?Peligro! Proteccionismo a la vista
La OMC renuncia a salvar este a?o la ronda del comercio mundial
Todo en Washington fueron buenas palabras. Reunidos para hacer frente a la mayor crisis econ¨®mica en ocho d¨¦cadas, los pa¨ªses miembros del G-20 prometieron hacer todo lo posible para cerrar antes de fin de a?o las negociaciones destinadas a revitalizar el comercio mundial y ayudar a salir de la pobreza a millones de personas. Un mes despu¨¦s, las probabilidades de que se cumpla el compromiso se han esfumado. Un fracaso de esta magnitud, advierten los expertos, puede ocasionar el retorno de pol¨ªticas proteccionistas que tan graves consecuencias econ¨®micas, pol¨ªticas y sociales tuvieron en ¨¦pocas pasadas.
Ni siquiera ha habido margen para pasar de las palabras a los hechos. Los l¨ªderes de los pa¨ªses ricos y en desarrollo ten¨ªan que demostrar si de verdad est¨¢n dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para cerrar de una vez la llamada Ronda de Doha, lanzada hace siete a?os en la capital de Qatar con el ambicioso objetivo de crear un entorno m¨¢s justo para los pa¨ªses en desarrollo mediante el derribo de las barreras comerciales y los subsidios. Esa voluntad pol¨ªtica en realidad no exist¨ªa.
El comercio mundial decrecer¨¢ en 2008 por primera vez en 26 a?os
El G-20 se comprometi¨® a cerrar la Ronda de Doha este a?o
Las reticencias a abrir mercados y recortar ayudas impiden el acuerdo
Obama se enfrenta al dilema de proteger o abrir la econom¨ªa de EE UU
Las reticencias de los pa¨ªses a abrir sus mercados y recortar las ayudas a sus agricultores e industrias han hecho imposible llegar a un acuerdo. El ¨²ltimo intento, en julio pasado, a punto estuvo de tener ¨¦xito, pero el di¨¢logo qued¨® interrumpido ante la insistencia de India y China de reservarse el derecho a imponer aranceles de salvaguardia para proteger a sus campesinos en caso de un repentino aumento de las importaciones de alimentos.
Pocas son las cuestiones pendientes en materia agr¨ªcola e industrial, pero s¨ª son muy sensibles pol¨ªticamente. Son los pa¨ªses en desarrollo, ¨¢vidos de modernizar sus aparatos productivos y de mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos, los que m¨¢s se juegan en la partida. Econom¨ªas en plena expansi¨®n como Brasil y la India, pero tambi¨¦n la mayor¨ªa de los pa¨ªses africanos, quieren mejor acceso a los mercados de las naciones ricas para vender sus productos, principalmente agr¨ªcolas, aunque sin reducir demasiado sus propias barreras a las importaciones. India, por ejemplo, considera que sus m¨¢s de 200 millones de agricultores no est¨¢n -y menos en los tiempos que corren- en las mejores condiciones de someterse a la libre competencia mundial, de ah¨ª su exigencia de contar con aranceles de salvaguardia.
Estados Unidos y Europa, por su parte, se niegan a hacer m¨¢s concesiones -principalmente, bajar las subvenciones a sus agricultores y abrir sus mercados de alimentos- si los pa¨ªses emergentes no facilitan la entrada a sus productos qu¨ªmicos, electr¨®nicos y de maquinaria. La Comisi¨®n Europea dej¨® caer, incluso, que si comenzaban las negociaciones no ten¨ªan que hacerlo desde el punto alcanzado en julio.
La tormenta mundial desatada por las hipotecas basura en Estados Unidos ha hecho a¨²n m¨¢s urgente cerrar el proceso de Doha. Para los defensores del libre comercio, el derribo de barreras aumentar¨ªa los intercambios comerciales y dar¨ªa a la econom¨ªa global un impulso que necesita como agua de mayo.
