El 'crash' de octubre de 2008
La desconfianza hunde las Bolsas en la peor semana de su historia - En una jornada err¨¢tica, Wall Street abre en ca¨ªda libre y al final recupera buena parte de lo perdido
Cada generaci¨®n tiene su propio hundimiento burs¨¢til, que adem¨¢s suele ser la antesala de una recesi¨®n global, o a lo peor de una depresi¨®n profunda. En el imaginario popular han quedado grabados a fuego el crash de 1929 y el lunes negro de 1987, en los que el veneno de la desconfianza provoc¨® desplomes espectaculares en los mercados y acab¨® teniendo consecuencias devastadoras sobre el resto de la econom¨ªa. Hay que conocer la historia para escapar de ella: la semana que culminaron ayer los mercados mundiales es peor incluso que las peores semanas de los meses de octubre de 1929 y 1987. En algunos aspectos, peor que ning¨²n otro crash, a la espera de que los pa¨ªses m¨¢s ricos, reunidos en Washington en un G-7 que se adivina clave, encuentren la varita m¨¢gica para salir del t¨²nel.
La crisis es m¨¢s profunda que nunca, porque afecta a varios mercados
El Dow Jones mitig¨® la ca¨ªda con la esperanza de una soluci¨®n del G-7
En una jornada de grandes vaivenes, Wall Street estuvo ayer unos minutos en ca¨ªda libre, los posteriores a una apertura demoledora. El d¨ªa anterior se hab¨ªa desplomado v¨ªctima del miedo, de los recelos, de la incertidumbre en el sistema financiero que ha desembocado en un ataque de p¨¢nico sensacional. Los planes de emergencia de las autoridades pol¨ªticas y de los grandes bancos centrales no consiguen detener la sangr¨ªa: bastaron esas dos referencias procedentes de Nueva York para que el p¨¢nico corriera como la p¨®lvora por todos los rincones del globo: Tokio, Londres y Madrid se despe?aron un 9%.
El Dow Jones se situ¨® a niveles de 10 a?os atr¨¢s, aunque a ¨²ltima hora experiment¨® una recuperaci¨®n espectacular que permite vislumbrar cierta esperanza a partir de la pr¨®xima semana. De nuevo la intervenci¨®n estatal: la Administraci¨®n Bush asegur¨® que la quiebra de Lehman no provocar¨¢ grandes quebrantos a la banca.
Pero eso fue a ¨²ltima hora. A lo largo de la jornada, Wall Street lleg¨® a perder hasta el 8% y sembr¨® el miedo en los inversores. Varios parqu¨¦s -tan alejados como Rusia, Tailandia, Austria, Rumania, Brasil e Islandia- cerraron sus puertas o suspendieron durante unas horas la cotizaci¨®n.
Los desplomes fueron la t¨®nica de la jornada en todo el mundo, en un derrumbe en cascada que coron¨® la peor semana burs¨¢til que se recuerda.
Pero no es s¨®lo una cuesti¨®n de las Bolsas, habituadas a sobreactuar para bien o para mal. Hay m¨¢s. El mercado interbancario no existe, con el sistema financiero al borde del colapso. Los mercados de bonos p¨²blicos -y sobre todo, privados-, las materias primas y el petr¨®leo cerraron tambi¨¦n una semana de pesadilla, un crash en cascada.
La crisis financiera es m¨¢s profunda que ninguna otra porque afecta a varios mercados (Bolsas, interbancario, divisas, bonos y un largo etc¨¦tera) y es m¨¢s internacional que nunca. Y la econom¨ªa real -es decir, todo el entramado no financiero- empieza a sufrir: los tres grandes grupos automovil¨ªsticos de Detroit amenazan ruina, seg¨²n Standard & Poor's, y la General Motors tuvo incluso que salir ayer al paso de las informaciones que aseguraban que iba a declararse en bancarrota. Los bancos est¨¢n en el origen y son el epicentro de las turbulencias, pero el contagio ha llegado a la construcci¨®n y a la industria en muchos pa¨ªses. Incluido Espa?a.
Como fichas de domin¨®, los desplomes burs¨¢tiles se iniciaron en Australia, barrieron los mercados asi¨¢ticos y despu¨¦s los europeos y latinoamericanos, arrastrados por los primeros minutos de Wall Street, que cedi¨® un 8% en la apertura y a una hora del cierre se dejaba a¨²n m¨¢s del 5%, aunque al final perdi¨® poco m¨¢s del 1%. Los principales parqu¨¦s europeos llegaron a caer m¨¢s del 10% a media sesi¨®n, pese a las nuevas inyecciones de liquidez de los bancos centrales en Europa y Jap¨®n. El petr¨®leo brent -de referencia en Europa- baj¨® a plomo, hasta los 73 d¨®lares por barril, lastrado por la amenaza de recesi¨®n y los temores sobre una acusada ca¨ªda de la demanda. S¨®lo el cierre de Wall Street escap¨® al p¨¢nico generalizado en los mercados.
