El G-20 fracasa en la reactivaci¨®n de la Ronda de Doha

El compromiso m¨¢s preciso y apremiante de los l¨ªderes de pa¨ªses ricos y emergentes para atajar la crisis es ya un fracaso lacerante para su credibilidad. El G-20 hizo de las negociaciones para rebajar subsidios y aranceles un pilar del frente com¨²n que empez¨® a construir en Washington hace un mes. El mandato que sali¨® de aquella cumbre mundial fue claro: llegar a un acuerdo para cerrar la Ronda de Doha antes de fin de a?o. Pero el director general de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, tir¨® ayer la toalla al constatar que las buenas palabras no son suficiente.

"S¨¦ que esto es algo m¨¢s que una decepci¨®n, es un rev¨¦s econ¨®mico porque retrasa las buenas noticias, ahora tan necesarias", dijo Lamy a los embajadores de los pa¨ªses miembros de la OMC, convocados con urgencia a un encuentro informal en Ginebra (Suiza). El m¨¢ximo responsable de la organizaci¨®n opt¨® por el mal menor, y renunci¨® a convocar a los ministros de Comercio antes de fin de a?o. "Corr¨ªamos un riesgo de fracasar inaceptable, que no s¨®lo da?ar¨ªa la Ronda de Doha, sino tambi¨¦n a la OMC".

La Ronda de Doha comenz¨® en 2001 en la capital de Qatar con el objetivo b¨¢sico de negociar el recorte escalonado de los subsidios agrarios en los pa¨ªses avanzados, hasta su desaparici¨®n en 2013. A cambio, EE UU y Europa reclamaron rebajas de aranceles en la industria y los servicios. El ¨²ltimo intento de llegar a un acuerdo fracas¨® en julio pasado.

El compromiso del G-20 para cerrar la Ronda de Doha, impulsado por Reino Unido y Estados Unidos fue la apuesta m¨¢s sorprendente y arriesgada de Washington. Adem¨¢s, dio la ¨²ltima oportunidad de apuntarse un tanto a la maltrecha Administraci¨®n de George Bush, que ha hecho bandera de la liberalizaci¨®n del comercio.

Pese a la premura del plazo dado, hab¨ªa cartas para el ¨®rdago. Ocho a?os de negociaciones han construido una base de acuerdo en la mayor¨ªa de las materias discutidas, un grado de consenso muy superior al que tiene, por ejemplo, la reforma de las instituciones financieras. Adem¨¢s, el compromiso del G-20 era un buen punto de partida, al llegar con el aval de India, China o Brasil, pa¨ªses con los que EE UU y Europa tienen m¨¢s diferencias.

Pero Lamy ha comprobado esta semana que los escollos que hicieron naufragar la negociaci¨®n en julio segu¨ªan ah¨ª. Las diferencias m¨¢s radicales se centran en tres aspectos: India y China plantean que se permita poner aranceles a las importaciones agrarias cuando su precio sea tan bajo que amenace la supervivencia de los agricultores m¨¢s pobres, una propuesta que los pa¨ªses avanzados quieren limitar en duraci¨®n y cuant¨ªa. Hay divergencias sobre el recorte de subsidios a los productores de algod¨®n estadounidenses. Y EE UU presiona para que la posibilidad de aceptar un desarme arancelario total en 14 sectores industriales (autom¨®vil, qu¨ªmica, textil o productos electr¨®nicos) se convierta en obligaci¨®n.

Lamy dej¨® una rendija abierta a la convocatoria de la reuni¨®n si "la situaci¨®n cambia de forma dram¨¢tica en las pr¨®ximas 48 horas". Una rendija ¨ªnfima, en opini¨®n de uno de los diplom¨¢ticos citados ayer por el director general de la OMC. "Estamos cerca de Navidad, pero en esto no habr¨¢ milagros", dijo a France Press.