Dopaje al servicio de inteligencia
Los f¨¢rmacos destinados a mejorar las aptitudes cognitivas en ancianos y mayores tambi¨¦n caen en manos de cient¨ªficos - Un 20% reconoce que se dopa
Hace mucho que la medicina se puso a disposici¨®n de la belleza a trav¨¦s de la cirug¨ªa est¨¦tica, y hoy se pone al servicio de la inteligencia. Una quinta parte de los cient¨ªficos encuestados por la revista Nature reconocen que se dopan para mejorar sus habilidades cognitivas, y los laboratorios trabajan en nuevos f¨¢rmacos capaces de intervenir en procesos de aprendizaje y memorizaci¨®n. El objetivo son enfermos y mayores, pero han saltado al uso cient¨ªfico. Reino Unido y EE UU piden abrir un debate sobre los l¨ªmites.
Igual que la cirug¨ªa permite modelar el f¨ªsico, ?se podr¨¢ alg¨²n d¨ªa modificar la capacidad intelectual de las personas? En la obra de Aldous Huxley, los habitantes de Un mundo feliz consumen soma, una droga que act¨²a sobre el estado de ¨¢nimo y proporciona la felicidad instant¨¢nea, facilitando el control social. No es adictivo, ni tiene efectos secundarios. Es ciencia ficci¨®n. Igual que lo es, por el momento, un posible soma que aumente el rendimiento intelectual sin efectos indeseados. Pero en el ¨¢mbito acad¨¦mico y cient¨ªfico se toman medicamentos que permiten mejorar la memoria o el aprendizaje. Son f¨¢rmacos inicialmente concebidos para tratar patolog¨ªas como el alzh¨¦imer o la hiperactividad. En personas sanas, tienen efectos secundarios y limitados.
Estas sustancias se usan tanto en fiestas como en ¨¦poca de ex¨¢menes
Un informe del Gobierno brit¨¢nico cree necesario el debate neuro¨¦tico
Algunos expertos hablan ya de "psiquiatr¨ªa cosm¨¦tica"
El m¨¢s utilizado es un medicamento para tratar la hiperactividad
Sin embargo, ante el envejecimiento de la poblaci¨®n, y el consiguiente deterioro cognitivo que conlleva, los laboratorios farmac¨¦uticos tienen ante s¨ª un gran negocio. Igual que el Botox disimula las arrugas, los investigadores se afanan en descubrir f¨¢rmacos que permitan potenciar con precisi¨®n y sin efectos secundarios los procesos neurobiol¨®gicos implicados en la memoria y el aprendizaje. Y no s¨®lo dirigidos a personas mayores o con patolog¨ªas mentales, sino tambi¨¦n para mejorar el rendimiento de quienes realizan esfuerzos intelectuales.
En una sociedad en la que la inteligencia es un valor, ?qu¨¦ implicaciones puede tener? El debate neuro¨¦tico sobre el uso de estas sustancias por parte de personas sanas va desde posiciones m¨¢s conservadoras a otras m¨¢s liberales. Si se reconoce valor a obras de artistas creadas bajo la influencia de las drogas, ?por qu¨¦ no potenciar habilidades cognitivas como la concentraci¨®n, la memoria o la vigilia para rendir m¨¢s? Si se viene consumiendo caf¨¦ o haciendo yoga para mejorar estas habilidades, ?por qu¨¦ censurar un posible f¨¢rmaco que ayudase a rendir m¨¢s? Si una sociedad reconoce el trabajo intelectual con premios como el Nobel o con becas, para los que los cient¨ªficos deben competir, ?qu¨¦ significado adquiere el potenciar el aprendizaje tomando una pastilla? ?Se puede considerar como dopaje intelectual?
Como muestra, algo que empez¨® como una broma. "Los centros del NIH (los Institutos de Salud de Estados Unidos) pedir¨¢n a todos los cient¨ªficos que quieran optar a sus ayudas y subvenciones a que pasen pruebas antidopaje para comprobar que no han tomado estimulantes cognitivos para aumentar su rendimiento intelectual". Una supuesta World Anti-Brain Doping Authority (WABDA) se encargar¨ªa de los an¨¢lisis. Es el mensaje de una nota de prensa falsa. Una fake lanzada en Internet el pasado 1 de abril, el d¨ªa de los inocentes en Estados Unidos, por Jonathan Eisen, bi¨®logo evolucionista de la Universidad de California. Comenz¨® como una travesura, pero el rumor acab¨® por extenderse por la red.
