El soldado y el superviviente
Una desoladora y vibrante conversaci¨®n entre los escritores Arkadi B¨¢bchenko y Emir Suljagic sobre sus respectivas experiencias en Chechenia y Srebrenica
Los dos son j¨®venes, vitales y amables. No llaman la atenci¨®n especialmente por ning¨²n rasgo pero comparten algo estremecedor en el fondo de los ojos. Cuando uno se asoma a sus miradas, ah¨ª est¨¢ lo que los hace tan singulares, una sombra, un muro, una pena indefinible, un peso, una marca. El ruso Arkadi B¨¢bchenko (Mosc¨², 1977), que fue soldado y pele¨® en Chechenia, y el bosnio musulm¨¢n Emir Suljagic (Ljubovija, 1975), superviviente de la matanza de Srebrenica, han experimentado en su propia carne, aunque con perspectivas radicalmente diferentes, el horror de la guerra. Ambos han puesto su experiencia en sendos libros conmovedores: La guerra m¨¢s cruel y Postales desde la tumba, respectivamente (los dos en C¨ªrculo de Lectores). B¨¢bchenko y Suljagic participan en las jornadas Kosmopolis en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB). EL PA?S los junt¨® ayer para que conversaran sobre sus vivencias.
B¨¢bchenko presenta 'La guerra m¨¢s cruel', y Suljagic, 'Postales desde la tumba'
"Toda mi vida tras la guerra es una enorme y total cicatriz"
Su presencia en Barcelona es uno de los platos fuertes del festival Kosmopolis
"Una vez matamos a un cr¨ªo. Una ni?a de cinco a?os. Fue casual"
En la terraza de un bar del centro, apenas resguardados de una llovizna que parec¨ªa brotar de alg¨²n gran lagrimal de la historia, pertrechados de caf¨¦s y fumando compulsivamente, se fueron adentrando en un pantano de sufrimientos y memoria. B¨¢bchenko, que est¨¢ fibroso como un atleta y luce una camiseta a rayas que inevitablemente remite a la de los Spetsnaz, las fuerzas especiales rusas, revelar¨¢ un aspecto torturado y nihilista digno de Los hermanos Karamazov. Suljagic, periodista, resultar¨¢ m¨¢s cercano hasta que la conversaci¨®n le arrastre a zonas oscuras a las que nadie que no haya vivido una masacre podr¨¢ -ni querr¨¢- seguirle. Entre ambos se generar¨¢ una asombrosa corriente de comprensi¨®n y hasta simpat¨ªa.
B¨¢bchenko. ?Quiere que hablemos de nuestras sensaciones ¨ªntimas? ?De la guerra?, ?de la muerte? ?Se puede hablar mucho rato de eso! Estuve en dos ocasiones en la guerra en Chechenia, de hecho puedo decir que viv¨ª dos guerras distintas. La primera vez fui como conscripto. Ten¨ªa 18 a?os, era un cr¨ªo, la guerra me pareci¨® un agujero negro sin esperanza. Me obligaron a ir despu¨¦s del campamento, con su dedovschina, las novatadas, en las que te romp¨ªan los dientes -como a m¨ª- o te colocaban una estrella de la gorra al rojo, candente, sobre el cuerpo; me dieron una metralleta y me dijeron: "Ataca, muchacho, y defiende el r¨¦gimen constitucional de la patria". De Chechenia s¨®lo sab¨ªa que estaba al sur. Mi unidad era el Regimiento de Artiller¨ªa Motorizada 429, conocido como Cosacos de Kub¨¢n o Mozdok-7, llev¨¢bamos Kal¨¢shnikov y lanzagranadas. No ten¨ªa amigos en el sentido de la palabra, en eso Erich Maria Remarque no dijo la verdad o nuestra guerra era diferente. Cada uno respond¨ªa de s¨ª mismo.
Suljagic. ?Qu¨¦ me provoca o¨ªr tu testimonio, Arkadi, el relato de un soldado? Hay una diferencia importante. En buena parte mi experiencia no es la guerra, sino la limpieza ¨¦tnica. En mi situaci¨®n, Arkadi, experimentaba una violencia unilateral pura y dura. Fui objeto pasivo de esa violencia por el mero hecho de haber nacido en un lugar determinado con unas caracter¨ªsticas determinadas. En esas circunstancias no tienes ninguna salida. Van a por ti s¨®lo por ser qui¨¦n eres. Yo no luch¨¦, no he matado, no he disparado. Pero lo que dices, Arkadi, me resulta familiar. Mis amigos eran soldados. Entiendo de qu¨¦ hablas.
