Wall Street esot¨¦rico
Recuerdo cuando ni en Madrid ni en otros sitios hab¨ªa cajeros autom¨¢ticos y ten¨ªa uno que marcharse de vacaciones con el dinero encima. Y tambi¨¦n eran los tiempos de los talones sin fondos. Ahora los billetes casi no los vemos, los talones los usamos en contadas ocasiones y la picaresca se ha orientado hacia las tarjetas de cr¨¦dito, que por cierto est¨¢n tardando mucho en ser sustituidas por algo que no podamos olvidarnos en casa, como una huella dactilar, por ejemplo, o simplemente la firma o la voz. La voz es algo muy personal e identificador. Ahora que la gente se cambia la cara cada dos por tres, lo ¨²nico que permanece es la voz, as¨ª que lo de la foto en el carn¨¦ ya no sirve. Como forma de control la foto es algo a extinguir. No s¨¦ c¨®mo andar¨¢ el asunto de los pasaportes en este sentido, pero imagino que habr¨¢ alg¨²n que otro problema. De pronto donde hab¨ªa una calva hay pelo, donde unas gruesas gafas no hay nada. Donde hab¨ªa unos labios finos el polic¨ªa del aeropuerto se encuentra con Scarlett Johansson. ?Me jura que ¨¦sta es usted? El reconocimiento ocular se ha vuelto muy complicado.
La pel¨ªcula 'Smoking room' es como una transici¨®n entre un antes y un despu¨¦s del humo
Todo cambia, y con el cambio desaparecen cosas y hasta las m¨¢s tontas nos pueden producir nostalgia. Los inagotables cigarrillos de Bogart, por ejemplo, y su insuperable manera de llev¨¢rselos a los labios s¨®lo comparable a la de Carrillo. Ahora nos hemos enterado de que las compa?¨ªas tabacaleras untaban a los productores o actores para que incluso fumasen en pleno quir¨®fano mientras se operaba al paciente. Y de golpe, nada de cigarrillos. Menos mal que hace unos seis a?os nos lleg¨® la pel¨ªcula Smoking room, que es algo as¨ª como una transici¨®n necesaria entre un antes y un despu¨¦s del humo. Es adem¨¢s, una de las pel¨ªculas que m¨¢s me han gustado en los ¨²ltimos tiempos. Me deslumbr¨® su inteligencia y madurez creativa, bastante inusual, espl¨¦ndida.
Sin embargo, a¨²n no est¨¢ mal visto empinar el codo en todo tipo de pel¨ªculas y series de televisi¨®n, como si el h¨ªgado tuviera menos importancia que los pulmones. Pero, ?qu¨¦ hacen los actores sin poder sostener nada en las manos?, ?qu¨¦ hacen con las manos? El que mejor sab¨ªa manejarse en esta situaci¨®n sin duda fue Cary Grant, al que le bastaba un ligero traje gris para vagar por el mundo. Tarantino por su parte ha optado porque sus personajes empu?en unas buenas espadas japonesas. Pero lo m¨¢s preocupante son los d¨®lares de papel, los billetes arrugados que hemos visto una y otra vez arrojar sobre los mostradores de los bares. La visa ha acabado con este momento.
Este era un detalle de cine que lo alejaba de la vida real: el personaje nunca espera el cambio, ni siquiera le pregunta al camarero cu¨¢nto es. Saca unos cuantos d¨®lares y los deja caer en la mesa sin mirar. Como Robert Mitchum cuando se quitaba una camisa, la arrugaba como un papel y la lanzaba al otro lado de la habitaci¨®n para que luego la asistenta la tirara a la basura. Qu¨¦ miserable resulta revisar la cuenta en la vida real, recoger el cambio, dejar una propinilla, igual que volver al coche para asegurarnos de si hemos cerrado bien las puertas.
Aquellos d¨ªas ya no volver¨¢n. Va resultando tan anacr¨®nico ver monedas en una pel¨ªcula como a alguien fumando. Lo del dinero (esa cifra que uno tiene en el banco) es un misterio. La econom¨ªa siempre me ha apabullado, nunca he entendido nada, y ahora compruebo con horror que no era la ¨²nica. Se les ha ido de las manos hasta el punto de que Wall Street se ha convertido en algo as¨ª como la Feria Esot¨¦rica Alternativa que se est¨¢ celebrando en el Mercado Puerta de Toledo, donde los monjes del T¨ªbet y su Rimpoche har¨¢n purificaciones y puyas de sanaci¨®n, lo que de entrada no puede hacerle da?o a nadie.
Una limpieza espiritual siempre ser¨¢ algo m¨¢s tangible que lo del Ibex. Adem¨¢s, est¨¢ programada la No-terapia, que nace de la idea No-soy y que anuncia que "la rebeli¨®n espiritual de la nueva era ha nacido ya". A lo mejor por ah¨ª van los tiros. De hecho, los videntes, clarividentes, m¨¦diums (que los profanos confundimos) est¨¢n metidos en todo. Porque cuando todo falla, cuando nuestras previsiones y expectativas se vienen abajo siempre podremos experimentar la energ¨ªa del Metrat¨®n. O bien "reconectar los meridianos del cuerpo asegurando que la red celular funcione en armon¨ªa", algo que dicho as¨ª parece sencillo pero que s¨®lo se puede hacer una vez en la vida. Y c¨®mo saber si este es el mejor momento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.