"El negocio ha ca¨ªdo a la mitad"
El par¨®n de la econom¨ªa castiga a las empresas que dependen de la demanda interior - M¨¢s de 20 millones de emigrantes internos han perdido el trabajo
"Se alquila tienda. Si tiene un negocio, llame por favor". El tono del cartel con un n¨²mero de tel¨¦fono m¨®vil, pegado sobre la puerta de este local comercial situado en el mercado de materiales de construcci¨®n de Fu Hua, en las afueras de Pek¨ªn, no deja lugar a dudas: la crisis ha golpeado fuerte a China.
Tras los cristales, se ven cajas por el suelo y estanter¨ªas medio vac¨ªas. Parece como si el due?o hubiera salido corriendo. La imagen se repite en los locales vecinos, tambi¨¦n en alquiler. Algunos est¨¢n llenos a rebosar de bobinas de cables el¨¦ctricos, tuber¨ªas y herramientas sin estrenar, pero el candado est¨¢ echado y no hay un alma en su interior. Ni encargado ni clientes. Otros, simplemente, est¨¢n vac¨ªos.
"He bajado precios, y aun as¨ª nadie viene a comprar", dice un comerciante
"El a?o pasado vend¨ªa las bombillas a un yuan (11 c¨¦ntimos de euro) la pieza, y ahora las ofrezco a 0,7 yuanes; y aun as¨ª nadie viene a comprar", dice Tang Jianhai, de 44 a?os, en una de las tiendas. "He pagado los 30.000 yuanes de la renta anual y el dinero no entra. Despu¨¦s del A?o Nuevo chino, sol¨ªa recibir muchos pedidos de f¨¢bricas y empresas de construcci¨®n, pero este a?o, nada; as¨ª que busco a alguien para compartir el espacio", explica apesadumbrado, mientras mira el papel que ha pegado en la puerta con su n¨²mero.
El mercado de Fu Hua muestra c¨®mo la crisis no s¨®lo ha castigado a las empresas exportadoras chinas, sino que su efecto se ha extendido a otros sectores de la econom¨ªa, dependientes de la demanda interna. La paralizaci¨®n de inversiones y la ca¨ªda de la construcci¨®n han dejado sin clientes a los comerciantes de este mercado mayorista, inaugurado a finales de 2007 en un pol¨ªgono industrial del sur de la capital, en el que se alinean cientos de tiendas de dos plantas.
En aquel momento, nadie preve¨ªa lo que se avecinaba. Ahora, sus calles est¨¢n casi desiertas. "El negocio ha ca¨ªdo a la mitad, y como llevo porcentaje sobre las ventas, la crisis me est¨¢ afectando mucho", afirma Lin Biao, de 25 a?os, vendedor en otro local.
La reducci¨®n de la actividad ha dejado sin trabajo a m¨¢s de 20 millones de emigrantes del campo de los 130 millones con que cuenta el pa¨ªs, y el paro -que tambi¨¦n ha afectado seriamente a los licenciados universitarios- no deja de subir. "El continuo descenso de la tasa de crecimiento econ¨®mico, debido al impacto de la crisis, se ha convertido en un problema para la situaci¨®n general", reconoci¨® ayer el primer ministro, Wen Jiabao.
Y esto incluye el sector servicios. Jing Xiang, de 45 a?os, due?a de una lavander¨ªa en el centro de Pek¨ªn, lo explica. "Mis ingresos han ca¨ªdo un 40%. Mis clientes est¨¢n intentando ahorrar todo lo que pueden. Vienen menos veces, y ya s¨®lo traen las chaquetas y los abrigos. Algunos due?os de locales de prostituci¨®n han dejado de traer la ropa, porque dicen que no encuentran clientes para su negocio".
Wen insisti¨® en que la creaci¨®n de empleo es objetivo prioritario del Gobierno, y detall¨® las medidas puestas en marcha para luchar contra el paro e incentivar el consumo privado como v¨ªa para impulsar la econom¨ªa. Entre otros, prometi¨® incrementar un 20% el gasto en las zonas rurales, impulsar el cr¨¦dito al consumo y conceder subsidios por valor de 40.000 millones de yuanes (4.640 millones de euros) para facilitar la compra de electrodom¨¦sticos, motocicletas o maquinaria agr¨ªcola por parte de los habitantes de las zonas rurales, donde viven dos tercios de la poblaci¨®n china.
Mientras los planes de reactivaci¨®n surgen efecto, Tang, que tiene dos hijos estudiando en la Universidad de Zhejiang (provincia del este del pa¨ªs), ha hecho frente a la crisis siguiendo lo que dictan los libros: recortando gastos.
"Hemos dejado la habitaci¨®n en la que viv¨ªamos, por la que pag¨¢bamos 450 yuanes al mes, m¨¢s agua, gas y electricidad, y nos hemos venido a vivir al piso de arriba de la tienda", dice, junto a su esposa. "El pol¨ªgono [donde no hay calefacci¨®n desde el a?o pasado] ten¨ªa prohibido que vivi¨¦ramos en los locales, pero ahora no viene nadie a comprar. As¨ª que abren un ojo y cierran el otro".
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