La broma apunta, sin embargo, a un debate abierto entre la comunidad cient¨ªfica. Si se controla el dopaje en deportes como el ciclismo, ?por qu¨¦ no controlarlo en la comunidad cient¨ªfica, donde tambi¨¦n compite el intelecto por conseguir becas, ayudas e incluso premios en reconocimiento de su inteligencia? Esa era la reflexi¨®n original que, seg¨²n explica Eisen, le llev¨® a colgar su broma de Internet. Sin embargo, tambi¨¦n afirma que nunca aceptar¨ªa que se realizasen ese tipo de controles.
En el ¨¢mbito acad¨¦mico, es un secreto a voces el uso de sustancias que contribuyen a mejorar habilidades cognitivas como la memoria, la concentraci¨®n y la vigilia. La revista Nature ha dibujado un retrato m¨¢s preciso con una encuesta informal a la que han respondido m¨¢s de 1.400 cient¨ªficos. Un 20% de los encuestados afirm¨® que tomaba de forma m¨¢s o menos habitual alguna sustancia para rendir mejor en sus labores intelectuales.
Entre los cient¨ªficos que consumen este tipo de sustancias, un 62% toma metilfenidato, un medicamento de prescripci¨®n que se utiliza sobre todo para tratar a ni?os que padecen trastorno de d¨¦ficit de atenci¨®n con hiperactividad (TDHA), porque potencia la capacidad de concentraci¨®n actuando, entre otros, sobre un neurotransmisor, la noradrenalina.
Un 44% de los encuestados admiti¨® consumir modafinilo, empleado b¨¢sicamente para tratar la narcolepsia. Los investigadores lo toman para mantenerse despiertos durante m¨¢s tiempo y para combatir el jetlag. Este medicamento tambi¨¦n lo utilizan algunos trabajadores por turnos. Otro 15% reconoci¨® consumir betabloqueantes como el propanolol, un medicamento que se utiliza para tratar la presi¨®n arterial alta y que relaja. El resto manifest¨® tomar una miscel¨¢nea de sustancias. Entre ellas, f¨¢rmacos inhibidores de la colinesterasa, que se emplean para mejorar la memoria en enfermos de alzh¨¦imer.
Todos ellos son medicamentos que no incrementan directamente la inteligencia, sino que ayudan a rendir m¨¢s en el trabajo y a manejar mejor el estr¨¦s. Forman parte del arsenal de f¨¢rmacos creados para tratar patolog¨ªas pero que est¨¢n pasando a formar parte de la "psiquiatr¨ªa cosm¨¦tica", explica Antoni Bulbena, jefe del servicio de psiquiatr¨ªa del Hospital del Mar de Barcelona. Y con efectos secundarios. Un 69% de los investigadores que respondieron la encuesta de Nature, afirmaron que estaban dispuestos a asumir los efectos secundarios. En definitiva, cuatro de cada cinco, independientemente de tomarlos o no, afirm¨® que un adulto sano deber¨ªa tener la libertad de decidir si consumirlos.
La British Medical Association y el Foresight, un comit¨¦ cient¨ªfico que asesora al Gobierno brit¨¢nico, han elaborado en los ¨²ltimos a?os varios informes sobre el uso de estas sustancias y el impacto que en un futuro tendr¨¢ la aparici¨®n de otras nuevas, tanto sobre la salud individual como sobre la sociedad. Aunque reconocen sus propiedades terap¨¦uticas, creen necesario realizar m¨¢s estudios para evaluar a fondo las consecuencias de su consumo en personas sanas. El informe especifica que es necesario determinar en qu¨¦ sectores ser¨ªa adecuado o no su uso, desde el trabajo por turnos, a militares (que ya los utilizan), a estudiantes o personal acad¨¦mico. Los expertos brit¨¢nicos tambi¨¦n creen necesario establecer una regulaci¨®n para que su uso sea controlado por especialistas, y sistemas para monitorizar la aparici¨®n de nuevas sustancias. M¨¢s all¨¢ de su seguridad y eficacia, creen necesario un debate bio¨¦tico entorno a su uso no m¨¦dico, en el que intervengan el Gobierno, la industria, los profesionales sanitarios, las asociaciones profesionales, los sindicatos y las autoridades educativas.
