El reino de los cerdos
Un libro que deber¨ªa ser de lectura obligatoria para todos los pol¨ªticos, pero especialmente para aquellos que pretenden verse como liberadores, es Rebeli¨®n en la granja, de George Orwell. Par¨¢bola por excelencia de los autoritarismos del siglo XX, el libro trata de una sublevaci¨®n de animales contra granjeros y el establecimiento de un nuevo modelo pol¨ªtico basado en la igualdad y la justicia. Al final del libro, los dirigentes de la revoluci¨®n, los cerdos, se han vuelto como sus antiguos amos humanos. Comparten un fest¨ªn, mientras el resto de los animales les miran por la ventana, incapaces de distinguir entre los unos y los otros.
Daniel Ortega y el resto de los dirigentes del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN) seguramente no hayan le¨ªdo la obra de Orwell, pero lo que s¨ª han hecho es escenificarla en la vida real. Cuando el FSLN lleg¨® al poder en Nicaragua en 1979, tras dirigir la insurrecci¨®n contra el dictador Anastasio Somoza Debayle, se gan¨® la admiraci¨®n de toda la izquierda mundial. Eran j¨®venes, rom¨¢nticos, idealistas. Pese a la guerra contrarrevolucionaria que financi¨® y dirigi¨® "el imperialismo yanqui", en versi¨®n Ronald Reagan, Managua fue durante los a?os ochenta una ciudad de juerga en la que no era inusual toparse a la medianoche con dirigentes revolucionarios que en plan po¨¦tico, tras unos cuantos Nica libres, confesaban el sue?o sandinista de convertir el esp¨ªritu de Par¨ªs del 68 en realidad, de perfeccionar el modelo socialista que el estalinismo hab¨ªa traicionado.
El r¨¦gimen que preside Daniel Ortega es un himno al cinismo
Hoy en Nicaragua, dos a?os despu¨¦s de la vuelta al poder del sandinismo, no hay ni ideales, ni poes¨ªa, ni romance. El r¨¦gimen que preside Ortega es un himno al cinismo. El indisimulado pirateo de las elecciones municipales que se acaban de celebrar es nada m¨¢s que la expresi¨®n m¨¢s reciente de un modus operandi que se define por la cara dura y cuyo primer y ¨²nico objetivo es el poder.
Se vio venir durante la campa?a electoral de 2006 cuando a Ortega, un declarado ateo durante los a?os revolucionarios, se le dio por aparecer en primera fila en las misas de su antiguo archienemigo, el cardenal Obando y Bravo, ante quien se cas¨® con su compa?era sentimental y compinche pol¨ªtica de muchos a?os, Rosario Murillo, cuya hija fue objetivo de acoso sexual del mismo Ortega desde su ni?ez.
Hoy los que le critican en los medios viven amenazados, primero entre ellos Carlos Fernando Chamorro, ex militante sandinista cuyo padre, antiguo director del opositor diario La Prensa, fue asesinado por Somoza. El c¨ªrculo orwelliano se ha cerrado. El discurso es diferente, y m¨¢s hip¨®crita, pero los m¨¦todos son los mismos y, mientras el presidente y sus ac¨®litos se enriquecen, Nicaragua sigue siendo el pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica Latina. El sandinismo de Ortega ha convertido a Nicaragua en el reino de los cerdos de Orwell, aquel donde "todos somos iguales, pero algunos somos m¨¢s iguales que otros".
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