Pero en tiempos de crisis, con el desempleo al alza en Los ?ngeles, Barcelona y Pek¨ªn, los Gobiernos parecen m¨¢s dispuestos a dejar a un lado el beneficio com¨²n para proteger los intereses nacionales m¨¢s inmediatos. "Los malos tiempos econ¨®micos llevan a los pa¨ªses a mirar hacia dentro, pero es una tentaci¨®n en la que no deber¨ªan caer", afirma Sidney Weintraub, experto del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos e Internacionales, con sede en Washington. Se ver¨¢, dice, "si existe la voluntad pol¨ªtica necesaria para cerrar con ¨¦xito las negociaciones".
Antes de que la OMC admitiera su fracaso, Robert McMahon, del Consejo de Relaciones Exteriores, tambi¨¦n desde Washington, pon¨ªa en duda la voluntad pol¨ªtica sobre todo de Estados Unidos, pero tambi¨¦n de India y China, cuyas actitudes en la reuni¨®n de julio, a su juicio, impidieron el acuerdo.
Hay serios motivos para no perder el tiempo: con la mayor¨ªa de las grandes econom¨ªas del mundo en n¨²meros rojos, el comercio mundial ha comenzado a notar el impacto. Grandes pa¨ªses exportadores como Alemania, Jap¨®n y Estados Unidos est¨¢n en recesi¨®n, en buena parte, como consecuencia de la ca¨ªda de sus ventas al exterior. El descenso de los intercambios comerciales trae consigo una menor actividad en las f¨¢bricas, en las oficinas y en los campos de cultivo de todos los pa¨ªses. En una palabra, m¨¢s paro.
Aunque apenas se vislumbraba la gravedad de la situaci¨®n actual, el tr¨¢fico de servicios y mercanc¨ªas aument¨® el a?o pasado a un ritmo m¨¢s lento que el anterior. La falta de financiaci¨®n al transporte ha agravado a¨²n m¨¢s las cosas, y miles de toneladas de mercanc¨ªas aguardan en los puertos a ser trasladadas a su destino. El Banco Mundial pronostica que el comercio internacional va a decrecer un 2,5% en 2009, en lo que ser¨ªa la primera ca¨ªda desde 1982.
Aunque la mayor¨ªa de los economistas cree que un aumento de los intercambios comerciales ayudar¨ªa a revitalizar la actividad, se calcula que los cambios que traer¨ªa consigo el cierre de la Ronda de Doha inyectar¨ªan en la econom¨ªa tan s¨®lo 700.000 millones de d¨®lares al a?o, el 0,1% del PIB mundial.
Si se trata de una cifra tan insignificante, ?por qu¨¦ es tan importante llegar a un acuerdo? Para los expertos, lo fundamental es que un ¨¦xito en las negociaciones frenar¨ªa las tendencias proteccionistas, impedir¨ªa la reaparici¨®n de reg¨ªmenes totalitarios y contribuir¨ªa a garantizar la seguridad mundial. La estabilidad social y pol¨ªtica en China, por ejemplo, depende de la modernizaci¨®n de su aparato productivo, y ¨¦ste se apoya sobre todo en las exportaciones. Las ventas chinas en el extranjero descendieron en noviembre pasado un 2,2% con respecto al mismo mes de 2007, la mayor ca¨ªda desde abril de 1999, mientras que las exportaciones indias bajaron un 12% en el mismo periodo. Son datos que no invitan precisamente al optimismo.
Federico Steinberg, investigador del Instituto Elcano y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, sostiene que lo m¨¢s importante es no repetir los errores de los a?os treinta, cuando las medidas proteccionistas agravaron todav¨ªa m¨¢s la situaci¨®n econ¨®mica y propiciaron el nacimiento del nazismo y otros reg¨ªmenes. "Si cada uno va por su cuenta, y en eso consiste el proteccionismo, acabaremos peor", afirma.
Para Sidney Weintraub, renunciar a un acuerdo puede poner en duda la utilidad de cualquier negociaci¨®n comercial, socavar el prestigio de la OMC y debilitar las actuales reglas del juego. Si la Ronda de Doha fracasa definitivamente, eso dejar¨ªa el comercio mundial en manos de las normas aprobadas al final de su antecesora, la Ronda Uruguay, en 1994. Desde entonces, muchos pa¨ªses han rebajado unilateralmente sus aranceles, pero a¨²n tienen derecho a subirlos hasta los l¨ªmites fijados entonces.
