Crisis de confianza
No recuerdo desde que tengo uso de raz¨®n pol¨ªtica, es decir, desde mis a?os de adolescente en que empec¨¦ a interesarme por los asuntos p¨²blicos con una gran intensidad que no ha dejado de ir en aumento a pesar de los muchos a?os que he ido cumpliendo, no recuerdo, digo, ning¨²n momento en el que el valor de las predicciones econ¨®micas avanzadas por los organismos nacionales e internacionales, tanto p¨²blicos como privados, haya tenido tan poco valor. Desde finales del a?o pasado y, sobre todo, desde comienzo de 2008, no hay predicci¨®n econ¨®mica que resista ni siquiera un mes. Las revisiones se suceden a un ritmo cada vez m¨¢s acelerado y, como consecuencia de ello, la fiabilidad de las mismas es cada vez menor. Mucho se est¨¢ hablando de la necesidad de restaurar la confianza, que es un valor intangible pero imprescindible, a fin de que la econom¨ªa pueda recuperar el pulso, pero, a la vista de la fallida ejecutoria reciente de quienes se supone que tienen m¨¢s informaci¨®n y m¨¢s conocimientos para saber hacia donde vamos, no parece f¨¢cil que vayamos a poder conseguirlo.
Esta crisis de confianza en las previsiones econ¨®micas supone un obst¨¢culo dif¨ªcil de superar para quienes tienen que hacer pol¨ªtica econ¨®mica. Cuando el an¨¢lisis econ¨®mico no es fiable, la dificultad de hacer pol¨ªtica econ¨®mica se multiplica por mucho. La elaboraci¨®n de los presupuestos p¨²blicos de todos los niveles de nuestra f¨®rmula de gobierno, estatal, auton¨®mico y municipal lo est¨¢ poniendo de manifiesto. Es obvio que el escenario que contempl¨® el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda para la elaboraci¨®n del anteproyecto de los Presupuestos Generales del Estado de 2009 ha cambiado de manera dram¨¢tica en las ¨²ltimas semanas. Nadie contemplaba en ese momento que los grandes bancos de todo el mundo iban a estar en situaci¨®n cr¨ªtica o que el precio del barril de petr¨®leo iba a subir y bajar de la forma en que lo ha hecho, ni muchas cosas m¨¢s. En consecuencia, la fiabilidad del principal instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica es reducida.
Lo mismo le ha ocurrido a todos los consejeros de Econom¨ªa y Hacienda y a todos los responsables municipales del ¨¢rea. Las previsiones de las cuentas p¨²blicas de este a?o nacen con un d¨¦ficit de credibilidad objetivo. Se han hecho con el conocimiento del que se dispon¨ªa en el momento en que se presentaron al ¨®rgano legislativo competente para aprobarlas, pero sin garant¨ªa de que dicho conocimiento tenga la fiabilidad que ha tenido en ocasiones anteriores.
Para las comunidades aut¨®nomas, el debate presupuestario se complica todav¨ªa m¨¢s como consecuencia de que estamos en un momento en el que se tiene que tomar una decisi¨®n sobre la reforma del modelo de financiaci¨®n y hay, en consecuencia, un elemento m¨¢s de incertidumbre con el que hay que contar.
Ante una situaci¨®n como ¨¦sta los dos grandes partidos de gobierno de Espa?a han adoptado una posici¨®n completamente distinta. El PP ha puesto en marcha una estrategia de no a todo, sin entrar en matiz de tipo alguno. Los presupuestos, all¨ª donde no gobiernan, son irreales y, en consecuencia, lo ¨²nico que cabe es retirarlos y hacer unos nuevos. El PSOE, por el contrario, ha decidido que se debe dar un voto de confianza a los gobiernos auton¨®micos y municipales realmente existentes y ha renunciado a presentar enmiendas a la totalidad de los presupuestos auton¨®micos y municipales elaborados por gobiernos populares.
El debate presupuestario de este a?o se est¨¢ haciendo en condiciones completamente distintas de las de a?os anteriores y las conductas de los diferentes agentes pol¨ªticos deber¨ªan no perderlo de vista. No creo que se entienda bien que en circunstancias tan dif¨ªciles no sea posible llegar a alg¨²n tipo de acuerdo.
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