La accidentada biograf¨ªa de Maragall
Un enfrentamiento entre la familia y la editorial obliga a destruir 10.000 ejemplares
A Pasqual Maragall le gusta alardear de su car¨¢cter imprevisible. Lo cultiv¨® en su carrera como alcalde de Barcelona y lo llev¨® al l¨ªmite a su paso por la presidencia de la Generalitat. La pol¨¦mica parece sentirse a gusto junto al personaje. Y ahora amenaza con perpetuarse a su lado en las estanter¨ªas de las bibliotecas. Su ¨²ltima biograf¨ªa a punto de salir al mercado, Pasqual Maragall, el hombre y el pol¨ªtico, de Esther Tusquets y Mercedes Vilanova (Ediciones B), ha rozado la puerta de los juzgados.
"Las autoras no han respetado las condiciones previas", dice Garrigosa
Si no hay nuevos incidentes, la obra, que retrata con detalle los or¨ªgenes burgueses de los Maragall, saldr¨¢ a la venta el pr¨®ximo mi¨¦rcoles. Pero ni la forma ni el contenido se ajustan al original.
Faltan una veintena de p¨¢ginas con los textos escritos por el padre de Pasqual Maragall donde contaba la infancia del ex presidente. Sin un gran valor pol¨ªtico, la familia ha rechazado su publicaci¨®n porque se trata de "textos ¨ªntimos". Tambi¨¦n se han eliminado reflexiones del protagonista y de su mujer sobre el alzh¨¦imer que sufre el pol¨ªtico. Las autoras atribu¨ªan a un miembro de la familia la versi¨®n de que dirigentes socialistas filtraron la noticia de la enfermedad del presidente antes de que ¨¦sta fuera anunciada. De hecho, el presidente de la Generalitat, Jos¨¦ Montilla, destituy¨® fulminantemente a su delegado en Madrid, Ram¨®n Mart¨ªnez Fraile, cuando dijo, en mayo de 2007, que Maragall estaba "enfermo".
Tambi¨¦n desaparece la versi¨®n atribuida a Narc¨ªs Serra seg¨²n la cual los primeros s¨ªntomas de la enfermedad se manifestaron en Maragall antes de abandonar la presidencia. EL PA?S ha intentado verificar esta versi¨®n contactando con Serra desde la ma?ana del jueves. En las ¨²ltimas 48 horas ha estado ilocalizable, dijo ayer su portavoz. Reflexiones de familiares sobre la salud de otros miembros de los Maragall tambi¨¦n han sido borradas (un hermano de Maragall muri¨® de sobredosis). Tambi¨¦n han suavizado algunas de las facilidades que encontr¨® Maragall en la familia para combinar su resistencia pol¨ªtica con una vida desahogada.
La mutilaci¨®n es resultado de la batalla que Pasqual Maragall y su esposa, Diana Garrigosa, han emprendido contra las autoras del libro. "No se respetaron las condiciones previas", se justifica Garrigosa a EL PA?S para explicar el cambio de actitud de la familia ante una biograf¨ªa que en principio ve¨ªa con buenos ojos.
Los abogados de la familia y la editorial han pactado la destrucci¨®n de miles de ejemplares -m¨¢s de 10.000, seg¨²n fuentes de la familia- . Y habr¨¢ querella si aparece alg¨²n ejemplar.
Los condicionantes eran tres, enumera Garrigosa: ella y Maragall conced¨ªan entrevistas a las autoras a cambio de revisar, despu¨¦s, el resultado. Aportaban documentos, algunos in¨¦ditos, sin que ello fuera una autorizaci¨®n a reproducirlos ¨ªntegramente. La tercera y ¨²ltima condici¨®n es que el libro no pod¨ªa aparecer antes que las memorias oficiales que el propio Maragall editar¨¢ con RBA.
"Nada de esto se ha respetado y el resultado es un libro que tiene poco inter¨¦s", dice Garrigosa, quien niega cualquier motivaci¨®n econ¨®mica. "S¨®lo buscamos respetar la memoria de la familia", dice confes¨¢ndose "enga?ada".
Las autoras rechazan toda acusaci¨®n. Las condiciones de los Maragall no constan por escrito. Todo se pact¨® de palabra, dice la familia. "Ni hab¨ªa compromiso de revisi¨®n del libro ni se habl¨® nunca de no publicar unos documentos que la familia entrega y, ni mucho menos se nos pidi¨® publicar nuestro libro despu¨¦s de las memorias oficiales", resume Tusquets, sorprendida por la irritaci¨®n de la familia. "?Por qu¨¦ no publicar unos documentos que el padre de Maragall, Jordi, a quien trat¨¦ mucho, hab¨ªa escrito con este fin?", a?ade Vilanova.
El director editorial de Ediciones B, Ricardo Artola, dice que "por las prisas" el trabajo present¨® al final "problemas en la cubierta y en la calidad de impresi¨®n". Admite que fruto de esos errores se tuvieron que guillotinar "algunos ejemplares impresos", de los que no quiso especificar la cantidad, pero sin negar que puedan ser 10.000. En cualquier caso, lo desvincul¨® de cualquier exigencia familiar.
