Del infierno de Dante al cielo de las ideas
Ippolito Nievo (1831-1861) representa un caso de precocidad literaria casi tan ins¨®lito como el de Radiguet, ya que a pesar de haber muerto a los veintinueve a?os dej¨® tras ¨¦l una obra considerable por su extensi¨®n y por su profundidad, lo que indica que fue un hombre con una capacidad de observaci¨®n, concentraci¨®n y reflexi¨®n dif¨ªciles de igualar, y que adem¨¢s present¨ªa de alg¨²n modo su muerte, como una se?al surgiendo "de profundidades que quiz¨¢ su conciencia nunca visit¨®".
Las confesiones de un italiano, su obra maestra, es una novela en la que el protagonista parece querer desbordar en cada cap¨ªtulo los l¨ªmites del espacio y el tiempo. Al igual que el narrador de A la busca del tiempo perdido, Carlino Altoviti, la voz de Las confesiones de un italiano, siente en ¨¦l, en su mismo coraz¨®n, una conflagraci¨®n tal de sentidos y destinos que a ratos parece ahogarse en su propio verbo, proyectado hacia la totalidad del mundo m¨¢s que hacia su propia persona.
Las confesiones de un italiano
Ippolito Nievo
Traducci¨®n de Jos¨¦ Ram¨®n Monreal
Acantilado. Barcelona, 2008
1.104 p¨¢ginas. 33 euros
Al comienzo del cap¨ªtulo quinto Carlino define su narraci¨®n de esta manera: "Ocurre con la historia de mi vida como con todas las vidas, creo. Arranca solitaria de una cuna para mezclarse luego, errar y confundirse con la infinita multitud de las vicisitudes humanas, y retornar enriquecida s¨®lo de pesares y recuerdos a la paz de la tumba". Y m¨¢s adelante remata la reflexi¨®n dici¨¦ndole al lector que su vida no merecer¨ªa la pena de ser contada si no se entreverara "con la historia de otros hombres que se encontraron conmigo en el mismo camino, y de los que fui durante un tiempo compa?ero de viaje en este peregrinar por el mundo".
Un peregrinar que comienza en el castillo de Fratta o mejor: en su cocina, tenebrosa y fantasmal como la de un monasterio. Da la impresi¨®n de que el h¨¦roe de Nievo nace en el infierno de Dante para ir ascendiendo al cielo, que viene a ser el cielo de las ideas m¨¢s avanzadas de su siglo, arropadas por una nueva conciencia de car¨¢cter planetario como la que se desliza en el siguiente p¨¢rrafo: "As¨ª como los pensamientos del tiempo y el espacio se pierden en el infinito, tambi¨¦n el hombre se pierde en todas partes en la Humanidad". Se pierde y se encuentra, con plena conciencia de lo vivido, como le ocurre a Carlino al final de sus d¨ªas.
La novela abarca dos grandes periodos en la vida del narrador. El primero, que versa sobre la infancia y la adolescencia en Fratta, es de car¨¢cter intimista, lo que no le impide a Nievo describir el mundo del castillo con generosidad y exuberancia. El segundo periodo es de car¨¢cter ¨¦pico y es ah¨ª donde Nievo nos regala un retrato fulminante de Napole¨®n, un Napole¨®n joven y fr¨¢gil que lleva con ¨¦l todo el furor de la revoluci¨®n y cuya personalidad resulta tan vigorosa como aplastante.
Volviendo a la primera parte, asombra la visi¨®n que Nievo proyecta sobre la sexualidad infantil. En muchos aspectos recuerda la visi¨®n de Freud, pues Nievo deja claro que somos animales sexuados desde el instante mismo de nacer y que las pasiones que nos zarandear¨¢n en la vida adulta se van gestando en la primera infancia de forma tan fatal como caprichosa. Y a pesar de participar de los vicios de los autores del siglo XIX y recurrir al follet¨ªn, hay que decir a favor de Nievo que tales recursos no merman ni la realidad hist¨®rica ni la densidad existencial en las que halla pleno sentido su narraci¨®n.
Las confesiones de un italiano es una novela bien traducida y de lectura "amena", como se dec¨ªa antes, y a pesar de ser tan pr¨®diga en personajes como una novela rusa, al lector no le cuesta seguir los avatares de Carlino as¨ª como los de la sorprendente Pisana, la protagonista femenina: un personaje inolvidable por su fluir oscilante entre la bondad y la crueldad.
La novela se abre y se cierra con una invocaci¨®n a la "paz de esp¨ªritu" vinculada ya a la certeza de la muerte. Una paz de esp¨ªritu basada en los hechos y en el sentido com¨²n, que el lector agradece y que llega a sentir m¨¢s de una vez en el transcurso de la novela. Claudio Magris piensa que Las confesiones "es un libro que ayuda a vivir y a mirar cara a cara a la muerte". Tiene toda la raz¨®n, y es que Las confesiones de un italiano es una de esas novelas capaces de producir en el lector la cada vez m¨¢s rara experiencia de la catarsis. Basta con lo dicho para celebrar su publicaci¨®n. -
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