Inger Christensen, la principal poetisa de Escandinavia
Su voz era tan irresistible que atrapaba al p¨²blico
Cuando se sentaba a leer, con sus movimientos t¨ªmidos y su mirada dulce tras las gruesas gafas, nadie se esperaba de esta mujer menuda, de cabellos blancos, una voz tan irresistible que atrapaba enseguida al p¨²blico con el ritmo cadencioso y la fon¨¦tica seductora del dan¨¦s, a pesar de que el p¨²blico no entendiera ni una palabra del idioma. As¨ª sucedi¨® en una lectura, en 1998, en el Palau de la M¨²sica durante el Festival de Poes¨ªa de Barcelona, y al disponerse a salir del escenario, se levant¨® un enorme, estruendoso aplauso.
Inger Christensen no s¨®lo hac¨ªa honor al t¨ªtulo de principal poetisa de Escandinavia, sino que tambi¨¦n era una recitadora extraordinaria. Tal vez porque confiaba todav¨ªa en la esencia m¨¢gica de la palabra po¨¦tica. En la poes¨ªa de Christensen el lenguaje parece una directa prolongaci¨®n de la naturaleza, y, al mismo tiempo, cada obra posee una estricta estructura sistem¨¢tica. Por lo pronto, son las teor¨ªas ling¨¹¨ªsticas de Noam Chomsky, o un teorema matem¨¢tico, los que sirven de punto de partida, para enlazar en poemas verdaderamente inmensos, como Det (Esto, 1969), que cuenta en 239 p¨¢ginas la g¨¦nesis del lenguaje y del mundo, frases como c¨¦lulas crecen formando ¨®rganos y organismos. El poeta austriaco Peter Waterhouse dijo una vez que Christensen "hablaba no para que haya progreso, sino para que se produzca uni¨®n. Las palabras se tocan entre s¨ª, y entonces tambi¨¦n las cosas se tocan entre s¨ª".
En 'Det' cuenta en 239 p¨¢ginas la g¨¦nesis del lenguaje y del mundo
Sus composiciones surgen de la c¨®pula necesaria de ritmo, sonido y significado
Tal vez fue en Alemania donde m¨¢s se la veneraba fuera de su pa¨ªs natal, apreciaci¨®n que se materializ¨® de nuevo en 2006, con la concesi¨®n del Premio Siegfried Unseld. Fue el ¨²ltimo de los muchos galardones internacionales que recibi¨® esta profesora de matem¨¢ticas en 40 a?os de intensa actividad literaria en la que no s¨®lo destac¨® como poetisa. Varios ensayos literarios, obras de teatro y tres novelas dan fe de su versatilidad creativa y de una prodigiosa lucidez. En Espa?a quedan por descubrir, aparte de la poes¨ªa, sus novelas Perpetuum mobile (1964) y Azorno (1967). ?nicamente se tradujo su novela corta La habitaci¨®n pintada, una peque?a joya literaria. Publicada por Ediciones del Bronce en 1999, mezcla una historia amorosa con una intriga cortesana, ubicada en el palacio ducal de Mantua, en los a?os en los que Andrea Mantegna pinta la famosa Camara degli sposi.
Nacida en 1935, en un pueblo de Jutlandia, desde sus inicios Christensen se revela como una poetisa originaria. Sus composiciones surgen de la c¨®pula necesaria de ritmo, sonido y significado. Hablan de los enigmas rec¨®nditos de la creaci¨®n y de los gozos de la existencia humana, en un grandioso af¨¢n de inventar el mundo y buscar el para¨ªso en ¨¦l. Aunque en sus primeros poemarios, Lys (Luz, 1962) y Graes (Hierba, 1963), todav¨ªa se debate la angustia del individuo aislado ante el vac¨ªo existencial con el proceso de conocimiento, en sus grandes composiciones ¨¦picas Det y, sobre todo, Alfabet (1981) emprende Christensen el viaje hacia el espacio paradisiaco perdido que, en definitiva, es "el espacio paradisiaco del lenguaje, donde poeta y lenguaje se funden en uni¨®n", como afirma en un ensayo sobre La fuerza ordenadora del azar.
"Los alfabetos existen / la lluvia de los alfabetos / la lluvia que cae con fuerza / la gracia la luz // los intersticios y las formas / de las estrellas de las piedras // el curso de los r¨ªos / y los movimientos del alma // el rastro de los animales / sus calles y sus caminos // la construcci¨®n de los nidos / consuelo del hombre...". Y as¨ª va siguiendo Christensen en Alfabet con fabulosa seguridad el ritmo del lenguaje, nombrando el aleph borgiano del mundo. El 2 de enero se fue la buscadora de para¨ªsos. Nos ha dejado el consuelo de su magn¨ªfico universo literario.
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