Letras sat¨¢nicas
?Cre¨¦is en los adivinos, los magos, las ciencias ocultas, los poderes paranormales, en los ¨¢ngeles y los demonios? La mayor¨ªa contestar¨ªamos que no, sin embargo, el tarot, el I-ching, el p¨¦ndulo y todo lo que pueda revelar algo sobre el futuro se ha ido implantando con fuerza en nuestra vida cotidiana, incluso la brujer¨ªa y, de forma menos evidente, las sectas sat¨¢nicas. Lo que hace unos a?os era considerado cosa de cr¨¦dulos y de ignorantes est¨¢ siendo asumido por las elites culturales. A nadie le averg¨¹enza decir que le han echado las cartas o que le han le¨ªdo la mano, por hablar de las pr¨¢cticas m¨¢s corrientes y menos retorcidas. Adem¨¢s, en tiempos de crisis cualquier ayuda es buena aunque venga del lado oculto.
Alguien que sin duda ha ayudado a romper el muro del pudor esot¨¦rico ha sido el popular Alejandro Jodorowsky, que no sale en televisi¨®n sin su baraja de cartas, algo que hasta ahora ha estado reservado a las adivinas del 806. Y hace unas semanas, el superventas Paulo Coelho ha confesado en una entrevista haber practicado el satanismo y ser seguidor del temible mago Aleister Crowley. Hay que reconocer que mal no les ha ido a estos escritores, por lo que cuando se habla de la magia de la literatura habr¨¢ que entenderlo en sentido literal.
?No es maravilloso este candor, esta confianza en las fuerzas del m¨¢s all¨¢? Para m¨ª uno de los episodios m¨¢s bonitos de la credulidad humana se lo debemos a Arthur Conan Doyle (creador del racional Sherlock Holmes), muy interesado en el espiritismo y que cre¨ªa firmemente en hadas y gnomos hasta el punto de viajar a un pueblecito ingl¨¦s llamado Cottingley para ver por s¨ª mismo el nido de hadas fotografiado por unas ni?as en un bosque cercano a su casa. De esta experiencia sali¨® una peque?a joya llamada El misterio de las hadas, donde Conan Doyle recoge con pormenor el uso y costumbres de estos peque?os seres. Y lo m¨¢s incre¨ªble es que desde 1917 hasta 1982 s¨®lo las ni?as supieron que las fotos estaban trucadas, los dem¨¢s hicieron la vista gorda, prefirieron creer.
Otro suceso lleno de encanto corresponde a Fernando Pessoa, cuya inteligencia es una de las m¨¢s grandes y claras que ha dado la poes¨ªa. Fue precisamente interes¨¢ndome por su vertiente esot¨¦rica cuando me enter¨¦ de su relaci¨®n con Aleister Crowley, tambi¨¦n conocido por la Bestia 666, cuyo lema era "haz lo que quieras". Drogas, sexualidad libre, magia negra. Se le considera un avanzado del hippismo y entre sus seguidores se encuentra (adem¨¢s del mencionado Coelho) Jimmy Page, del grupo de rock Led Zeppelin, que compr¨® incluso su casa, la maldita Boleskine House. La Bestia escribi¨® docenas de libros. Y fue leyendo uno de ellos, las Confesiones, cuando Pessoa, experto en astrolog¨ªa, descubri¨® un error en el hor¨®scopo que de s¨ª mismo hab¨ªa hecho Crowley. Lo que no pod¨ªa imaginarse es que al comunic¨¢rselo, el sat¨¢nico decidiese ir a Lisboa a conocerle. Por lo visto, Pessoa estaba aterrado ante su visita y deseaba con toda su alma que no pudiera llegar, lo que casi ocurre cuando el barco en el que viajaba se retras¨® por culpa de la niebla. Pero al final lleg¨®. ?ngel Crespo lo cuenta as¨ª: "En tierra, Fernando Pessoa, transido y t¨ªmido, ve avanzar hacia ¨¦l a un hombre alto, de anchas espaldas, envuelto en una capa negra, cuyos ojos, maliciosos y sat¨¢nicos al mismo tiempo, le miran reprensivamente, mientras exclama: 'Pero ?qu¨¦ idea ha sido ¨¦sa de enviarme una niebla para all¨¢ arriba?". -
Clara S¨¢nchez (Guadalajara, 1955) obtuvo el Premio Alfaguara de Novela en 2000 por ?ltimas noticias del para¨ªso. Su ¨²ltima novela publicada es Presentimientos (Alfaguara, 2008). www.clarasanchez.com
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