De copas en la selva
Locales sin licencia; porteros ilegales, camuflados e impunes; horarios imposibles y arbitrariedades administrativas - El ocio nocturno, una de las grandes industrias del pa¨ªs, se vive sin seguridad
La muerte en Madrid de ?lvaro Uss¨ªa ha puesto en el disparadero al sector espa?ol del ocio de madrugada. Las relaciones del entorno del joven, las cr¨ªticas pol¨ªticas a cargo de la oposici¨®n municipal y lo b¨¢rbaro del caso -Uss¨ªa acab¨® destrozado por los porteros de El Balc¨®n de Rosales- han llevado a que el Ayuntamiento de Madrid est¨¦ cerrando todos los clubes que puede por irregularidades varias. Las m¨¢s graves tienen que ver con las licencias y la seguridad de los locales. No faltan comunidades -aparte de la de Madrid- que se apresuran ahora a regular la situaci¨®n de los porteros con el establecimiento de censos, pruebas psicot¨¦cnicas, ex¨¢menes similares a los de polic¨ªas, y normativa para vetar a aquellos que tienen antecedentes penales.
Cualquiera puede ser portero. Y sale m¨¢s barato que un vigilante
El caos legal favorece el colapso municipal y las salas sin licencia
A golpe de titular se quiere seguir el ejemplo de Catalu?a, que orden¨® un reglamento de este estilo tras la muerte del joven Wilson Pacheco en 2002. Ahora, en Murcia, donde un joven fue herido por porteros el mismo fin de semana en que muri¨® ?lvaro Uss¨ªa, una normativa obligar¨¢ a los miembros de seguridad a superar una prueba y a formarse. En la Comunidad Valenciana, lo mismo, tras largas conversaciones con la Federaci¨®n de Hosteler¨ªa. En Andaluc¨ªa -donde, por decreto auton¨®mico, debe haber vigilantes de seguridad a partir de aforos de 300 personas- se han realizado en pocos d¨ªas inspecciones sobre una larga serie de locales. En uno de Granada, la Guardia Civil descubri¨® que los miembros de seguridad llevaban porras y navajas. Y que s¨®lo uno de ellos era vigilante acreditado.
?sta es la realidad que arroja la ausencia de una regulaci¨®n global del sector nocturno. Algo, precisamente, que demandan las empresas m¨¢s serias del mismo. El Sindicato Profesional de Vigilantes ha denunciado que, s¨®lo en Jerez, trabajan m¨¢s de 50 porteros ilegales. Esa situaci¨®n es general entre los 140.000 que desempe?an funciones de seguridad en locales nocturnos de Espa?a. La Guardia Civil ha indicado que en zonas de Alicante, la puerta de algunos locales conflictivos est¨¢ en manos de gente del Este con contrato de palabra. Fuentes policiales han apuntado a que en Madrid no faltan bandas de ese origen vinculadas a la seguridad. Suelen ser especialistas en boxeo. Otros, los brasile?os, acostumbran a dominar el vale-tudo, un tipo de lucha en la que, como su nombre indica, vale todo.
?C¨®mo es posible? En la mayor¨ªa de ciudades, cualquiera puede ser portero. El art¨ªculo 53 del Reglamento General de Polic¨ªa de espect¨¢culos p¨²blicos y actividades recreativas est¨¢ vigente, y establece que en Espa?a debe haber vigilancia a partir de un aforo de 100 personas. "Aunque ese concepto no est¨¢ desarrollado", ha reconocido el jefe del ?rea de Espect¨¢culos P¨²blicos y Actividades Recreativas de la Comunidad de Madrid, Antonio Pi?ol. El portero s¨®lo puede indicar salidas de incendios, cortar boletos y llamar a la polic¨ªa. Pero hay quien paga por horas a gente musculosa de gimnasio antes que hacer uso de vigilancia privada (la cual s¨ª est¨¢ censada, aunque no signifique que no sea violenta). Un vigilante contratado cobra unos 900 euros al mes. El pago por horas da m¨¢s dinero al portero -sobre 100 euros la noche- y quita menos a quien le paga.
