El ibis se vuelve sibarita
Un ave en peligro de extinci¨®n se instala en lujosos campos de golf
Tras una dolorosa enfermedad, ella regres¨® al hogar y descubri¨® que su marido ya viv¨ªa con otra. No le import¨®. Regres¨® a casa y form¨® un tr¨ªo que dio mucho que hablar. No tard¨® en expulsar a la otra. Tuvo tres hijos. Uno se lo llev¨® una serpiente y otro fue asesinado por su hermano. Ahora la pareja y su hijo fraticida se mueven a sus anchas entre los prados de los campos de golf m¨¢s lujosos del sur de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Podr¨ªa ser el argumento de un gran follet¨ªn de sobremesa pero, en realidad, es un corto resumen de los ¨²ltimos meses vividos por una pareja de ibis eremita, un ave en peligro cr¨ªtico de extinci¨®n, que la Junta de Andaluc¨ªa ha conseguido reintroducir en la provincia de C¨¢diz. La experiencia acumulada suena a telenovela y cada episodio provoca entusiasmo en los responsables del proyecto. Porque un cap¨ªtulo m¨¢s es un nuevo triunfo para la supervivencia de la especie.
Apenas queda ya s¨®lo una gran poblaci¨®n de ibis eremita en el mundo. Est¨¢ en Marruecos. Se calcula que quedan unos 300. Tambi¨¦n se cuentan, aunque ya con dificultad, en Siria. Por la provincia de C¨¢diz vuelan desde hace unos cuantos meses unos 30 ejemplares. Son fruto del programa de reintroducci¨®n auspiciado por la Consejer¨ªa de Medio Ambiente con la colaboraci¨®n del Ministerio de Defensa, que permiti¨® soltar algunos espec¨ªmenes en los terrenos del acuartelamiento del Ret¨ªn (Barbate, C¨¢diz), donde en verano del pasado a?o se constat¨® la primera reproducci¨®n en libertad. Desde entonces el culebr¨®n no ha parado.
Cuando los responsables del proyecto presentaron a los ibis eremita en libertad se conoci¨® la historia del curioso tr¨ªo. Una pareja hab¨ªa formado ya su nido pero ella enferm¨®. Los cuidadores la trasladaron al centro veterinario para curarla y ¨¦l no perdi¨® el tiempo. Encontr¨® a otra hembra y cuando la enferma, ya restablecida, regres¨® al hogar, los tres vivieron juntos. Despu¨¦s ella recuper¨® a su macho en solitario y tuvieron tres cr¨ªas. Pero ya s¨®lo queda una. "Son bastante entretenidos", explica Jos¨¦ Manuel L¨®pez, director del proyecto.
Los ¨²ltimos episodios de la vida de esta pareja han tenido otro escenario. Hartos del ¨¢spero suelo militar, la familia decidi¨® buscar un nuevo sitio donde comer y pasar el rato. Lo hallaron en el vecino campo de golf de Montenmedio (Vejer). La otra treintena de ibis eremita reintroducidas en la provincia de C¨¢diz les han imitado. Han viajado a Montenmedio y tambi¨¦n se les ha visto ya en Montecastillo (Jerez) e incluso en otro campo de golf de Marbella. Cinco ejemplares han cruzado la frontera y han optado por trasladarse hasta el selecto c¨¦sped del Algarve portugu¨¦s. All¨ª se les ha encontrado en Albufeira, Vilamoura y Lagos.
"Han descubierto que es un buen sitio para comer", detalla Jos¨¦ Manuel L¨®pez. "Los campos de golf est¨¢n llenos de pastizales de hierba corta, donde hay numerosos invertebrados de los que se pueden alimentar. Los suelos est¨¢n blandos, al estar continuamente reg¨¢ndose, y pueden meter el pico para buscar larvas y escarabajos. Les gusta tambi¨¦n porque son zonas abiertas y despejadas, lo que les permite mantener distancias y obtener bastante visibilidad", agrega el director del proyecto.
Los ibis eremita no lo saben pero en los campos de golf son especialmente queridos. El director del de Vilamoura es tambi¨¦n m¨¢ximo responsable de una potente sociedad ornitol¨®gica portuguesa. La visita de esta especie no s¨®lo no genera ninguna molestia sino que atrae el inter¨¦s de numerosos turistas de alto nivel. No es f¨¢cil observar una especie en v¨ªas de extinci¨®n. Los t¨¦cnicos de Medio Ambiente bromean entre ellos y ya los llaman los ibis sibaritas, por aquello de sus exquisitas aficiones. Les siguen de cerca. No quieren perderse ni un cap¨ªtulo de sus intensas vidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.