El baile del horror
La fotograf¨ªa en blanco y negro domina una pared del luminoso apartamento de Ari Folman en Jaffa, la antigua ciudad palestina engullida en el casco urbano de Tel Aviv. El boxeador Cassius Clay, Mohamed Al¨ª, tras su conversi¨®n a la fe musulmana, retratado en su plenitud. A juicio del director de Vals con Bashir, "el mejor deportista de la historia". Y no por aquel juego de pies, aquella danza que enloquec¨ªa a sus rivales, sino por su valent¨ªa a la hora de defender unos principios. "Pag¨® por su ideolog¨ªa. Fue despojado del t¨ªtulo de los pesos pesados por negarse a luchar en Vietnam. Es el primer rapero". ?Y Michael Jordan? "No es humano. Demasiado perfecto, y pol¨ªticamente correcto", explica Folman. El cineasta es autor de la pel¨ªcula de animaci¨®n sobre la guerra de L¨ªbano de 1982 y la matanza de palestinos en Chabra y Chatila. Unos acontecimientos narrados desde la perspectiva del director -a su vez protagonista- y de sus compa?eros de unidad que dejaron graves secuelas en la sociedad israel¨ª, y cuya huella perdura porque el vals de la guerra nunca cesa en Oriente Pr¨®ximo. El creador forma parte del pu?ado de israel¨ªes comprometidos con causas sumamente impopulares en su pa¨ªs. Se considera de "extrema izquierda". No en la acepci¨®n que el t¨¦rmino atesora en Europa. En Israel, la etiqueta alude a las posiciones pol¨ªticas m¨¢s tolerantes respecto al conflicto con los palestinos y los pa¨ªses ¨¢rabes. Muchos son apestados. Folman tiene la fortuna de no serlo. Y, en todo caso, no parece preocuparle.
"Hoy tenemos a Ham¨¢s. Soy partidario de dialogar con ellos. ?ste es un conflicto sobre un est¨²pido trozo de tierra"
"Es terrible que los ex militares rijan el pa¨ªs. No saben lo que es la democracia. S¨®lo saben dar ¨®rdenes"
El artista traslada al espectador al Beirut m¨¢s real, a sus edificios marcados por la metralla, a sus calles decr¨¦pitas, a su Corniche... La animaci¨®n es de un realismo total. Los paisajes del sur de L¨ªbano, los personajes -algunos de ellos renombrados pol¨ªticos- son inconfundibles en una obra que derrocha antibelicismo. Pero ?por qu¨¦ el formato de la animaci¨®n? "La guerra", comenta Folman, "es la cosa m¨¢s surrealista de la Tierra. La pel¨ªcula es un mensaje contra la guerra, y quer¨ªa contar una historia personal. No hay ning¨²n glamour en la guerra. La ¨²nica forma de hacer esta pel¨ªcula era mediante la animaci¨®n porque trata de la memoria perdida, de los sue?os y del subconsciente. La libertad art¨ªstica es lo m¨¢s importante para m¨ª, y la animaci¨®n me otorga esa libertad". ?Y por qu¨¦ la idea del vals? "La met¨¢fora del baile es que Israel estuvo danzando con los falangistas cristianos libaneses, y mira c¨®mo acabamos. Te proporciona la atm¨®sfera de que el tiempo no tiene fin. En t¨¦rminos cinematogr¨¢ficos el baile permanece para siempre, ya dure un segundo o diez minutos".
La escena del soldado israel¨ª que dispara enardecido en cualquier direcci¨®n, girando sobre sus pies, en medio de un intercambio de fuego, en una avenida adornada con carteles del l¨ªder de las Falanges cristianas, Bashir Gemayel, es el compendio del filme. Es el vals de Israel con Bashir, aliados en la batalla contra los palestinos. Esos carteles, ya ajados y de m¨¢s reducido tama?o, todav¨ªa se observan en Ashrafiyeh, el barrio maronita de Beirut por excelencia, que sufri¨® -como toda la capital libanesa, como todo el pa¨ªs- aquel baile sangriento que arranc¨® con una promesa del ministro de Defensa, Ariel Sharon, a su primer ministro, Men¨¢jem Beguin: la campa?a se prolongar¨ªa s¨®lo 40 d¨ªas. Los soldados permanecieron 18 a?os. Sharon enga?¨® hasta a su jefe, y lanz¨® sus tropas hasta conquistar Beirut. S¨®lo en mayo de 2000 abandonaron el pa¨ªs ¨¢rabe.
