El amor imposible de Fidel Castro
La revoluci¨®n que Fidel Castro no pudo conquistar fue ella. Ocurri¨® en la v¨ªspera de la revoluci¨®n cubana, en el M¨¦xico de exiliados y trashumantes de los a?os cincuenta. Fidel entonces era un joven imberbe, de trajes y corbatas imposibles, que no se cortaba las u?as. Ella, Isabel Custodio, hija de exiliados espa?oles y nacida en Valencia, era una adolescente cuidada, de ojos grandes, que hablaba de marxismo y de vestidos de moda con la misma propiedad. Se enamoraron antes de que la revoluci¨®n comenzara a arrastrar lo que se pon¨ªa a su paso, incluido el amor. "El Che se opon¨ªa a nuestra relaci¨®n. Dec¨ªa que yo era una burguesita, que desconcentraba a Fidel, que iba a poner todo en peligro. Era muy machista. Yo era la m¨¢s joven y la que m¨¢s le discut¨ªa sobre pol¨ªtica", relata la mujer casi cincuenta a?os despu¨¦s, los mismos a?os que cumplir¨¢ la revoluci¨®n en 2009.
El romance ha estado guardado durante todo este tiempo, salvo algunas referencias con apodos y nombres ficticios en la larga lista de amores que se le atribuyen al comandante. En ellas se describe a una joven que se iba a casar con Fidel y que, justo antes de la boda, se neg¨®. Isabel, conocida en M¨¦xico como feminista y escritora, cuenta su historia en el libro El amor me absolver¨¢, un gui?o a la c¨¦lebre frase que Castro pronunciar¨ªa en el juicio por el ataque al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba: "La historia me absolver¨¢". El libro, publicado en M¨¦xico, est¨¢ pendiente de una segunda edici¨®n. "Durante mucho tiempo quisieron entrevistarme, pero no quise. Segu¨ª mi vida. Sin embargo, sent¨ªa que ten¨ªa que contarlo, y me dije: ¨¦ste es el momento. El Fidel que yo conoc¨ª no es el de ahora: era muy joven y no ten¨ªa el mundo a sus pies, era un idealista, un verdadero revolucionario", relata Custodio desde la ciudad de M¨¦xico.
LA ESCRITORA DESCRIBE a un Fidel enamoradizo, locuaz, incansable, que dorm¨ªa pocas horas y que hablaba m¨¢s de libertad y derechos que de comunismo. La pareja se conoci¨® en la c¨¢rcel. Fidel se hab¨ªa exiliado en M¨¦xico en 1955 despu¨¦s de que el Gobierno de Batista le amnistiara por el ataque del cuartel Moncada. All¨ª formar¨ªa una incipiente guerrilla con su hermano Ra¨²l y con un joven argentino que ven¨ªa recorriendo el continente en motocicleta. "Un amigo fot¨®grafo, N¨¦stor Almendros, tambi¨¦n exiliado espa?ol, me pidi¨® que le acompa?ara a tomar unas fotos de unos cubanos que hab¨ªan detenido. Yo no quer¨ªa ir porque ¨ªbamos a dar un paseo en un convertible que nos hab¨ªa dejado una amiga. N¨¦stor entr¨® y me qued¨¦ en el coche. Ten¨ªa ganas de ir al ba?o, as¨ª que entr¨¦, me encontr¨¦ un patio repleto de gente con un peque?o c¨ªrculo de personas a las que les daban la mano como si fueran de la realeza. Ah¨ª estaba ¨¦l, era el m¨¢s alto. Yo no me detuve a mirar, pero ¨¦l s¨ª", comenta Custodio. Minutos despu¨¦s, el fot¨®grafo le dir¨ªa que uno de los cubanos hab¨ªa preguntado por ella. "Se llama Fidel, dijo que te vas a casar con ¨¦l", agrega sonriente. A los pocos d¨ªas, aquel hombre de bigote min¨²sculo llamar¨ªa a su puerta.
La familia Custodio sigui¨® la ruta del exilio espa?ol: Francia, Rep¨²blica Dominicana y Cuba, de donde tambi¨¦n fueron expulsados. "Yo era una ni?a, pero me daba cuenta de todo. De Francia me acuerdo del hambre y del dolor del fr¨ªo. Una vez me puse a jugar con la nieve y se me congelaron las manos. Los m¨¦dicos pensaban que me las tendr¨ªan que cortar", recuerda Isabel. Del fr¨ªo pasaron al calor, a La Habana; all¨ª vivieron cuatro a?os, durante los cuales su padre, el dramaturgo ?lvaro Custodio, dirigi¨® la Compa?¨ªa Nacional de Teatro. "Hasta que Batista nos ech¨®. Dec¨ªa que no quer¨ªa nada de republicanos ni de comunistas. As¨ª llegamos a M¨¦xico", agrega. Sin propon¨¦rselo, su familia hab¨ªa trazado un camino de exiliados espa?oles y cubanos que conduc¨ªa a su hogar en el Distrito Federal. All¨ª se reun¨ªan a discutir y hacer lobby; entre ellos, Fidel, que lleg¨® de la mano de Isabel.