En Estados Unidos, el Gobierno tambi¨¦n se ha planteado qu¨¦ futuro puede dibujar el dopaje intelectual. All¨ª se encuentra la cara y la cruz de una misma situaci¨®n. El departamento de Defensa dio a conocer el pasado mes de agosto un informe sobre la utilidad de este tipo de sustancias a la hora de potenciar las habilidades cognitivas del ej¨¦rcito. Mientras, los responsables del National Institut for Drug Abuse (NIDA) alertan sobre las repercusiones en la salud de los j¨®venes norteamericanos, que utilizan cada vez m¨¢s estos estimulantes tanto en fiestas como en ¨¦poca de ex¨¢menes.
"Quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa, cuando hayamos aumentado nuestro conocimiento sobre c¨®mo funciona el cerebro, podamos tener intervenciones seguras que mejoren la cognici¨®n. Mientras, debemos aprender de la historia y evitar el uso innecesario de estas sustancias", afirma Nora Volkow, directora del NIDA y autoridad mundial en el conocimiento sobre los mecanismos neurobiol¨®gicos de las drogas.
En Espa?a, estos medicamentos s¨®lo se pueden consumir con receta. Sin embargo, hay quien los consigue sin ellas, en el mercado negro, en Internet o enga?ando al farmac¨¦utico. El 11,4% de las veces, lo que buscan es metilfenidato, seg¨²n datos del Observatorio de Medicamentos de Abuso (OMA) del Colegio Oficial de Farmac¨¦uticos de Barcelona. "El perfil del usuario en nuestra encuesta muestra que la mayor¨ªa son hombres: 13 de cada 15 usuarios, con edades comprendidas entre los 25 y los 35 a?os", especifica Rafael Borr¨¢s, director del OMA. En el deporte de competici¨®n, ambos estimulantes est¨¢n ya incluidos en la lista de sustancias prohibidas por la Autoridad Mundial Antidoping (WADA). Seg¨²n sus datos, en el 2007 estos potenciadores supusieron el 16% de las sustancias prohibidas detectadas en los controles, 793 casos en total. De estos, 38 fueron por consumo de metilfenidato y 13 por modafinilo.
Los m¨¦dicos consultados no se cansan de advertir de que abusar de estos medicamentos tiene contrapartidas. El cuerpo cuenta con un sistema protector que regula los niveles de dopamina o serotonina que intervienen en esta potenciaci¨®n, porque su exceso acaba desequilibrando el organismo, explica Francisco Mora, catedr¨¢tico de Fisiolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. El abuso tambi¨¦n compromete la estabilidad emocional. "La persona que toma muchos estimulantes acaba cambiando sus patrones de conducta, de repente puede estar euf¨®rico o como un pasmarote", afirma Antoni Bulbena, jefe del servicio de psiquiatr¨ªa del Hospital del Mar de Barcelona. Aumentan la posibilidad de paranoias, a lo que hay que a?adir otras posibles consecuencias, como problemas cardiacos. "Suele producir bajones. Cuando tomas un estimulante es como si tu cuerpo hubiese pedido un cr¨¦dito de energ¨ªa. Sin embargo, cuando agotas las reservas, tu cuerpo ha de devolver ese cr¨¦dito. Si le has pedido m¨¢s de lo que tienes, ocurre como en la banca, vas a la quiebra", explica Bulbena.
?Se podr¨¢n anular alg¨²n d¨ªa los indeseables efectos secundarios? Muchos cient¨ªficos dudan de que se logre un medicamento que toque lo m¨¢s ¨ªntimo del ser humano, el cerebro, sin ocasionar efectos secundarios, sin romper el fr¨¢gil equilibrio de una compleja maquinaria. "Todav¨ªa se sabe demasiado poco sobre el funcionamiento del cerebro", afirma Bulbena. "Por muy preciso que sea un medicamento, est¨¢s rompiendo un equilibrio", afirma Bulbena.
"Con el cerebro ocurre como con el genoma, conocemos algunas de sus piezas, pero a¨²n queda mucho por saber"; afirma Mar¨ªa ?ngeles del Br¨ªo, profesora de biolog¨ªa molecular de la Universidad de Oviedo y tutora del m¨¢ster en bio¨¦tica de la Universidad de Barcelona. Adem¨¢s, hay que tener en cuenta que las habilidades cognitivas del individuo tambi¨¦n se configuran con la cultural y un contexto social, a?ade.
