Capitanes del terror y el lujo
Los piratas act¨²an en grupos hasta de 60 hombres y 10 lanchas - Eyl se ha convertido en la capital del delito y el centro de operaciones
Los pescadores de Puntland, al norte de Somalia, sol¨ªan trabajar de sol a sol y malviv¨ªan sin apenas nada que echarse a la boca. Ahora algunos duermen en palacios, conducen cochazos ¨²ltimo modelo, mantienen a varias esposas y hablan permanentemente por m¨®viles que ser¨ªan la envidia del ejecutivo de Manhattan. Aunque les gusta llamarse "guardacostas", han cambiado de profesi¨®n: son piratas.
La pirater¨ªa es el gran negocio -s¨®lo compite quiz¨¢ con el tr¨¢fico de armas- en ese rinc¨®n olvidado del mundo. Somalia es un Estado fallido desde 1991, una tierra sin ley donde s¨®lo las armas garantizan alguna posibilidad de sobrevivir. El Gobierno prooccidental apenas controla la capital, Mogadiscio -y ya es mucho decir-, mientras que las milicias islamistas ganan terreno d¨ªa tras d¨ªa.
Antiguos pescadores, ahora duermen en palacios y conducen cochazos
Dentro de este caos, la regi¨®n aut¨®noma de Puntland, tan descoyuntada como el resto, goza de una ubicaci¨®n privilegiada para el negocio, cerca del golfo de Ad¨¦n. "Los piratas tienen dinero, poder y cada d¨ªa son m¨¢s fuertes", explica a la BBC Abdi Farah Juha, que vive en la capital regional, Garowe. Y a?ade: "Logran las mujeres m¨¢s guapas, est¨¢n construyendo grandes casas, tienen coches nuevos y armas modernas". "La pirater¨ªa se ve como algo socialmente respetable. Se ha convertido en una moda y en una forma de estar a la ¨²ltima", concluye.
El negocio empez¨® a desarrollarse en la d¨¦cada de 1990 y s¨®lo fue liquidado brevemente en un semestre de 2006, cuando los islamistas radicales se hicieron con el control de la mayor¨ªa del pa¨ªs y levantaron algo parecido a un poder central. Luego fueron derrocados por los soldados et¨ªopes que invadieron el pa¨ªs con la connivencia de Occidente, asustado ante la posibilidad de que el nuevo r¨¦gimen albergara a terroristas, y las viejas pr¨¢cticas se convirtieron en una aut¨¦ntica industria en la que confluyen muchos actores: antiguos pescadores que conocen como nadie los recovecos del mar, ex se?ores de la guerra que aportan el m¨²sculo tras d¨¦cadas de experiencia como guerrilleros, y t¨¦cnicos que dominan la tecnolog¨ªa imprescindible para planificar las acciones.
No se trata de ataques improvisados: detectan a sus presas con GPS, predicen su ruta y lanzan su emboscada. Normalmente, participan hasta tres lanchas, que suman entre 30 y 60 piratas armados hasta los dientes con Kal¨¢shnikov, granadas y pistolas. En los golpes m¨¢s arriesgados pueden participar hasta nueve lanchas r¨¢pidas.
Atrapado el bot¨ªn, los delincuentes exigen rescates cada vez m¨¢s astron¨®micos. Seg¨²n estimaciones del centro brit¨¢nico Chatham House, en lo que va de 2008 los piratas han cobrado en rescates 30 millones de d¨®lares (23,6 millones de euros).
Hace a?os, los piratas se conformaban con calderilla. Ahora exigen una millonada y van subiendo el precio a medida que se atreven con acciones m¨¢s espectaculares. Por el barco ucraniano cargado de tanques empezaron exigiendo 22 millones de d¨®lares, aunque ahora se conformar¨ªan con 8 millones, seg¨²n las agencias internacionales.
El puerto de Eyl se ha convertido en la guarida m¨¢s importante de los piratas. Es la capital del delito. De esta ciudad del noreste de Somalia salen muchos de los atacantes y all¨ª se dirige a menudo a los rehenes y un s¨¦quito de agentes de todo pelaje dispuestos a hacer el negocio de su vida. Seg¨²n los enviados de la BBC, unos sacan el port¨¢til y se presentan como "contables" de los piratas. Otros se presentan como jefes del equipo negociador. Todos exhiben cargos rimbombantes.
Eyl parece inspirarse en una versi¨®n surrealista de las ciudades del Far West atestadas de canallas. Toda la econom¨ªa de la zona est¨¢ relacionada con la pirater¨ªa, directa o indirectamente, lo que incluye el sector del catering: se han creado restaurantes especializados en preparar la comida de los rehenes y de los secuestradores.
La industria da riadas de dinero, pero se concentra en muy pocas manos. Las condiciones del resto se han deteriorado, pese a que ya part¨ªan de posiciones dram¨¢ticas. "Ha aumentado la circulaci¨®n de droga y alcohol y llegan a las ciudades centenares de hombres armados atra¨ªdos por la pirater¨ªa", explica a la BBC Mohamed Hasan. Todos los precios han subido de forma desorbitada, pero nadie se atreve a quejarse. Los piratas est¨¢n dispuestos a morir y matar. Pero no a perder su chollo.
'Sector' en auge
- La pirater¨ªa en aguas de Somalia se remonta a la d¨¦cada de 1990. S¨®lo fue liquidada un semestre de 2006, con un Gobierno islamista radical.
- En lo que va de a?o, este negocio ha cobrado en rescates 23,6 millones de euros, seg¨²n el centro de estudios brit¨¢nico Chatham House.
- Las bandas criminales han ido aumentando sus exigencias econ¨®micas a medida que aumenta la audacia de sus acciones.
- En las zonas m¨¢s afectadas por la pirater¨ªa aumenta la circulaci¨®n de drogas y alcohol.
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