Los 26 perros contra los que disparaba un compa?ero de armas del protagonista de la cinta -el propio Folman- parecen perseguir al autor desde aquella invasi¨®n de L¨ªbano, desatada en junio de 1982. Rechazaba ese uniformado apretar el gatillo contra los lugare?os libaneses y sus casas, y se encargaba de abatir a los canes, porque sus ladridos advert¨ªan a los milicianos palestinos de la inminencia de un ataque de las tropas israel¨ªes contra esos pueblos de viviendas dispersas sobre las colinas redondas del sur liban¨¦s. Pero no ha tratado Folman con su obra de superar trauma alguno. "Quise conectarme con el joven que fui porque ese joven es parte de m¨ª", asegura.
?Por qu¨¦ 26 a?os despu¨¦s? "No quise tratar con mi pasado hasta hace cinco a?os, y a muchos amigos les sucede lo mismo. Pero una combinaci¨®n de circunstancias que me ocurrieron en la vida me condujeron a hacer la pel¨ªcula. Hace cinco a?os quise librarme de acudir a la reserva y el Ej¨¦rcito me eximi¨® del servicio. Pero puso una condici¨®n: deb¨ªa acudir al psic¨®logo para contar todo lo que hice en el Ej¨¦rcito. Quiz¨¢s hac¨ªan un experimento conmigo, pero me conmocion¨® porque nunca hab¨ªa contado mi historia". El director, nacido en Haifa en 1962, elude criticar a quienes no llevan a cabo ese ejercicio de introspecci¨®n. "A muchos soldados les brota el recuerdo de lo que hicieron en filas 5 o 10 a?os despu¨¦s. Nunca sabes cu¨¢ndo aflorar¨¢. Cada cual puede hacer lo que quiera. Es una cuesti¨®n personal", afirma Folman, que sue?a con regresar, tal vez para seguir investigando en su conciencia. "Quiero volver a L¨ªbano, pero no puedo". Ni Israel ni L¨ªbano autorizan a sus ciudadanos a visitar el Estado a¨²n enemigo.
Las bengalas lanzadas por soldados israel¨ªes iluminaban el cielo de los campos de refugiados de Chabra y Chatila, arrabales inmundos de Beirut, para facilitar la carnicer¨ªa perpetrada por los cristianos libaneses. Folman era uno de los uniformados que luchaba en la campa?a militar libanesa, ignorante de que en aquellos instantes, en septiembre de 1982, los falangistas perpetraban una brutal matanza de mujeres, ni?os y ancianos en venganza por el atentado con explosivos que acab¨® con la vida del l¨ªder de las milicias cristianas: el carism¨¢tico Gemayel. Los hombres armados de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) ya hab¨ªan escapado de Beirut. "Por supuesto que el Ej¨¦rcito israel¨ª particip¨® indirectamente. Los soldados no sab¨ªamos lo que suced¨ªa en Chabra y Chatila en aquel momento. Bastante ten¨ªamos con cuidar de nosotros y de nuestros muertos", dice el director.
Cuelgan pendientes de sus orejas, l¨ªa cigarrillos, contesta siempre con respuestas concisas e intercala comentarios sobre f¨²tbol. Es seguidor del Liverpool y admirador del Athletic de Bilbao: "Me gusta su temperamento y que no cuente con jugadores extranjeros". Podr¨ªa ganar Folman premios en un concurso sobre este deporte. Aunque m¨¢s en su campo. Ya ha cosechado con Vals con Bashir galardones tan relevantes como el Globo de Oro y compite ahora para lograr el Oscar de Hollywood como mejor pel¨ªcula de habla no inglesa. Si gana la estatuilla dorada, en Israel le aguardar¨¢ una alfombra roja a la que no parece muy adicto.
"Me conmovi¨® c¨®mo el Gobierno israel¨ª y el establishment apoyaron la pel¨ªcula. Entiendo que pretenden demostrar que este pa¨ªs es plural, y de paso que el Ej¨¦rcito no ejecut¨® la masacre. Cuando present¨¦ la pel¨ªcula en el Festival de Cannes, mucha gente no sab¨ªa que los israel¨ªes no dispararon directamente contra los palestinos en Chabra y Chatila", precisa el artista antes de a?adir: "El Gobierno me ha enviado a promocionar la pel¨ªcula por todo el mundo. No todo es malo. Esta sociedad es mucho m¨¢s abierta y libre que las de los pa¨ªses vecinos". No hay duda al respecto. El mimo que le dispensa no es impedimento para que lance cr¨ªticas feroces contra los gobiernos israel¨ªes y su intransigencia a la hora de negociar.