"Muchos clubes contratan un vigilante de seguridad, y luego tienen gente de paisano que cobra al final de la noche", explica Carlos, portero de discoteca con larga experiencia en discotecas de la Pen¨ªnsula y Baleares. "Cuando hay pelea, ese personal pega. Luego tira el pinganillo, y queda como un cliente m¨¢s", confiesa. Incluso Antonio S¨¢nchez, el presunto autor material de la muerte de ?lvaro Uss¨ªa, fue referido por un medio como cliente preferencial. "En una macro de las grandes puede haber ocho vigilantes uniformados y m¨¢s de veinte de paisano", explica un instructor de empleados de seguridad. Cuando hay un juicio, a ¨¦l acude quien consta en los papeles: el vigilante de seguridad. Los otros no aparecen. Si quien ha pegado es uno de ¨¦stos, la v¨ªctima no reconoce a nadie.
"A m¨ª, desde luego, se me fueron las ganas de salir por la noche despu¨¦s de tropezar con gente as¨ª", dice Agust¨ªn Mart¨ªnez, de casi 30 a?os. Hace un tiempo, en Gand¨ªa, se llev¨® una paliza de un portero de paisano que hasta le estamp¨® el walkie-talkie en la cabeza. Pero s¨®lo pod¨ªa aspirar a un juicio de faltas -no hab¨ªa rotura de dientes o lesiones graves acreditadas por parte m¨¦dico- y prefiri¨® no verse en un juzgado con su agresor. "Ahora mismo hay mucha gente violenta en la calle, y eso se refleja en porteros duros", explica una joven discotequera. Sin embargo, hay quien s¨ª ve a los porteros de modo m¨¢s positivo. As¨ª lo demuestra el e-mail que una pareja remiti¨® este verano a los controladores de acceso de una discoteca catalana. "Somos el chico que el s¨¢bado tratasteis por una intoxicaci¨®n de ¨¦xtasis y su novia", dice el mensaje. "Sentimos mucho haberos dado problemas y queremos agradeceros profundamente que me salvarais la vida, mal arriesgada".
Se supone que los diferentes reglamentos fomentar¨¢n esa visi¨®n y acabar¨¢n con malas pr¨¢cticas. En la Comunidad de Madrid, los pol¨ªticos dicen que en tres o cuatro meses lo van a reformar todo. "Ning¨²n empresario puede estar de acuerdo en que el servicio de admisi¨®n y otras cuestiones est¨¦n sin regular", explica Vicente Pizcueta, portavoz de la asociaci¨®n Empresarios por la Calidad del Ocio (ECO) de Madrid y de la Federaci¨®n de Hosteler¨ªa de Valencia. "Pero sin una ordenaci¨®n l¨®gica que se pueda cumplir, todo es arbitrario". Como muestra, uno de los botones m¨¢s destacados: los problemas de licencias. Esos que han permitido, de sopet¨®n, el cierre eventual de hasta nueve locales en Madrid capital. Entre ellos la c¨¦lebre sala de conciertos La Riviera y alguno relacionado con el caso Guateque. Sin embargo, dos de los espacios clausurados -Macumba y But- han sido reabiertos por un juez. La discrecionalidad administrativa campa a sus anchas de noche.
Seg¨²n Antonio Pi?ol, en Madrid existen hasta 15.000 establecimientos con licencias regladas. Pero en la capital puede haber 25.000 espacios considerados de ocio recreativo. La vida nocturna atrae a 13 millones de visitantes, sobre todo en Madrid, Barcelona e Ibiza, seg¨²n datos aportados por el subdirector de Turespa?a, Javier Rodr¨ªguez Ma?as, durante el Tercer Simposio de Actividades L¨²dicas y Recreativas, convocado la semana pasada por ECO. En total, supone un volumen de negocio aproximado de 40.000 millones de euros.
Pero el baile de cifras no siempre es claro. Algunas asociaciones se?alan la existencia de algo m¨¢s de 5.000 discotecas en todo el pa¨ªs, otras hablan de 8.000. Los diferentes cat¨¢logos administrativos que delimitan las categor¨ªas de locales ayudan al l¨ªo. La madeja se traslada al procedimiento de obtenci¨®n de licencias de apertura, y que explica la red madrile?a de tr¨¢fico de influencias de la llamada Operaci¨®n Guateque, que suma m¨¢s de 80 imputados. "Primero, has de solicitar el permiso de obras, que se concede", explica Juan Santamar¨ªa, veterano productor y compilador discogr¨¢fico, que estuvo largamente vinculado al mundo de la noche. "Luego, todo se eterniza, entra en juego la ley del suelo, la de implantaci¨®n especial, la de medio ambiente...". "Yo s¨¦ de muchos bares en Espa?a que han abierto, han triunfado, han venido a menos y han cerrado por inanici¨®n sin llegar a tener licencia de apertura", reconoce. Todo esto en un proceso que puede arrastrarse durante a?os. Los funcionarios del caso Guateque cobraban por moverlo.
