Entra?ables Dubliners

Estos cinco viejos bucaneros suman un tercio de milenio sobre las tablas, pero hasta el lunes nunca se hab¨ªan dejado ver por Madrid. "Hemos tardado 47 a?os en venir", se disculp¨® Se¨¢n Cannon al comenzar su recital del lunes en la sala Galileo Galilei. A la vista del entusiasmo que desataron entre sus fieles, seguro que repiten.

Barbas pobladas y blanqu¨ªsimas, gorritas de viejo lobo marinero y algunas cinturas m¨¢s prominentes de lo que recomienda la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Los Dubliners son leyenda viva, cinco abuelitos entra?ables que no pueden considerarse meros int¨¦rpretes, sino miembros del restringido cuerpo diplom¨¢tico de la m¨²sica irlandesa. Les asociamos siempre con las canciones de farra noct¨¢mbula y pintas de cerveza, pero en la mesa que dispusieron al fondo del escenario hab¨ªa m¨¢s agua mineral que cerveza.

Lo suyo son las baladas y los medios tiempos, piezas tradicionales que no requieren gran virtuosismo ni una autorizaci¨®n expresa por parte de sus doctores. Se¨¢n y Patsy son dos vocalistas recios y complementarios, pero nadie recolect¨® tantos aplausos como el venerable Barney McKenna.

No falt¨® detalle: ni el homenaje a San Patricio, ni el recuerdo al fallecido Ronnie Drew, ni una cancioncita en ga¨¦lico. Tambi¨¦n cayeron, claro, unos cuantos reels, irresistibles danzas ancestrales con m¨¢s poder revitalizador que cualquier inyecci¨®n al sistema bancario. Y al final, el delirio: Dirty old town, Whiskey in the jar, One Irish rover y Molly Malone. M¨¢s de uno todav¨ªa las debe andar tarareando.