"No subestim¨¦is el poder de la fuerza"
Llega a Madrid la gran exposici¨®n que seduce a los fan¨¢ticos de la saga de 'La guerra de las galaxias'
Puede parecer un sacrilegio, pero al igual que "En un lugar de La Mancha", "Durante mucho tiempo me acost¨¦ temprano", "Llamadme Ismael" o, por qu¨¦ no, "Toda la Galia est¨¢ ocupada por los romanos, toda no...", la frase "Hace muchos a?os, en una galaxia muy muy lejana", justo antes de que unas letras amarillas se pierdan en el horizonte de un cielo estrellado con la m¨²sica de John Williams como fondo, forma parte de los grandes hallazgos de la cultura universal, de aquellos comienzos que prometen el inicio de un nuevo mundo.
Las dos trilog¨ªas que arrancaron con La guerra de las galaxias (1977), sobre todo la primera (que es la segunda en realidad), cambiaron la historia del cine y marcaron la memoria de varias generaciones, que se emocionan a¨²n al escuchar "Que la fuerza te acompa?e" y guardan entre sus recuerdos m¨¢s preciosos la primera vez que vieron despegar al Halc¨®n Milenario. Tambi¨¦n son capaces de entender qu¨¦ significan los pitidos de R2D2 y los gru?idos de Chewaka, y pueden localizar Tatooine o la Estrella de la Muerte.
La muestra recopila 245 objetos originales de la doble trilog¨ªa
All¨ª est¨¢ la pareja de robots m¨¢s brillante de la historia: R2D2 y C3PO
Una escuela Jedi ofrece cursos de hora a los visitantes
Hay una ausencia: el Halc¨®n Milenario, la chatarra m¨¢s r¨¢pida de la galaxia
La exposici¨®n Star Wars,
que se inaugura hoy en el Centro Arte Canal y que se prolongar¨¢ hasta el 15 de marzo, recopila 245 objetos originales de la doble trilog¨ªa -para algunos s¨®lo existe la primera: lo otro es una especie de festival de todo lo que se puede hacer con un ordenador-, algunos tan importantes como extractos del story board de los momentos clave de la galaxia (como la destrucci¨®n de la Estrella de la Muerte), una especie de Biblia de Gutenberg para los fan¨¢ticos, o dibujos de Ralph McQuarrie, el dise?ador de gran parte de los personajes y escenarios de la trilog¨ªa original.
El gran m¨¦rito de George Lucas no consiste s¨®lo en -sin haber cumplido los 30 a?os- convencer a la 20th Century Fox para que le financiase un proyecto que parec¨ªa un disparate y lograr que Alec Guiness, el primer Obi-Wan Kenobi, maestro Jedi, exclamase "?Qu¨¦ la fuerza te acompa?e!" -la leyenda dice que el genial actor no par¨® de refunfu?ar durante el rodaje en T¨²nez porque consideraba que el gui¨®n estaba lleno de frases est¨²pidas-, sino en la creaci¨®n de un mundo desde la nada.
"Cuando se estren¨® La guerra de las galaxias me qued¨¦ en ¨¦xtasis. La fascinaci¨®n no vino desde el punto de vista de la historia, sino del visual", escribi¨® el gran dibujante Moebius. Por eso esta exposici¨®n, montada por la compa?¨ªa de Lucas, Industrial Light and Magic, y que ha recibido ya un mill¨®n de visitantes tras su paso por cinco ciudades europeas, es extraordinaria, ya que muestra todo ese poder visual, desde el malvado Darth Vader (es dif¨ªcil no estremecerse ante la respiraci¨®n entrecortada que surge de esa m¨¢scara negra) hasta las extra?as criaturas que pueblan esa galaxia.
La muestra est¨¢ dividida por planetas y tiene la estructura de una gran nave espacial. En el hall espera una de las parejas m¨¢s brillantes de la historia del cine, los robots R2D2, ese peque?o cabezudo con el actor Kenny Baker dentro, testarudo, inteligente y leal, y C3PO, el androide de protocolo m¨¢s pesado de la galaxia, capaz de entender tres millones de formas de comunicaci¨®n y de hablar en todas ellas. Luego, estalla todo el universo: desde el famoso biquini dorado que la princesa Leia luce en El retorno del Jedi -el homenaje que recibe en uno de los mejores episodios de la serie Friends demuestra hasta qu¨¦ punto es un mito que cal¨® en una generaci¨®n- hasta el mu?eco de Yoda, al que puso voz Frank Oz, pasando por trajes, decorados, proyecciones, maquetas...
