Cr¨¦ditos
No es un problema de la oferta sino de la demanda. De esta forma tan expeditiva justifica el presidente de Caja Granada, Antonio Claret, la evidente ralentizaci¨®n del cr¨¦dito por parte de las entidades financieras hacia empresas y familias. O sea, que no es cuesti¨®n de atribuir el origen del problema directamente al estamento financiero sino, m¨¢s bien, hay que relacionarlo con el espectacular descenso en la solicitud de cr¨¦ditos debido a la crisis. Claret advierte, adem¨¢s, que los bancos y las cajas viven de eso, de modo que hay que entender que son ellos los m¨¢s interesados en resolver esta carencia cuanto antes. Otra cosa es que se pretenda que los financieros comulguen con ruedas de molino al forzarles a asumir operaciones cargadas de riesgo. Por ah¨ª, parece que no van a pasar. As¨ª las cosas, si nadie lo remedia antes, estamos abocados a un nuevo choque entre el poder p¨²blico y los bancos y cajas. Sobre todo, con estas ¨²ltimas, entidades sociales a las que se les pide un esfuerzo mayor algo que, hasta ahora, no se ve por ninguna parte.
Tanto es as¨ª que Solbes y el mismo Zapatero est¨¢n dispuestos a actuar con tal de desbloquear la situaci¨®n. Observan, con perplejidad, que a pesar de las ayudas que se han inyectado en el sector, sigue sin existir la liquidez necesaria para dinamizar nuestra econom¨ªa. Es aqu¨ª donde est¨¢ el verdadero debate y no en esa artificial y rid¨ªcula discusi¨®n abierta por determinados interesados en torno a la sede de la hipot¨¦tica caja resultante de la fusi¨®n entre Unicaja y Cajasol. Resulta sorprendente comprobar c¨®mo algunos est¨¢n dispuestos a perder el tiempo y su propia credibilidad enred¨¢ndose en ese falso asunto cuando ni siquiera est¨¢ claro cu¨¢ndo se va a culminar la operaci¨®n y en qu¨¦ t¨¦rminos, mientras los ciudadanos se desesperan por no encontrar las facilidades requeridas en la caja de toda su vida.
Dar respuesta a esta preocupaci¨®n debe ser lo prioritario. De hecho, Chaves ya anunci¨® en su d¨ªa su disposici¨®n a que desde las administraciones p¨²blicas se tomaran medidas si es que no se produce en el ¨¢mbito financiero la reacci¨®n esperada. Una actitud puramente intervencionista que la propia sociedad, sin duda, ver¨ªa con buenos ojos antes que contemplar esa rid¨ªcula pelea por el terru?o, asunto avivado por unos cuantos avispados que saben de sobra que el papel lo aguanta todo y que en caso de fraguarse la fusi¨®n, se establecer¨ªan las soluciones necesarias, como en otras ocasiones. Lo malo es que conocemos, tambi¨¦n, c¨®mo se las gasta el poder cuando entra en las cajas como elefante en cacharrer¨ªa. Ah¨ª est¨¢ el lamentable espect¨¢culo de Caja Madrid.
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