Para abrir una discoteca en una ciudad espa?ola entran en juego m¨¢s de 30 normas o leyes de diversa ¨ªndole. El organismo que canaliza la inmensa mayor¨ªa de los tr¨¢mites es el ayuntamiento, que se colapsa. No faltan empresarios que asumen el silencio administrativo como algo positivo. "Pero no es adecuado", indica Salvador Dom¨¦nech, letrado especializado en hosteler¨ªa. "La ley est¨¢ perfectamente regulada, lo que debe hacer la Administraci¨®n es asumir un plazo razonable para satisfacer la demanda de petici¨®n o denegarla". Es decir, evitar la callada por respuesta, que es lo que suele suceder tras la primera fase de todo el procedimiento. Esto provoca un recurso habitual a los juzgados en los que los empresarios, por raro que parezca, suelen encontrar m¨¢s amparo que en la mara?a administrativa. "Si lo ideal es que en una carretera todo el mundo tenga el carn¨¦ de conducir", opina Pere D¨ªaz, de la Federaci¨®n de Discotecas de Catalu?a (Fadiscat), "lo mismo queremos en nuestro ¨¢mbito: que se nos diga si estamos en regla o no, pero sin vivir en la inseguridad jur¨ªdica". Si abrir un local es complicado, cerrarlo tambi¨¦n (a no ser que el cierre se ejecute administrativamente en plan express, como en Madrid). Cada denuncia sigue su propio curso, y la ley prev¨¦ una sucesi¨®n de recursos que puede alargarse mucho.
La incidencia de reclamaciones por parte del p¨²blico a los locales no es relevante y la armonizaci¨®n del ruido con el descanso es clave para el buen desarrollo del ocio espa?ol (en Barcelona se ha condenado a cuatro a?os de c¨¢rcel al due?o de un local ilegal). Aunque el problema no est¨¢ tanto en la insonorizaci¨®n como en los llamados efectos colaterales: gente en las calles, coches amontonados, botell¨®n cerca de clubes, grescas diversas... La habitual ausencia policial en estos casos lo favorece. Sucede de modo similar con el fen¨®meno after hours. Por ley, est¨¢n prohibidos en casi toda Espa?a, pero no hay provincia que no cuente con algunos de ellos. La ¨²ltima vuelta de tuerca contempla el alquiler de plantas bajas particulares que abren desde el amanecer. Reciben al p¨²blico con barra y sillas, y s¨®lo cierran cuando la gente se va. Si tienen algo, es la solicitud de licencia para cafeter¨ªa. Las sustancias ilegales se toman sobre las mesas. La m¨²sica sale de un CD o de la televisi¨®n. Hacen caja a la espera de ser precintados. Cuando esto sucede, ya han generado un dinero. Y los problemas quedan para la imagen del sector.
Casos y sanciones
- Comunidad Valenciana. La Consejer¨ªa de Gobernaci¨®n impuso, entre el 1 de enero y el 31 de agosto de este a?o, 1.217 sanciones a locales de ocio, 61 muy graves -por incumplimiento de horario o falta de licencia para celebrar espect¨¢culos- y 1.156 graves.
- Ibiza. Durante 2007 y 2008 han estado temporalmente cerrados cuatro c¨¦lebres locales por tolerancia con las drogas.
DC 10, una de las discotecas m¨¢s famosas ha sido multada de nuevo con 300.000 euros y un a?o de cierre por vulneraci¨®n de aforo. El local no cumplir¨¢ con la tradici¨®n de abrir para A?o Nuevo.
- Barcelona. En 2006 se precintaron en la capital catalana 256 locales y se inspeccionaron un total de 2.858. Un 23% de los establecimientos realiz¨® una actividad distinta de la autorizada y un 17,4% fue precintado por realizar una actividad sin tener licencia.
- Madrid. El Ayuntamiento ha cerrado tras el caso Uss¨ªa nueve locales, aunque dos de ellos han reabierto por indicaci¨®n judicial.
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