Falta humildad
Hacen campa?a tres partidos pero la sociedad gallega va a juzgar si est¨¢ satisfecha o no con el gobierno bipartito de la Xunta, quien se examina, aprobado o suspenso, es ese gobierno. Y si perdiese las elecciones tras una ¨²nica legislatura querr¨¢ decir que lo hizo mal.
No es imposible que el gobierno bipartito de la Xunta pierda las elecciones. Esta crisis econ¨®mica es una situaci¨®n hist¨®rica extraordinaria, no es imposible que tenga un efecto electoral, pero la ciudadan¨ªa sabe que aunque estuviesen otros en el Gobierno y la Xunta la crisis econ¨®mica iba a ser exactamente la misma, s¨®lo cambiar¨ªa la pol¨ªtica social. Si los partidos de la Xunta perdiesen, realmente ser¨ªa debido a s¨ª mismos.
PSOE y BNG no se enfrentan al PP sino a la abstenci¨®n. O, mejor dicho, a sus errores
Y tendr¨ªa m¨¦rito perder ante un Partido Popular bloqueado y autodestruy¨¦ndose. Y ante un PP en Galicia que desde que fue defenestrado Cu¨ª?a y se march¨® Fraga carece de cualquier proyecto. Ya no es aquel PPdG pero tampoco es ning¨²n otro. Son cuatro organizaciones provinciales sometidas al final a la calle G¨¦nova; un partido que hoy s¨®lo conserva dos diputaciones, tan inestable y precario pol¨ªticamente que no hay cabeza de candidatura provincial que no est¨¦ en peligro. Tendr¨ªa mucho m¨¦rito perder ante una oposici¨®n as¨ª, pero no es imposible en absoluto, el PSdeG est¨¢ preocupado, y el BNG deber¨ªa estarlo, una parte de su electorado est¨¢ desmovilizado. No se trata de votantes dormidos o emigrados, sino desmoralizados y enfadados. Hay que reconocerle rapidez a esta Xunta en decepcionar y desmovilizar a esa parte del electorado que le dio la victoria en las elecciones anteriores porque, venciendo la desesperanza, se anim¨® a votar para quitar lo que hab¨ªa y poner algo nuevo y mejor. A lo mejor el PSdeG y el BNG creen que nuevos votos procedentes del electorado tradicional del PP pueden compensar su p¨¦rdida. Puede ser, o no.
Quiz¨¢ ese sector del electorado frustrado se vaya animando y a ¨²ltima hora decida acudir mansamente con su papeleta para que no vuelvan los de toda la vida. Puede ser, pero es un electorado exigente y su disgusto es profundo. En el fondo son electores que est¨¢n enfadados consigo mismos, se sienten utilizados, tienen el regusto amargo de creer que se equivocaron cuando se movilizaron para apostar por la Xunta bipartita. Esos dos partidos compiten entre ellos pero no es al PP a lo que tienen que enfrentarse, sino a la abstenci¨®n. O, mejor, al balance de sus tres a?os y medio. Enfrentarse a s¨ª mismos, a sus errores. Quiz¨¢ los mayores sean por omisi¨®n.
Parece que su llegada a los despachos les provoc¨® tal satisfacci¨®n luego de tantos a?os que perdieron la perspectiva de lo que se ve desde abajo. Seguramente que al acceder a los despachos que hab¨ªan abandonado los anteriores se encontraron con m¨¢s sorpresas debajo de la alfombra de lo que imaginaban. Seguro que cambiar las cosas era m¨¢s dif¨ªcil de lo que esperaban, pero debieron decirlo. Si hab¨ªan recibido una herencia m¨¢s estragada de lo que todos cre¨ªamos debieron encargar auditor¨ªas y hacerlas p¨²blicas, informarnos de c¨®mo estaban realmente las cosas. Tambi¨¦n nos dieron estampas de modos autoritarios y de ostentaci¨®n innecesaria que evocaban inevitablemente a la ¨¦poca anterior. A cambio, no hubo signos claros de romper con el entramado de poderes que hab¨ªa mantenido sujeta a la sociedad gallega. Qu¨¦ r¨¢pido se entendieron con los mismos poderes de siempre, y qu¨¦ poco les doli¨® en comparaci¨®n defraudar a quienes les hab¨ªan dado el gobierno.
La prueba m¨¢s palmaria del abandono de sus promesas es que a los socialistas se les haya ca¨ªdo del programa lo que hab¨ªan prometido en la anterior legislatura, y no hicieron: regular las ayudas a los medios de comunicaci¨®n privados. Esa zona oscura del dinero p¨²blico, ese problema de la democracia gallega, que haya medios privados subvencionados con dinero p¨²blico y que act¨²an como partidos. Esa dejaci¨®n pol¨ªtica qued¨® retratada cuando el candidato socialista en un mitin en A Coru?a tuvo que rebatir no a la campa?a del Partido Popular, que es lo leg¨ªtimo, sino a una campa?a de prensa hostil.
La sociedad gallega en conjunto es sensata, escoge entre lo que le ofrecen. Esta elecci¨®n depender¨¢ de que socialistas y nacionalistas hagan ver a una parte de su electorado que aprenden, que reconocen errores y que en el futuro pretenden mejorar. Falta humildad.
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