"Llegaremos hasta el final"
Un padre de cinco hijos defiende la insumisi¨®n pese al varapalo judicial
"Nos vamos a plantar". Javier Ventas, ovetense, padre de cinco hijos entre seis y 15 a?os, no ha modificado su insumisi¨®n a la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, pese al fallo del Tribunal Supremo que deniega la posibilidad legal de objetar.
Ventas recurrir¨¢ y llegar¨¢ "hasta el final, donde haga falta: el Tribunal Constitucional, el Tribunal Europeo o la ONU". En todo caso, matiza: "La sentencia s¨®lo se pronuncia sobre cuatro objeciones". Su recurso est¨¢ a¨²n en el Alto Tribunal pendiente de sentencia, pero la doctrina del Supremo sobre este tema ha quedado bien clara.
Su primog¨¦nita, de 15 a?os, la ¨²nica de sus hijos a la que de momento le afecta el caso, seguir¨¢ faltando a Ciudadan¨ªa. "En una sociedad como la nuestra, en la que conviven distintas visiones del mundo y de la vida, caben dos opciones: que convivamos sin que unos pretendan imponer sus ideas a los dem¨¢s o que vayamos al enfrentamiento", afirma Ventas. "La respuesta la tienen ellos y depender¨¢ de hasta d¨®nde est¨¦n dispuestos a atacarnos", asegura, en referencia al Estado, este ovetense que se declara cat¨®lico.
"Muchos se han echado atr¨¢s porque sus convicciones son d¨¦biles"
Ventas, ex profesional de la banca, y docente de formaci¨®n, juzga que Ciudadan¨ªa es una injerencia ileg¨ªtima. "Ciudadan¨ªa es una invasi¨®n por el Estado de un ¨¢mbito, la educaci¨®n de los hijos, que corresponde a los padres", y ello, seg¨²n Ventas, y con independencia de los contenidos concretos que se impartan, no es asumible: "La asignatura abre una puerta para que el Estado -¨¦stos o futuros gobernantes- pueda imponer a los ciudadanos una visi¨®n del mundo y de la vida que no tenemos por qu¨¦ compartir".
Aunque discrepa tambi¨¦n de los contenidos tras haber analizado cinco manuales: "La asignatura, tal y como est¨¢ concebida, no se limita a abordar cuestiones legales, la Constituci¨®n, la democracia..., -todo lo cual ser¨ªa perfectamente asumible, como ocurre en otros pa¨ªses-. Plantea una visi¨®n del mundo y de la vida que el Estado no tiene derecho a imponer. Ser¨ªa lo mismo que si la Iglesia, como ocurri¨® en otras ¨¦pocas, impusiese su visi¨®n del mundo a toda la sociedad", precisa.
Este padre de familia, involucrado en la plataforma Asturias educa en libertad, asegura que la sentencia del Supremo no le ha sorprendido ni frustrado. "No hay verdadera divisi¨®n de poderes y por eso poco pod¨ªamos esperar".
?Qu¨¦ har¨¢n las familias insumisas ahora? "Puede haber gente que se asuste y otros que est¨¦n dispuestos a llegar a la desobediencia civil y que no entreguen sus hijos al Estado, hagan lo que hagan las autoridades", afirma. "Si yo creo que esto es mal¨ªsimo para mis hijos, no puedo transigir. Nos vamos a plantar. Estamos hablando de la defensa de derechos b¨¢sicos recogidos en la Constituci¨®n y, a¨²n de forma m¨¢s clara, en la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos".
Para Ventas, la sentencia s¨®lo se pronuncia b¨¢sicamente sobre la legalidad. "Es un error plantear este debate como un problema legal. La legalidad la define siempre quien tiene el poder y por eso lo legal cambia seg¨²n los sitios, las ¨¦pocas y los Gobiernos. Aqu¨ª de lo que hablamos es de legitimidad, no de legalidad. Estamos debatiendo de algo m¨¢s profundo: de la imposici¨®n por el Estado de una visi¨®n del mundo al individuo".
Las familias que rechazan la asignatura son muchas m¨¢s, seg¨²n Ventas, que las que han objetado. "Hay mucha gente que sabe que est¨¢ siendo atacada en sus derechos fundamentales pero, por lo general, no nos gusta complicarnos la vida, salvo que nos afecte mucho. Pero aqu¨ª est¨¢ en juego la dignidad de la persona. Nos la jugamos todos, no s¨®lo los que tenemos fe. Si aceptamos que decida el grupo (la manada), y no el individuo, esto nos puede llevar al totalitarismo".
Los hijos de Ventas est¨¢n matriculados en distintos colegios cat¨®licos concertados de Asturias. Para los padres insumisos, dice, la situaci¨®n es m¨¢s delicada en los centros privados concertados (incluso, los de confesionalidad religiosa) que en los p¨²blicos. "Los funcionarios de un colegio p¨²blico no se deben a nadie. Pero los concertados dependen de la subvenci¨®n. Las familias objetoras se est¨¢n encontrando con m¨¢s dificultades con algunos directores de colegios concertados que con los de los centros p¨²blicos".
No percibe, sin embargo, que su hija reciba el "rechazo expreso" de sus compa?eros y asegura que "los profesores son respetuosos con la ni?a", pero admite que para ella "significarse en el grupo siempre es traum¨¢tico". Y adem¨¢s pesan los perjuicios acad¨¦micos: "Mi hija obtiene una media de notable y sobresaliente en sus calificaciones y ahora arrastra un suspenso en esta asignatura, lo que le baja la nota media, con el grave inconveniente que ello supone para cuando pretende acceder a la Universidad. Por eso muchos padres contrarios a Ciudadan¨ªa se han echado para atr¨¢s. Pero esto es porque sus convicciones son d¨¦biles. Los perjuicios acad¨¦micos futuros para nuestros hijos por objetar depender¨¢n de hasta d¨®nde quieran apretarnos. Pero yo conf¨ªo en que antes de que mi hija se encuentre en esa situaci¨®n hayamos logrado una sentencia de otro tribunal que nos d¨¦ la raz¨®n".
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