La falta de unas bases m¨ªnimas de acuerdo para convocar una reuni¨®n en Ginebra lanza, adem¨¢s, un mensaje muy pesimista sobre la cooperaci¨®n multilateral en cualquier terreno. Un aspecto muy destacado de la Ronda de Doha es que econom¨ªas emergentes como India o Brasil est¨¢n desempe?ando un papel determinante, tratando de igual a igual a los pa¨ªses que tradicionalmente dominan la escena internacional. Ahora no faltan quienes acusan a estos pa¨ªses de no asumir su nuevo papel de potencias mundiales que les obliga a trabajar activamente por un acuerdo.
Para cumplir el objetivo fijado en Washington, el director general de la OMC, Pascal Lamy, ha estado intentando desde hace unas semanas convocar en Ginebra una reuni¨®n de ministros de comercio. Todo en vano. El pasado viernes finalmente reconoci¨® a los embajadores ante la OMC que no hab¨ªa un consenso m¨ªnimo para convocar una reuni¨®n ministerial. "Ha sido una decisi¨®n prudente dadas las diferencias que existen", admiti¨® el embajador estadounidense ante la OMC, Peter Allgeier.
Malas noticias para otras reformas pendientes. Una fuente de la OMC destaca que si con el 90% de la negociaci¨®n cerrada los pa¨ªses no consiguen llegar a un acuerdo, "?c¨®mo van a reformar los mercados financieros partiendo de cero?".
Lamy arranc¨® los tanteos con optimismo, considerando que el momento era "maduro" para llegar a un acuerdo y con el convencimiento de que aprobar las llamadas modalidades (en el lenguaje de la OMC, los porcentajes en que se recortar¨¢n los aranceles agr¨ªcolas e industriales clave, que deben servir de base de cualquier acuerdo) enviar¨ªa una se?al clara de que los 153 pa¨ªses miembros de la OMC "tienen la voluntad de afrontar juntos los desaf¨ªos que presenta la crisis actual". Esa se?al ha sido la contraria.
El s¨¢bado pasado, la organizaci¨®n hizo p¨²blicas dos propuestas -una sobre agricultura y otra sobre productos manufacturados- que deb¨ªan servir de base para un acuerdo en la reuni¨®n ministerial. Lamy, que aspira a un nuevo mandato de cuatro a?os al frente de la organizaci¨®n, se ha encontrado en las consultas previas con obst¨¢culos dif¨ªciles de vencer. El ministro de Comercio de India, Kamal Nath, ya hab¨ªa dejado claro al director de la OMC que su pa¨ªs no ten¨ªa intenci¨®n de mostrar flexibilidad alguna desde las posiciones de julio.
Para Jos¨¦ Antonio Hern¨¢ndez, portavoz de comercio de Interm¨®n Oxfam, ¨¦se era, precisamente, el problema: plantear lo mismo que ya provoc¨® un fracaso. "En estos momentos de crisis financiera y de ca¨ªda de los precios de los alimentos y del petr¨®leo, una desregulaci¨®n del comercio sin salvaguardias dejar¨ªa a los pa¨ªses en desarrollo en una situaci¨®n de mayor vulnerabilidad".
Los poderosos lobbies agr¨ªcolas de Estados Unidos, se?ala Hern¨¢ndez, est¨¢n aprovechando la coyuntura para presionar al Congreso de su pa¨ªs e impedir una rebaja de las subvenciones a sus productos. Los sindicatos estadounidenses tambi¨¦n se oponen a una mayor apertura de los mercados, pues temen m¨¢s deslocalizaciones de la producci¨®n industrial a pa¨ªses con menores costes laborales. El Congreso surgido de las elecciones de noviembre pasado, adem¨¢s, tiene un marcado corte proteccionista. "En vista del estado de la econom¨ªa, parece dif¨ªcil recabar apoyos para una ronda global que promete abrir sectores de la econom¨ªa de Estados Unidos a la competencia internacional", dice McMahon, del Consejo de Relaciones Exteriores. "El escepticismo comercial est¨¢ creciendo".
