La l¨ªnea de sombra
La l¨ªnea de sombra, adem¨¢s del t¨ªtulo de aquella novela magistral de Joseph Conrad, sirve para acotar cuanto queda fuera de nuestro alcance visual. Es lo que se sit¨²a "al otro lado de la colina", donde el enemigo se prepara para el combate, all¨ª donde no llegaba la capacidad de observaci¨®n de Wellington. De ese admirado general tom¨® ese t¨ªtulo Liddel Hart para el volumen donde compendiaba sus conversaciones con los altos mandos alemanes que fueron derrotados en la II Guerra Mundial. La expresi¨®n la l¨ªnea de sombra es tambi¨¦n muy apropiada en el campo de los medios de comunicaci¨®n. Porque m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de sombra, fuera de la informaci¨®n disponible y de nuestro posible acceso a ella, se encuentra la respuesta a muchos de los interrogantes que nos acucian. Claro que esa l¨ªnea no est¨¢ dada de una vez para siempre, se modifica conforme a una din¨¢mica que algunos aventajados piensan con ingenuidad tener bajo control indefinido.
El llamado periodismo de investigaci¨®n constituye la avanzadilla para disipar las sombras
El llamado periodismo de investigaci¨®n constituye la avanzadilla para disipar las sombras. Sus brigadas piensan estar cumpliendo la misi¨®n de los zapadores, se sienten agentes del progreso: iluminan espacios y los rescatan de la oscuridad previa. Pero hay un principio de la f¨ªsica cu¨¢ntica seg¨²n el cual se produce una interacci¨®n entre el fen¨®meno y el aparato de observaci¨®n o de medida. Por eso, siempre que se mide una magnitud se causa una alteraci¨®n de la misma. En periodismo sabemos tambi¨¦n que por muy diligente que sea el comportamiento del periodista y por muy fidedigno que sea su testimonio, ning¨²n hecho permanece igual a s¨ª mismo despu¨¦s de haber sido difundido como noticia. La difusi¨®n saca los hechos de la l¨ªnea de sombra y les a?ade una cierta irreversibilidad s¨®lo con multiplicar el ¨¢mbito social en el que son conocidos, adem¨¢s de desencadenar otros efectos colaterales.
Aceptemos que la separaci¨®n entre la luz y la oscuridad pocas veces se corresponde con la infinita delgadez de una l¨ªnea geom¨¦trica porque entre una y otra situaci¨®n de luminosidades extremas puede detectarse una franja de penumbra. Se trata de un entorno reducido en el que se encuentran quienes "est¨¢n en el secreto" bajo la condici¨®n estricta de no compartirlo. Quienes forman parte de estos entornos saben bien que la informaci¨®n es poder y filtran con mucho cuidado sus conocimientos porque en el caso de que fueran localizados como el origen de la fuga informativa ser¨ªan fulminados y quedar¨ªan privados de la posici¨®n privilegiada que ocupan. Aprenden pronto que el sigilo, al que suelen denominar discreci¨®n, es una de las formas de servicio m¨¢s apreciadas por el mando.
En materias delicadas, sucede que el trato del periodista con sus fuentes se atiene a principio de indeterminaci¨®n de Heisenberg, v¨¢lido para la mec¨¢nica cu¨¢ntica, seg¨²n el cual es imposible conocer al mismo tiempo con igual precisi¨®n la cantidad de movimiento y la posici¨®n de una part¨ªcula, aunque se cumpla que el producto de ambas magnitudes resulte igual a la constante H. Volviendo a nuestro caso, la experiencia demuestra que las fuentes informativas suelen ser tanto m¨¢s abiertas cuantas m¨¢s garant¨ªas piensen tener de que ser¨¢ preservado su anonimato y, al contrario, se comportan de manera tanto m¨¢s herm¨¦tica cuanto m¨¢s grande sea su temor a quedar identificadas.
Entre nosotros hay adem¨¢s una patolog¨ªa muy peculiar en el campo de la reserva y la sorpresa. Recordemos, por ejemplo, el cuaderno azul del presidente Aznar, a quien por encima de la calidad de sus ministros le gustaba alardear de que sus nombramientos hab¨ªan tomado a todos por sorpresa. En ese punto residenciaba su ¨¦xito. Por eso, para garantiz¨¢rselo, prefer¨ªa mantener ignorante de las remodelaciones gubernamentales a la Comisi¨®n Ejecutiva del propio partido e incluso pasaba por alto lo prescrito en el art¨ªculo 62.e de la Constituci¨®n, seg¨²n el cual corresponde al Rey "nombrar y separar a los miembros del Gobierno, a propuesta de su Presidente". En las ant¨ªpodas de estos comportamientos hisp¨¢nicos hemos asistido estos d¨ªas pasados a la formaci¨®n del gobierno del presiente electo Barack Obama. Los nombres de quienes han sido designados estaban entre los que hab¨ªan ido conoci¨¦ndose con anticipaci¨®n por el p¨²blico, sin que por ello el perfil del nuevo inquilino de la Casa Blanca haya sufrido desdoro alguno. Y ahora, sin transgredir secretos ni l¨ªneas de sombra, ?podr¨ªamos saber cu¨¢les ser¨¢n las posiciones espa?olas en el Consejo Europeo de los d¨ªas 11 y 12 de diciembre o el mecanismo sucesorio de la c¨²pula de ETA?
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