®mano" la respuesta nunca es un no, siempre es el "ya te llamaremos", "d¨¦janos el tel¨¦fono", "tenemos la plantilla llena", incluso han sido rechazados como mariscadores.
"Los pol¨ªticos ten¨ªan que haber hecho esto antes, porque ahora, al fin, sentimos que nos est¨¢n abriendo las puertas despu¨¦s de tantos a?os, aunque sea por unos d¨ªas y con un trato inmejorable por parte de la empresa. Estamos demostrando que no queremos ayudas, queremos trabajo", dicen.
La mayor¨ªa est¨¢n en la ¨²ltima fase de su tratamiento y ya est¨¢n recibiendo la mitad de la dosis, o menos.
"Que la penitencia la lleven ellos"
Rosa es la ¨²nica mujer del grupo, tiene 40 a?os y dos hijos de corta edad. Mientras habla, corta y pone las uvas en las cajas. "Antes de venir aqu¨ª llam¨¦ a otra bodega, por si hab¨ªa un trabajo de vendimiadora, pero no me quisieron. Estamos todos muy contentos pero esto s¨®lo durar¨¢ unos d¨ªas y volveremos a la misma rutina, a esperar. Yo tambi¨¦n le pido a los pol¨ªticos que no se olviden de nosotros, que piensen qu¨¦ har¨ªan ellos con unos hijos toxic¨®manos que est¨¢n a?os luchando para salir de esto".
Isidro tiene 32 a?os y s¨®lo lleva dos en rehabilitaci¨®n. Pide que les den trabajo "con lo que los narcotraficantes han ganado" a su costa.
Fito, con 34, afirma que est¨¢ perfectamente capacitado para aceptar cualquier empleo despu¨¦s de ocho a?os "limpio, sin consumir", pero admite que el mal estado de su dentadura le condiciona. "Que esto sea una penitencia para los narcos y una oportunidad para nosotros", a?ade.
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