B. Mi primera etapa no la llamar¨ªa historia de un soldado. Ni siquiera vi a los chechenos. De alguna parte sal¨ªan disparos y yo disparaba hacia all¨ª. Yo era s¨®lo carne de ca?¨®n. La segunda vez, cuando me enrol¨¦ voluntario, era mayor, ya adulto, con 23 a?os. Fue una opci¨®n personal. No experiment¨¦ el pavor horroroso de la primera vez, pod¨ªa controlarme, tomar decisiones. ?Por qu¨¦ regres¨¦? Al volver a casa la primera vez encend¨ª la tele. Piensas que la guerra est¨¢ en todas partes, que todo el mundo la vive. Y lo que vi en la televisi¨®n fue un programa del coraz¨®n, fr¨ªvolo. Me sent¨ª fuera de lugar. A dos horas de all¨ª se estaba matando gente. Cuando empez¨® la segunda guerra simplemente me fui para all¨¢. No fui a la guerra, hui de un mundo que me parec¨ªa absurdo.
S. A veces es m¨¢s dif¨ªcil sobrevivir que morir.
B. Morir es facil¨ªsimo, no hay en ello ning¨²n problema.
S. Me reconozco mucho en lo que dices. La guerra era mi vida. Me marcaba cada paso de mi vida, cada segundo, como una totalidad. Es incre¨ªble c¨®mo puedes echar de menos la intensidad de la vida durante la guerra.
B. ?Incluso como v¨ªctima?
S. Por supuesto, es una experiencia total. Las cosas que viviste entonces son irrepetibles. Puede sonar monstruoso, pero hay veces que cambiar¨ªa todo por diez minutos de entonces, experimentar de nuevo aquel mundo desaparecido que ya no existe. Volver a ver a los amigos muertos, formar parte de la comunidad que ya no existe.
B. Tienen que encerrarnos, Emir. Cogeremos una curda y quiz¨¢ nos mataremos el uno al otro.
S. Estuviste en las trincheras y la experiencia final de Chechenia es muy diferente del final de la guerra de Bosnia. Pero algo com¨²n es la fuerte sensaci¨®n de lo in¨²til y lo vano de todo.
B. No creo que las personas normales se sienten a hablar de cosas como de las que hablamos nosotros. Toda mi vida tras la guerra es una enorme y total cicatriz. De aquel Arkasha inocente que fue a la guerra la primera vez no queda ni una gota. Yo no ten¨ªa que haberme convertido en lo que soy. Tendr¨ªamos que haber vivido otras vidas, Emir. Mientras estaba en la guerra perd¨ª a mi familia, incluso un coche atropell¨® a mi perro.
EL PA?S. ?Mat¨® a alguien mientras serv¨ªa en Chechenia?
B. Creo que no. En un 95% estoy seguro de que no. Conf¨ªo en que no. Mataron a Igor, un compa?ero de Mosc¨², en una emboscada, con una ametralladora de gran calibre; se desplom¨® alcanzado por varios proyectiles y al caer le explot¨® una de sus granadas de mano. Lo estoy viendo. Perd¨ª los estribos. S¨®lo deseaba matar, a todo el mundo. Dispar¨¦ contra la gente, al azar. Seguro que no acert¨¦. Y ahora lo agradezco a Dios. [Se levanta impulsivamente para ir a buscar un cigarrillo. "Trae uno para m¨ª", le dice Suljagic, en ruso].
S. En mi caso las consecuencias no son tan obvias como para Arkadi. Duermo mal a veces. La gente me llama El Genocidi¨®logo, parece que no sea capaz de hablar de otra cosa. Sobrevivir es una responsabilidad, produce una sensaci¨®n de culpa. He deseado haber muerto all¨ª, en Srebrenica, muchas veces.
B. Una vez matamos a un cr¨ªo. Una ni?a de cinco a?os. Fue casual. Nos disparaban de una aldea. Nos tiramos al suelo. Me pareci¨® ver una sombra en la ventana de una casa. Grit¨¦: "?All¨ª!". Y all¨ª disparamos. Luego entraron los blindados. En la casa aparecieron muertas la ni?a y su abuela. No fui yo, pero tengo parte de culpa. [Sulgajic toma aire repentinamente con un fuerte ruido como de succi¨®n; B¨¢bchenko mira fijamente; es una mirada vac¨ªa].
S. Hay algo incomunicable en la guerra. Es imposible transmitir la medida en que la guerra deshumaniza al ser humano. He visto c¨®mo una persona canjeaba su anillo de bodas, lo ¨²nico que le quedaba de sus seres queridos, a cambio de un kilo de pimientos. Y c¨®mo el otro lo cog¨ªa sin escr¨²pulo alguno. La ¨²nica esperanza tras la guerra es salir creyendo a¨²n en algo, lo que sea, Dios, tu madre, tu familia. Sin esa esperanza te vuelves c¨ªnico, malvado o loco.
Cinco d¨ªas de fiesta literaria
- Gao Xingjian dio una conferencia ayer, y la Fundaci¨®n C¨ªrculo de Lectores y la galer¨ªa Senda acogen muestras de su pintura hasta finales de noviembre.
- Videoconferencia con el autor surafricano J. M. Coetzee (domingo).
- Lou Reed lee ma?ana obra de poetas catalanes. Con Laurie Anderson por videoconferencia.
- Simon Sellars, Bruce Sterling y V. Vale conversan el s¨¢bado sobre la obra de JG Ballard.
- Tzvetan Todorov habla sobre La guerra contra el terrorismo (domingo).
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