La coyuntura parece estar llevando a Estados Unidos, otras veces abanderado del libre comercio, por el camino del proteccionismo. Seg¨²n la encuesta anual del Pew Center, s¨®lo el 53% de los estadounidenses cree que el libre comercio es bueno para su pa¨ªs, comparado con el 78% de 2002. Por el contrario, el 87% de los alemanes lo apoyan, como hacen el 82% de los franceses y el 77% de los brit¨¢nicos. En India, Nigeria o Corea del Sur, los porcentajes son a¨²n mayores.
La econom¨ªa europea depende mucho de las exportaciones, que suponen el 51% de su PIB, por tan s¨®lo el 13% de Estados Unidos. Adem¨¢s, los pa¨ªses del viejo continente ofrecen a sus trabajadores afectados por la globalizaci¨®n una red de protecci¨®n social m¨¢s mullida de la que disponen los estadounidenses.
Hay cada vez m¨¢s se?ales de que las desigualdades de renta en Estados Unidos est¨¢n aumentando y de que las clases medias trabajadoras atraviesan su peor momento en varias d¨¦cadas, subraya McMahon. Y esa situaci¨®n, correctamente o no, se est¨¢ asociando con la globalizaci¨®n. El economista Dani Rodrik, profesor de econom¨ªa internacional en Harvard, ha publicado un informe en el que advierte de que la integraci¨®n econ¨®mica mundial podr¨ªa provocar graves problemas sociales en algunos pa¨ªses desarrollados si no se protege mejor a las clases medias.
Weintraub, del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos e Internacionales, opina que el comercio libre, con barreras m¨ªnimas, maximiza a largo plazo el bienestar econ¨®mico. "Lo opuesto, el proteccionismo, constituye un impuesto sobre los consumidores de los pa¨ªses importadores", subraya. "El proteccionismo en Estados Unidos y Europa occidental s¨®lo invita a las represalias".
En opini¨®n de los expertos, una consecuencia del fracaso de la Ronda de Doha ser¨ªa la proliferaci¨®n de acuerdos bilaterales como los que Estados Unidos y la Uni¨®n Europea han negociado en los ¨²ltimos a?os con varios bloques comerciales de pa¨ªses en desarrollo. "Los retos del comercio necesitan un espacio multilateral", dice Hern¨¢ndez, de Interm¨®n Oxfam, quien critica que la UE est¨¦ "apretando las tuercas" bilateralmente a pa¨ªses con una capacidad de negociaci¨®n muy inferior a la que tienen en un marco multilateral. "Se est¨¢n imponiendo condiciones muy estrictas".
McMahon est¨¢ de acuerdo. "Hay preocupaci¨®n por la posibilidad de que una cascada de acuerdos bilaterales y regionales llene el vac¨ªo dejado por un fracaso en la Ronda de Doha, creando una mara?a de nuevas preferencias y quiz¨¢ provocando un aumento de las disputas entre bloques regionales", afirma.
El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, que hizo campa?a contra los acuerdos de libre comercio firmados por la Administraci¨®n de Bush, apenas ha pronunciado la palabra "comercio" desde su elecci¨®n. Sin embargo, su futuro secretario del ramo, Bill Richardson, y sus m¨¢ximos asesores en materia econ¨®mica, Timothy Geithner y Lawrence Summers, son defensores del libre comercio.
El propio primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, ha pedido a Obama que rechace posturas proteccionistas que en el pasado convirtieron crisis en profundas recesiones. Obama tiene ante s¨ª el dilema de proteger la econom¨ªa de Estados Unidos -como le piden agricultores, sindicatos, pol¨ªticos y empresarios- y el multilateralismo que ha prometido durante su campa?a y que ha hecho de ¨¦l un hombre admirado en todo el mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Proteccionismo
- Pol¨ªtica bancaria
- Capital riesgo
- Comercio internacional
- Pol¨ªtica comercial
- Estados Unidos
- Cr¨¦dito empresas
- Cr¨¦ditos hipotecarios
- Pol¨ªtica financiera
- Mercado hipotecario
- Uni¨®n Europea
- Cr¨¦ditos
- Indicadores econ¨®micos
- Coyuntura econ¨®mica
- Servicios bancarios
- Organizaciones internacionales
- Mercados financieros
- Banca
- Relaciones exteriores
- Finanzas
- Comercio
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Empresas
- Econom¨ªa