China, la 'Carta 08'
Cientos de personas han firmado en China la llamada Carta 08, todo un cat¨¢logo de reivindicaciones pol¨ªticas que inciden en la necesidad de abrir un segundo tiempo en el proceso de reforma. Es verdad que los firmantes constituyen apenas una gota de agua en el inmenso oc¨¦ano demogr¨¢fico chino, pero no podr¨¢ negarse su trascendencia moral, por cuanto supone plantar cara a la represi¨®n del r¨¦gimen denunciando que "China tiene numerosas leyes pero no un Estado de derecho, tiene una Constituci¨®n pero no un Gobierno constitucional", condenando esa resistencia de las ¨¦lites a toda evoluci¨®n que suponga un cambio pol¨ªtico real. Su contenido equivale a un aut¨¦ntico programa de cambio democr¨¢tico, pero ?puede tener alcance pol¨ªtico efectivo?
Tras los Juegos Ol¨ªmpicos, Pek¨ªn parece echar de nuevo el cerrojo
La crisis golpea la econom¨ªa china con m¨¢s fuerza de lo esperado
En el Libro Blanco sobre la democracia (2005), Pek¨ªn retrat¨® su sistema pol¨ªtico, insistiendo en que no mudar¨ªa de camino. Dos a?os m¨¢s tarde, en el XVII Congreso del Partido Comunista (PCCh), se plante¨® la necesidad de inyectar savia nueva en ¨¦l para garantizar su efectividad como instrumento capaz de dirigir una sociedad que se ha pluralizado de forma notoria como consecuencia de las reformas, ganando una autonom¨ªa frente al poder que sugiere nuevos enfoques. Pero el PCCh no abdica de su monopolio y direcci¨®n -cuesti¨®n central de la Carta 08-, factor que considera precondici¨®n de toda estabilidad. A lo sumo, el PCCh aceptar¨ªa aumentar el nivel de deliberaci¨®n y co-participaci¨®n. El programa democratizador oficial, inspirado por el profesor Zhou Tianyong, director del centro de an¨¢lisis pol¨ªtico de la Escuela Central del Partido, fijaba el objetivo del a?o 2020 para escalonar medidas, incidiendo esta vez en la transformaci¨®n del Estado y en una fuerte inversi¨®n en el orden social para configurar una sociedad moderna y adulta.
Pero lo cierto es que, tras los Juegos Ol¨ªmpicos, Pek¨ªn parece echar de nuevo el cerrojo: reanudaci¨®n de ejecuciones, inflexibilidad y lenguaje duro en la negociaci¨®n con los representantes del Dalai Lama, detenci¨®n de militantes a favor de los derechos humanos, mayor control de Internet y de los medios de comunicaci¨®n... Las promesas de transparencia, mayor autonom¨ªa social y amplio y progresivo reconocimiento de las libertades individuales, dejan paso preferente a la acci¨®n represiva y ejemplar contra la corrupci¨®n, que goza de amplio favor popular, mientras, en el m¨¢s absoluto silencio, se procura aislar cualquier disidencia pol¨ªtica. En un art¨ªculo publicado el pasado 18 de enero en la revista Qiushi, Jia Qinglin, uno de los m¨¢ximos dirigentes chinos, alertaba contra "los falsos ideales de la democracia a la occidental", evidenciando las fronteras de la evoluci¨®n ideol¨®gica del r¨¦gimen.
Detr¨¢s de estas medidas no est¨¢ s¨®lo el miedo a la proclama de la Carta 08, sino tambi¨¦n a lainestabilidad derivada de la actual crisis, que est¨¢ golpeando la econom¨ªa china con m¨¢s fuerza de lo esperado. Millones de trabajadores rurales se han quedado sin empleo y regresan al campo, donde sus posibilidades de ocupaci¨®n son ¨ªnfimas y las redes sociales pr¨¢cticamente inexistentes. En el medio urbano, el desempleo, en torno al triple del oficialmente reconocido (4,2%), tambi¨¦n va en aumento. La temida c¨®lera podr¨ªa estallar.