Para aquellos que no se sepan todos los avatares de la saga de la familia Skywalker, porque eso es de lo que tratan las seis pel¨ªculas (ya lo escribi¨® Tolst¨®i en Ana Karenina: "Todas las familias felices son iguales, pero cada familia es infeliz a su manera" y los Skywalker son muy muy infelices), la muestra est¨¢ llena de paneles explicativos.
Tambi¨¦n hay una escuela Jedi en la que, por el mismo precio de la entrada (10 euros y 5 para grupos), se recibe un curso de un cuarto de hora -insuficiente para aprender los caminos de la fuerza, pero suficiente para entender la filosof¨ªa que oculta la famosa frase de Yoda: "Hazlo o no lo hagas, pero no intentes"- y una tienda de recuerdos que puede dejar temblando muchos bolsillos.
La genialidad de Lucas consiste en que todo en la saga es copiado pero original: las tropas espaciales son los nazis, el relato es un cuento con la leyenda art¨²rica como tel¨®n de fondo (la historia de alguien elegido para salvar el mundo, aunque en este caso Exc¨¢libur sea una espada l¨¢ser), los cl¨¢sicos de la ciencia-ficci¨®n se mezclan con los del cine, el western con Flash Gordon, Ray Bradbury con Tolkien... Es un traje nuevo formado con retazos.
En aquellos momentos, en 1977, con Estados Unidos todav¨ªa sacudido por Vietnam, nadie crey¨® en el proyecto, un relato de hadas ambientado en el espacio, ni siquiera la 20th Century Fox. De hecho, tanto Lucas como los protagonistas aceptaron trabajar por un sueldo m¨ªnimo a cambio de un porcentaje en los beneficios, tanto del filme como del merchandising (otro invento de la factor¨ªa). Fue la pel¨ªcula que tard¨® menos en recaudar 100 millones de d¨®lares, cuando su presupuesto fue de 11. Y cambi¨® la historia del cine, la forma de imaginar el universo, primero con efectos especiales cl¨¢sicos al m¨¢s puro estilo Ray Harryhausen y luego con delirios de ordenador que han conectado con el lenguaje de los videojuegos. Ya lo dijo Darth Vader: "No subestim¨¦is el poder de la fuerza".
La primera trilog¨ªa -La guerra de las galaxias, El imperio contraataca y El retorno del Jedi- se rod¨® entre 1977 y 1983, aunque Lucas s¨®lo dirigi¨® la primera entrega. En la exposici¨®n ocupa un lugar esencial, aunque hay un fallo imperdonable: falta el Halc¨®n Milenario, la chatarra m¨¢s r¨¢pida de la galaxia, y Han Solo, el contrabandista que, como los h¨¦roes a pesar de ellos de las pel¨ªculas del Oeste, acaba por sumarse a la lucha contra el Imperio, no ocupa el lugar que merece, tal vez porque no aparece en la segunda trilog¨ªa, que, cronol¨®gicamente, es la primera. En 1999, despu¨¦s de que los efectos especiales diesen un salto de gigante gracias a las t¨¦cnicas digitales, Lucas decidi¨® resucitar la saga con La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los Sith. Los que crecieron con la primera parte creen que de esta segunda trilog¨ªa s¨®lo se salvan una frase -Yoda: "El miedo es el camino al reverso tenebroso. El miedo conduce a la ira, la ira conduce al odio, el odio conduce al sufrimiento"-, Ewan McGregor como Obi-Wan y los trajes de Natalie Portman; pero quiz¨¢s porque va destinada a un p¨²blico que no hab¨ªa nacido cuando Luke Skywalker contemplaba las dos lunas sobre Tatooine, mientras so?aba con viajes espaciales.
Star Wars. The Exhibition. Centro de exposiciones Arte Canal. Desde hoy hasta el 15 de marzo. 10 euros (5 euros reducida). De 10.00 a 21.00
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