Una tragedia interiorizada
Barcelona y Madrid han afinado sus mejores instintos art¨ªsticos a la hora de programar, en lo que va de d¨¦cada, o de siglo si se prefiere, una ¨®pera tan potente como Katia Kabanova, de Leos Jan¨¢cek. No han optado el Liceo y el Real por propuestas propias, pero han seleccionado lo mejor de lo mejor de las producciones que se han hecho recientemente de este t¨ªtulo. La lectura de Marthaler en Barcelona proced¨ªa del Festival de Salzburgo, la de Carsen en Madrid, de la ?pera de Flandes. Est¨¢n en las ant¨ªpodas, ¨¦tica y est¨¦ticamente. Si la primera se mueve en un registro de im¨¢genes cotidianas elaboradas a partir de un trabajo dramat¨²rgico de campo en la actualidad por la regi¨®n de Brno, en la segunda hay un planteamiento po¨¦tico desde el inconsciente de la protagonista con las fronteras entre la realidad y el deseo difuminadas y con una utilizaci¨®n de la luz como m¨ªnimo inquietante en la exploraci¨®n de lo dif¨ªcilmente explicable. En la puesta en escena vista en Barcelona el r¨ªo Volga se contempla a trav¨¦s de una l¨¢mina de calendario; en la de Madrid llena la escena de principio a fin, en un imaginativo ejercicio de estilo que conduce inevitablemente a la tragedia. Son dos planteamientos tan diferentes que acaban por complementarse. Desde la comprensi¨®n del entorno uno, desde la est¨¦tica simbolista el otro. Los dos hechizan y aportan ideas originales sobre esta ¨®pera tan dram¨¢ticamente seductora.
KATIA KABANOVA
De Leos Jan¨¢cek. Con Karita Mattila. Director musical: Jiri Belohl¨¢vek. Director de escena: Robert Carsen. Producci¨®n de la ?pera de Flandes. Coro y Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Teatro Real, 2 de diciembre.
La Sinf¨®nica de Madrid son¨® a un nivel m¨¢s enjundioso de lo habitual
Los esfuerzos del foso, la escena y el reparto vocal se unieron en un proceso de realimentaci¨®n positiva. Belohl¨¢vek dirigi¨® con criterio y expresividad a la Sinf¨®nica de Madrid, y ¨¦sta son¨® a un nivel art¨ªstico m¨¢s enjundioso de lo que en ella es habitual. La soprano finlandesa Karita Mattila construy¨® con fuerza y personalidad el perfil del personaje que da t¨ªtulo a la obra. El resto del reparto fue desigual pero, en ning¨²n modo, ap¨¢tico. La enso?aci¨®n de la escena invit¨® a una lectura contemplativa, mientras las "Katias" figurantes de ayer y del ma?ana introduc¨ªan en su ballet acu¨¢tico una ambig¨¹edad no por calculada menos impactante.
El espect¨¢culo es, en su conjunto, espl¨¦ndido. Incluso ganar¨ªa si, a efectos de mantener la tensi¨®n, se suprimiese el descanso. La capacidad de sugerencia de las im¨¢genes pl¨¢sticas no hace sino potenciar el lirismo arrebatador de la m¨²sica. Se explica con representaciones como ¨¦sta la importancia de un autor como Jan¨¢cek en la ¨®pera del siglo XX. El Real ha apostado por dar a conocer el conjunto de sus ¨®peras en un abanico de registros teatrales, que van de Carsen o Wilson a Warlikowski o Gr¨¹ber. Obviamente es un ciclo importante. Predecible result¨® anteayer el gran ¨¦xito de Karita Mattila, pero m¨¢s sorprendente -y estimulante- fue que el p¨²blico del estreno dedic¨® bravos al equipo esc¨¦nico en los saludos finales y tambi¨¦n al director musical en el intermedio.
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