Ante esta situaci¨®n, el Gobierno chino ha reaccionado a varios niveles. El plan de est¨ªmulos (cuatro billones de yuanes) ha sido uno de ellos. Mayores inversiones sociales ha sido otro. Tambi¨¦n intensifica las pol¨ªticas para aprovechar la crisis y operar el cambio en el modelo de desarrollo. Pero, en ning¨²n caso, planea acelerar la reforma pol¨ªtica, temeroso de que cualquier cambio pueda conducir a un descalabro progresivo de todo el sistema. As¨ª pues, todas las energ¨ªas deben centrarse en garantizar la paz social con los mismos m¨¦todos de siempre. ?Ser¨¢ suficiente?
Se cuenta con un repunte considerable de los conflictos sociales a nivel local y se han dado instrucciones a los cuerpos de polic¨ªa para manejar con mano izquierda los disturbios. En la periferia, los cuadros, conservadores por la naturaleza, pueden agravar las protestas con su demostrada torpeza, poca credibilidad c¨ªvica y el nerviosismo que avanza en el campo y en el entorno de las grandes ciudades. Algunas autoridades (en la provincia occidental de Gansu) han sido sancionadas por su "rutina" a la hora de reprimir. Se impone gestionar con precauci¨®n los disturbios y, sobre todo, desactivar las protestas de forma inteligente para evitar que alcancen una dimensi¨®n global.
Pero no es s¨®lo la crisis y sus efectos. El presente es un a?o dif¨ªcil por los numerosos aniversarios delicados (la revuelta en T¨ªbet que acab¨® con el exilio del Dalai Lama, sucesos de Tiananmen, Falungong) y un encadenamiento de episodios podr¨ªa volverse incontrolable. La Carta 08 pesca, pues, en aguas revueltas (hun shui mo yu) y, atendiendo a su discurso de investidura, con tanto ¨¦nfasis en la defensa de valores y principios, podr¨ªa encontrar en el presidente Obama una receptividad aliada y mayor en el di¨¢logo con las autoridades de Beijing.
?Qui¨¦n apuesta por la democracia en China? No los nuevos poderes econ¨®micos, con buenas conexiones con el poder y del que se benefician en grado sumo. Tampoco las vastas huestes de funcionarios que engrasan a diario los engranajes del sistema, mostrando gran nivel de adaptaci¨®n. En unos y en otros, como entre los estudiantes, el patriotismo, rico y pobre, fagocita cualquier otra reivindicaci¨®n. Por otra parte, los colectivos de humildes que encabezan las protestas, por el momento las unen a fen¨®menos muy locales, en muchos casos sin perder la esperanza de encontrar en el poder central un remedio a todos sus males.
En la larga transici¨®n china, la hip¨®tesis democr¨¢tica parece alejarse una vez m¨¢s. De igual forma que en lo econ¨®mico conserva muchas especificidades, reservando para el poder pol¨ªtico-partidario el control de ¨¢reas clave y actuando a todos los niveles como un actor decisivo, en lo pol¨ªtico todo seguir¨¢ atado en corto. Es m¨¢s, se dir¨ªa que quien lleva las riendas, si algo ha descartado es tomar el rumbo hacia un pluralismo de corte occidental.
El inmovilismo no es alternativa, porque conduce directamente al bloqueo y la asfixia del sistema, pero el PCCh, en el filo de la navaja, seguir¨¢ haciendo acrobacias, adoptando cuanto pueda, adapt¨¢ndose hasta donde pueda, instando esa paulatina superaci¨®n del mao¨ªsmo y sustituy¨¦ndolo no por la democracia occidental que sugiere la Carta 08 sino por el gobierno de la virtud y dem¨¢s diatribas confucianas, una propuesta coherente con su estrategia general que limita cualquier papel efectivo de la sociedad civil.
Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China (Casa Asia-IGADI).
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