Aunque los expertos lo vean muy lejos, muchos laboratorios investigan para dar con el soma de la inteligencia. Si los espa?oles gastan 800 millones de euros al a?o en intervenciones de cirug¨ªa est¨¦tica, ?cu¨¢nto estar¨ªamos dispuestos a gastar para mejorar nuestras habilidades cognitivas? "Las farmac¨¦uticas buscan f¨¢rmacos que mejoren la capacidad de aprender y que se puedan utilizar como efecto paliativo en personas mayores porque tienen claro que van a tener un gran n¨²mero de clientes", explica Jos¨¦ Mar¨ªa Delgado, investigador de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla.
Son medicamentos que apuntan a dianas muy concretas. Muchos de ellos, relacionados con la regulaci¨®n de otro neurotransmisor que interviene en los procesos de memorizaci¨®n y aprendizaje, el glutamato. Por ejemplo, Memory Pharmaceutics, una compa?¨ªa fundada por el premio Nobel Eric Kandel por su trabajo sobre la bioqu¨ªmica de las neuronas, investiga sobre una prote¨ªna llamada CREB que "interviene en la transcripci¨®n de genes que codifican prote¨ªnas que facilitan el aprendizaje", explica Delgado. Tambi¨¦n act¨²an sobre el glutamato las ampaquinas, sobre las que est¨¢ investigando otro laboratorio norteamericano, Cortex Pharmaceuticals. Delgado est¨¢ investigando sobre c¨®mo utilizar los antagonistas de los receptores del cannabis. Todo es investigaci¨®n b¨¢sica. "A¨²n falta mucho, todo est¨¢ muy lejos porque se est¨¢ intentando potenciar algo que todav¨ªa no sabemos bien como funciona", concluye Delgado.
?Due?os de nuestra evoluci¨®n?
Los seres humanos siempre hemos deseado mejorar nuestra condici¨®n. Si se admite la cirug¨ªa est¨¦tica, ?por qu¨¦ no la psiquiatr¨ªa est¨¦tica? M¨¢s all¨¢ de los efectos sobre la salud, hay un debate ¨¦tico. "Es como con el maquillaje, hay quien lo querr¨¢ utilizar para seducir intelectualmente o quien quiera tapar sus errores", afirma Antoni Bulbena, jefe del servicio de Psiquiatr¨ªa del Hospital del Mar de Barcelona.
?Admitir¨ªa un cient¨ªfico en p¨²blico que toma este tipo de sustancias? "A los cient¨ªficos nos cuesta reconocerlo porque nos sentimos orgullosos de nuestra inteligencia", afirma el bi¨®logo Jonathan Eisen. "Es un tema tab¨², tiene mala fama a causa de los abusos", a?ade Bulbena. "Creo que no hay manera de controlarlo. Pero es que adem¨¢s muchos artistas han hecho aut¨¦nticas obras maestras bajo el efecto de las drogas. El debate es realmente muy amplio", opina Jordi Segura, Director del Laboratorio Antidopaje IMIM de Barcelona.
El uso de estas sustancias, ?c¨®mo modificar¨ªa el concepto de trabajo intelectual? "El yoga puede ser un buen entrenamiento mental para incrementar el rendimiento y nadie lo critica, quiz¨¢ porque requiere un esfuerzo. Sin embargo, parece que el uso de potenciadores hace desaparecer ese componente de esfuerzo", afirma Bri¨®. "El uso de este tipo de medicamentos tambi¨¦n puede incidir en el desarrollo de capacidades como el compromiso o el valor del esfuerzo", a?ade ?ngeles del Bri¨®, profesora de Biolog¨ªa de la Universidad de Oviedo. "Nos hemos hecho due?os de la evoluci¨®n y la queremos hacer a nuestra manera. La cuesti¨®n es c¨®mo".
?Aumentar¨¢n las diferencias sociales entre los que tienen medios econ¨®micos para comprarlos y los que no? Hoy d¨ªa, las diferencias sociales en el acceso a la cultura ya marcan que una persona acabe desarrollando mejores habilidades cognitivas que otras.
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