Gloria para adolescentes

Con los tiempos que corren para el cine juvenil, dominados por la banalidad consumista, la parafernalia rosa, el falso oscurantismo nigromante y la absurda aceleraci¨®n sint¨¦tica, el estreno de una pel¨ªcula como City of Ember supone un motivo para la celebraci¨®n. Una historia que busca el divertimento a trav¨¦s de una fantas¨ªa futurista de corte dist¨®pico, ambientada en una sociedad totalitaria (a la manera de 1984), donde desde la adolescencia cada ser tiene un papel asignado profesionalmente con el que debe sentirse contento por su aportaci¨®n a la comunidad. Una posapocal¨ªptica ciudad subterr¨¢nea (como la de Metr¨®polis), dominada por la corrupci¨®n, la penuria econ¨®mica y la sempiterna aportaci¨®n de la religi¨®n, de ¨ªnfima base teol¨®gica y m¨¢xima altisonancia populista, como b¨¢lsamo para mentes en peligro de extinci¨®n. Todo esto y mucho m¨¢s, refleja la saga literaria Los libros de Ember, cuatro vol¨²menes escritos por Jeanne Duprau en la presente d¨¦cada, en la que el cine ha puesto sus ojos comerciales y, por una vez, art¨ªsticos.

El director brit¨¢nico Gil Kenan, que ya hab¨ªa demostrado con la estimable Monster house (2006) que a los cr¨ªos se les puede tratar como a seres pensantes, ha trasladado City of Ember (el primero de los libros) como si estuviese retratando una sociedad dickensiana con la f¨®rmula de Roald Dahl. Y, eso s¨ª, sin perder de vista que estamos ante una pel¨ªcula de aventuras. El resultado es una gloria para cerebros que huyan de la tendencia a la calcificaci¨®n.