OTRAS BIOGRAF?AS
Abandono forzado por Zapatero
Antes del pol¨¦mico libro de Tusquets y Vilanova, el que fuera director de comunicaci¨®n de Maragall en la Generalitat, Jordi Mercader, public¨® en primavera 1.000 d¨ªas con PM. Narra con crudeza los desencuentros entre Maragall y Zapatero, en un primer momento unidos por la idea de la Espa?a federal.
Mercader sostiene que Zapatero exigi¨® la retirada a Maragall para que Converg¨¨ncia i Uni¨® diera el s¨ª a un Estatuto catal¨¢n recortado. "Maragall ya conoc¨ªa las pretensiones de CiU, pero se sorprendi¨® de que fuera Zapatero quien actuara como mensajero, aceptando t¨¢citamente la pretensi¨®n de los rivales del PSC, y se limit¨® a decir que aquel asunto no estaba encima de la mesa (...) y supongamos, tambi¨¦n, que el secretario general del PSOE demostrara que ya ten¨ªa pensado un sustituto: Jos¨¦ Montilla".
Alzh¨¦imer o el doctor alem¨¢n
El PSC espera con inter¨¦s la aparici¨®n de un tercer libro, las memorias oficiales de Maragall, quien se march¨® dando un portazo de la presidencia del partido. Las memorias las editar¨¢ RBA y comienzan con una frase, alusiva al alzh¨¦imer que sufre: "El doctor alem¨¢n de quien no quiero recordar el nombre acabar¨¢ por ganarme la partida. Lo s¨¦. Ojal¨¢ el m¨ªo sea uno de los ¨²ltimos combates que se pierdan contra esta epidemia de la humanidad que afecta el m¨¢s preciado tesoro de la persona. Pero antes que esto suceda estoy preparado para hacer una ojeada a mi vida, como si de una oda, inacabada de repente, se tratara. Y la quiero compartir con vosotros, apreciados lectores".
"Zapatero no tuvo ning¨²n gesto"
Los recortes no han acabado con todo el inter¨¦s del libro de Esther Tusquets y Mercedes Vilanova. La descripci¨®n de los Maragall en el acomodado barrio de Sant Gervasi y los forcejeos con su propio partido se narran detalladamente en la edici¨®n que finalmente saldr¨¢ a la venta.
- Desencuentro con Zapatero. El distanciamiento entre Maragall y el presidente del Gobierno fue temprano. Verano de 2004. Zapatero acababa de ser elegido presidente y Maragall llevaba apenas seis meses al frente de la Generalitat. Tras pol¨¦micas como la entrevista de Josep Llu¨ªs Carod Rovira con la c¨²pula de ETA en Perpi?¨¢n, las relaciones se enfr¨ªan. Menorca. Maragall y Garrigosa coinciden en vacaciones con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa. Los cuatro comparten una desastrosa salida de pesca. "Sonsoles se marea, pero se obstina en formar parte de la expedici¨®n, y esto les obliga a ir a un punto m¨¢s cercano, donde apenas hay atunes. De todos modos se ha producido un malentendido, porque los Maragall se dedican a la pesca del at¨²n y los Zapatero a la de la trucha. No hay truchas en el Mediterr¨¢neo, ni abundan los atunes en la zona donde el mareo de Sonsoles les fuerza a ir. S¨®lo pescan tres y procuran que los saque Zapatero. Pero es obvio que no reina ya entre los matrimonios un ambiente cordial".
- Forzado por el PSC. Es el primer libro que trata la enfermedad del ex presidente. "Una vez marginado del juego pol¨ªtico del PSC, dio rienda suelta a sus declaraciones a los medios. Ante esta situaci¨®n, y sabedores de la enfermedad que padec¨ªa, sus antiguos compa?eros no presentaron batalla. La ¨²ltima experiencia, la m¨¢s dura y definitiva, tuvo lugar cuando, sin atisbo de piedad, en noviembre de 2007, le obligaron a hacer p¨²blico su alzh¨¦imer". Las autoras, pues, acusan directamente al partido de haber forzado al presidente a explicar su enfermedad ante las c¨¢maras, como tampoco tienen reparos en acusar a los socialistas de falta de tacto con el ex presidente enfermo. Utilizan otra cita de Diana: "Ni Zapatero ni Montilla tuvieron ning¨²n gesto ante la enfermedad de Pasqual. Aunque Zapatero hab¨ªa quedado, antes, en que nos invitar¨ªa a La Moncloa cuando Pasqual dejara la Generalitat".
- Elogios al enfermo. Maragall se muestra un poco asqueado de los elogios recibidos tras hacer p¨²blica su enfermedad. "Nos reunimos con Diana, unos amigos y yo en casa. Lo discutimos y decidimos que era mejor hacerlo p¨²blico. Escrib¨ª una declaraci¨®n al d¨ªa siguiente... Me sent¨ª mucho mejor. Algunos dicen: '?Oh, qu¨¦ t¨ªo tan valiente!'. ?Valiente? A la fuerza ahorcan. A la fuerza ahorca la enfermedad y a la fuerza ahorca la maledicencia".
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