Europeos a su pesar

La Rep¨²blica Checa asume la presidencia de turno de la Uni¨®n Europea coincidiendo con graves tensiones internacionales en las que se esperan, y se necesitan, acciones urgentes por parte de los Veintisiete. La nueva presidencia ha debutado con el conflicto planteado por el uso descarnado por parte de Rusia de sus reservas de gas para intentar restablecer las ¨¢reas de influencia. El acuerdo alcanzado este fin de semana entre Rusia y Ucrania permitir¨¢ el restablecimiento del suministro a partir de ma?ana.

Pero Europa se enfrenta tambi¨¦n a una de las crisis econ¨®micas m¨¢s profundas desde el crash del 29. Y, junto a la definici¨®n del papel que la Uni¨®n debe desempe?ar en la soluci¨®n del conflicto de Oriente Pr¨®ximo, ser¨¢ bajo presidencia checa cuando deba despejarse el futuro del Tratado de Lisboa. Una agenda compleja para cualquier Gobierno, pero cercana a lo imposible para uno que, como el checo, ha hecho bandera pol¨ªtica de su euroescepticismo.

La pertenencia a la Uni¨®n no es obligada y de ah¨ª que la actitud del presidente Klaus sea sobre todo inconsecuente. Las autoridades checas corren el riesgo de inclinarse hacia la esquizofrenia, porque la mayor¨ªa de su poblaci¨®n, como la del resto de la UE, quiere estar dentro de Europa. Este desgarro qued¨® de manifiesto en la exposici¨®n de prioridades ante el Parlamento Europeo por parte del primer ministro Topolanek. El Gobierno checo est¨¢ encargado de impulsar la ratificaci¨®n del Tratado de Lisboa cuando prefiere el de Niza. No son los restantes miembros de la Uni¨®n los que deben resolver este contrasentido, sino el propio Gobierno checo. Una cosa es poner dificultades al Tratado de Lisboa porque no se est¨¢ de acuerdo con el texto pactado, y otra hacerlo porque es la totalidad del proyecto europeo lo que se cuestiona.

Las canciller¨ªas europeas temen que ¨¦ste ser¨¢ un semestre perdido para la Uni¨®n, y Praga parece conformarse. Tal vez este esquema no acabe de ser viable en la pr¨¢ctica. No es conveniente que la burocracia ocupe el espacio de la pol¨ªtica. Pero cuando la pol¨ªtica se ausenta, es la burocracia la que garantiza el funcionamiento de la Uni¨®n. Si se llegara a este extremo durante el semestre checo, m¨¢s perder¨¢ Praga distanci¨¢ndose del proyecto europeo que el proyecto europeo incluyendo a un socio que, por aspirar a convertirse en una r¨¦mora, podr¨ªa acabar por resultar irrelevante.