"Si hubi¨¦ramos elegido hace tiempo a un socio entre los sun¨ªes de L¨ªbano", enfatiza Folman, "podr¨ªamos haber hecho la paz. Es con los religiosos con quienes podemos conseguirlo. Pero Israel siempre escoge a los socios equivocados. En L¨ªbano, elegimos a los cristianos y ya ves lo que sucedi¨®. Tambi¨¦n optamos por la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina. Otro error. Hab¨ªa grupos musulmanes con los que negociar. Hoy tenemos a Ham¨¢s. Soy partidario de dialogar con ellos. ?ste es un conflicto sobre un est¨²pido trozo de tierra. Pero nunca hemos hablado con ellos. Jam¨¢s les hemos dado una oportunidad".
Con ancestros en una familia polaca originaria de Lodz, supervivientes del Holocausto, el director recapacita cuando se dispone a contestar a la pregunta: ?conocen los israel¨ªes su historia? "Mucha gente la ignora. O dicen que lo que le han explicado es la historia, que las fronteras cambiaron... Otros muchos s¨ª que la conocen, pero eso no cambia su mentalidad". Probablemente en este segmento de la audiencia se encuadran los espectadores que abandonaron la sala al poco tiempo de comenzar la proyecci¨®n, poco despu¨¦s de su estreno en Jerusal¨¦n. "Creo que Israel debe aprender del Holocausto, pero no obsesionarse. Debe aprender del pasado. Los jud¨ªos no hemos sido cazados desde entonces nunca m¨¢s. Los nazis son historia. No hay amenazas como aqu¨¦lla. Es cierto que ahora hay amenazas diferentes, pero Israel es ahora un pa¨ªs fuerte, con gran apoyo internacional. Es verdad que el presidente iran¨ª, Mahmud Ahmadineyad, est¨¢ loco. Pero son una minor¨ªa a la que no debemos dejarle el escenario. Estoy seguro de que la gente desea una vida normal, tambi¨¦n en Gaza".
En opini¨®n de Folman, los gobernantes hebreos tampoco atinan en la diana. "El problema de Israel es que invierte el dinero en tanques y en colonias (en territorio ocupado). Yo creo que se puede alcanzar un acuerdo con los palestinos, es s¨®lo cuesti¨®n de liderazgo. Sin embargo, ahora no veo a ning¨²n dirigente israel¨ª capaz de hacerlo. A la gente que mam¨® su ideolog¨ªa en casa es a la que m¨¢s le cuesta cambiar. Y eso es lo que le ocurre a Tzipi Livni. La gente educada en la ideolog¨ªa es un desastre". No alberga Folman demasiadas razones para la esperanza. La ministra de Exteriores es hija de un alto oficial del Irg¨²n, el movimiento clandestino hasta la fundaci¨®n del Estado y a cuyo l¨ªder, Beguin, tildaron de "fascista" sus rivales laboristas muchos a?os despu¨¦s. Benjam¨ªn Netanyahu tambi¨¦n es hijo de un historiador fiel a las tesis m¨¢s derechistas, y el candidato del Laborismo, Ehud Barak, es el militar m¨¢s laureado de la historia de Israel. "Es terrible que los ex militares rijan el pa¨ªs. No saben lo que es la democracia. S¨®lo saben dar ¨®rdenes".
Al concluir la cinta, im¨¢genes reales de la masacre de unos 1.700 inocentes palestinos son el punto final al relato animado. No vaya a ser que alguien piense que todo es fruto de la imaginaci¨®n del artista. "Las guerras son est¨²pidas. No sirven para nada. Creo que todo lo que se haga para evitarlas es bueno. Quiero que mis l¨ªderes hagan todo lo posible por impedirlas, pero no lo hacen. Para ellos, la p¨¦rdida de vidas es parte de la vida", comenta el cineasta. "No hemos aprendido nada", prosigue. "Tenemos unos l¨ªderes in¨²tiles. Mira la segunda guerra de L¨ªbano, en 2006. Es un d¨¦j¨¤ vu". En aquellos d¨ªas de julio de 2006, Folman se fug¨®. "Me escap¨¦ a una isla griega con mi esposa y mis tres hijos. S¨®lo regres¨¦ cuando hab¨ªa terminado". Nunca hay punto final. En Cisjordania, y sobre todo en Gaza, el macabro vals contin¨²a. -
Vals con Bashir, de Ari Folman, se estrena en Espa?a el pr¨®ximo viernes, d¨ªa 20. El filme ha conseguido el Globo de Oro a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa, categor¨ªa para la que tambi¨¦n opta a los Oscar, cuya ceremonia se celebra el d¨ªa 22. Canal + estrena la pel¨ªcula en junio.
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