"NOS UNI? EL EXILIO. Adem¨¢s, yo era como una extraterrestre en el grupo. Era de izquierdas, pero tambi¨¦n me comportaba como una burguesa. Yo creo que le llamaba la atenci¨®n mi ingenuidad y mis conocimientos de pol¨ªtica", comenta. La historia de amor, que dur¨® nueve meses, tiene como tel¨®n de fondo la prerrevoluci¨®n en un M¨¦xico de lujos y movilizaciones sindicales. Custodio habla de la asesor¨ªa que recibieron los cubanos por parte de los exiliados espa?oles, de los entrenamientos clandestinos en monta?as cercanas y tambi¨¦n de los c¨®cteles nocturnos en mansiones donde se buscaba apoyo para la causa y donde los futuros comandantes ten¨ªan fama de no ducharse. "Yo le dec¨ªa a Fidel: o te duchas, o nada", sonr¨ªe. "Fueron d¨ªas intensos. Nos persegu¨ªa la polic¨ªa, la CIA, la gente de Batista. Apenas se dorm¨ªa. Est¨¢bamos muy juntos, quiz¨¢ por eso me gan¨¦ la antipat¨ªa de varias personas del grupo. Me ve¨ªan como a una muchachita que iba a concursar en Miss Universo", comenta Isabel. Entonces estudiaba Filosof¨ªa y Letras y se nutr¨ªa de los debates que o¨ªa en su casa. "Me sorprendi¨® que la mayor¨ªa no ten¨ªa idea de marxismo, excepto el Che. A Fidel no le escuch¨¦ hablar de comunismo; hablaba de ideales, de libertad, de un mundo mejor. Era un encantador, te envolv¨ªa con palabras", agrega.
En esos d¨ªas la secuestraron. "La gente de Batista, me agarr¨® en la calle. Estuve tres d¨ªas encerrada. Me ten¨ªan drogada, s¨®lo recuerdo que hubo un tiroteo muy fuerte y que me rescataron", comenta. Era Fidel. "Luego me enter¨¦ de que el grupo no estaba de acuerdo con el rescate, dec¨ªan que yo me lo hab¨ªa buscado por salir sola", detalla. A estas alturas, la relaci¨®n con su familia se hab¨ªa deteriorado. Su padre, quien se manten¨ªa de gira con la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, le dec¨ªa "que era una adolescente pretenciosa. ?Grupo revolucionario? ?Pero qu¨¦ idioteces te propones?". Isabel continu¨®. Fidel le propuso matrimonio con anillo incluido; ¨¦l ya ven¨ªa de un divorcio con la madre de su hijo Fidelito, Mirta D¨ªaz-Balart. Ambos anunciaron el compromiso en una fiesta de revolucionarios y alta sociedad, pero, minutos despu¨¦s, ella cancel¨® la boda. "No voy a decir el porqu¨¦. S¨®lo que yo era muy joven y ten¨ªa muchas presiones", comenta.
En algunas biograf¨ªas no oficiales del l¨ªder cubano se se?ala que, despu¨¦s de aquel rechazo, Fidel jur¨® no enamorarse nunca m¨¢s. Isabel, por su parte, se casar¨ªa cuatro veces. La primera vez, a los pocos meses de que Castro desembarcara con el Granma en las playas cubanas. Sobre el Fidel posrevoluci¨®n prefiere no opinar. "Mi historia es la del Fidel anterior a todo lo que vino despu¨¦s", zanja la pregunta. Tampoco admite que haya tenido alg¨²n v¨ªnculo o comunicaci¨®n posterior, como si aquella noche de la fiesta hubiesen definido su futuro. Ella se dedic¨® al activismo y a codirigir una de las revistas feministas m¨¢s antiguas de Latinoam¨¦rica, Fem. "Me hubiese gustado participar en una revoluci¨®n, aunque de alguna manera particip¨¦ en la preparaci¨®n de una. Todos vamos cambiando, yo no soy la misma chica de aquella ¨¦poca", confiesa detr¨¢s de su cabello incendiado y su voz delicada. Su ¨²ltima novela, La Tiznada, cuenta la historia de una m¨¦dica hacendada que se mete a luchar en las huestes de Pancho Villa.
"El Che me insist¨ªa que dejara a Fidel por el bien de la revoluci¨®n. No s¨¦ si ten¨ªa raz¨®n", comenta. Fidel fue su primer amor y, quiz¨¢, el ¨²ltimo para ¨¦l.
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