Las acciones de los grandes Gobiernos no surten efecto, de momento. Las declaraciones tampoco, y en algunos casos incluso acent¨²an los n¨²meros rojos. El secretario del Tesoro, Henry Paulson, advirti¨® el jueves de que puede haber nuevas quiebras de bancos. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, sugiri¨® ayer la posibilidad de cerrar las grandes Bolsas. El presidente estadounidense, George W. Bush, acus¨® a la "incertidumbre y el miedo" del colapso. "Podemos resolver la crisis y devolver la estabilidad a los mercados, y lo haremos", prometi¨®. Tras esas afirmaciones, Wall Street, que hab¨ªa logrado reducir al m¨ªnimo las p¨¦rdidas, volvi¨® a retroceder con fuerza, hasta el inesperado rebote final.
Las voces m¨¢s influyentes de la econom¨ªa mundial claman por un golpe de efecto del G-7, convertido casi en la ¨²ltima bala para evitar que la situaci¨®n ca¨®tica en los mercados arrastre a la econom¨ªa. El G-7 "debe hacer algo pronto o ser¨¢ el peor desplome desde la Gran Depresi¨®n", escrib¨ªa ayer el economista Paul Krugman en The New York Times. "Adem¨¢s de un cambio radical en el liderazgo econ¨®mico, debe haber acciones pol¨ªticas radicales y coordinadas entre las econom¨ªas avanzadas y emergentes para evitar el desastre", explic¨® a Bloomberg Nouriel Roubini, que hace dos a?os fue uno de los pocos expertos que se atrevieron a predecir la crisis.
Incluso el or¨¢culo de las Bolsas durante los ¨²ltimos a?os, Alan Greenspan -se?alado ahora como el gran causante de los problemas por su pol¨ªtica monetaria al frente de la Reserva Federal- afirm¨® que los inversores s¨®lo "volver¨¢n a tomar riesgos" en torno al primer semestre de 2009, cuando se estabilice el mercado inmobiliario. Y para ello es necesaria una acci¨®n decidida del G-7, coinciden los expertos. "La crisis demuestra que los mercados no funcionan muy bien solos", resumi¨® el Nobel Joseph Stiglitz.
Las circunstancias excepcionales en las que est¨¢ sumida la econom¨ªa mundial duran ya 14 meses. El revent¨®n de la burbuja inmobiliaria norteamericana desat¨® la crisis subprime, con una gran incertidumbre sobre el alcance y la duraci¨®n del episodio que entonces se iniciaba.
Al principio, las dificultades se circunscrib¨ªan a un pu?ado de fondos de inversi¨®n e instituciones financieras, pero con el paso de los meses se han sucedido, sin soluci¨®n de continuidad, nacionalizaciones, quiebras, intervenciones de entidades, creaci¨®n de nuevos esquemas de garant¨ªas para inversores y limitaciones importantes de pr¨¢cticas de mercado, como las ventas a la baja de acciones.
EE UU puso en marcha un plan de rescate multimillonario, a los que han seguido medidas similares en Europa. Pero la situaci¨®n sigue sin normalizarse. "Las condiciones financieras se han endurecido, y la crisis se transmite as¨ª a la econom¨ªa real", explic¨® ayer Jos¨¦ Carlos D¨ªez, economista jefe de Intermoney. "Las Bolsas pueden bajar o subir mucho en un d¨ªa, pero el aut¨¦ntico problema es el colapso financiero y sus efectos sobre la econom¨ªa", afirm¨® D¨ªez.
La Bolsa espa?ola cerr¨® con una ca¨ªda del 9,1%, que eleva las p¨¦rdidas semanales al 21%. Como en otros pa¨ªses, el plan de rescate financiero no impidi¨® que los grandes bancos (Santander y BBVA) cayeran un 12%. Al margen del peligro de recesi¨®n mundial y de los problemas dom¨¦sticos en la construcci¨®n, los problemas recientes de Am¨¦rica Latina -que hasta ahora hab¨ªa capeado bien el temporal- perjudican a las grandes empresas espa?olas. Brasil y M¨¦xico salieron ayer, otra vez, a defender sus monedas.
Los analistas burs¨¢tiles no son optimistas a corto plazo. "En una situaci¨®n de p¨¢nico, de nada sirven los fundamentales, la espiral arrastra a todos los valores", explic¨® desde Londres Juergen Michels, de Citi.
En octubre de 1929, el p¨¢nico suicida en los mercados financieros acab¨® contagiando al resto de la econom¨ªa, que se sumi¨® en una gran depresi¨®n por la falta de reacci¨®n de los Gobiernos. A diferencia de entonces, tanto EE UU como los grandes Gobiernos de la eurozona y los bancos centrales de todo el mundo han empezado a reaccionar, pese a la falta de coordinaci¨®n y a las dudas sobre algunas medidas de emergencia. La llave de la situaci¨®n est¨¢ ahora en manos del G-7. "Prep¨¢rense para un s¨²per bazuca", vaticinaban los analistas de Citigroup.
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