La asignatura pendiente de Gerry Adams

Las siglas cambian, pero la ret¨®rica permanece: el IRA-Aut¨¦ntico y el IRA de la Continuidad, los grup¨²sculos hostiles al proceso de paz que han asumido los tres asesinatos de los ¨²ltimos d¨ªas en Irlanda del Norte, los han justificado por la permanencia de la "ocupaci¨®n brit¨¢nica". Los dos empleados de una pizzer¨ªa que resultaron heridos cuando entregaban el pedido en el cuartel atacado el s¨¢bado son calificados de "colaboracionistas"; sin importar que uno de ellos fuera un inmigrante polaco.

El adjetivo, colaboracionista, ha sido utilizado por ETA cuando ha causado v¨ªctimas entre personal civil que trabajaba en instalaciones oficiales. En un panfleto que dejaron en el lugar tras atentar contra un cuartel de monta?a en Belagua, Navarra, en 2004, ordenaban a "electricistas, panaderos, cocineros..." cortar toda "relaci¨®n con esas fuerzas ocupantes" y andar "lejos de los caminos que frecuentan".

En cuanto a la ocupaci¨®n brit¨¢nica, de los 30.000 soldados que hab¨ªa en el Ulster hace una d¨¦cada, s¨®lo quedan 5.000, que ser¨ªan ninguno si no fuera por la amenaza latente de esos grup¨²sculos en busca de pretextos para seguir en la brecha. Los atentados de estos d¨ªas buscan sin duda crear una din¨¢mica de tensi¨®n que divida a las fuerzas que comparten el Gobierno consociativo (con participaci¨®n garantizada de representantes de las dos comunidades) de Irlanda del Norte. Gobierno en el que se discute ahora, con fuertes discrepancias, sobre la propuesta a presentar a Londres para la transferencia de las competencias de seguridad y justicia.

El IRA-Aut¨¦ntico rompi¨® con el n¨²cleo de la organizaci¨®n terrorista poco antes de la firma de los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 que sirvieron de marco para el fin pactado de la violencia. Tras varios atentados sin v¨ªctimas, el grupo disidente provoc¨® poco despu¨¦s la matanza de Omagh: 29 muertos, entre ellos un estudiante y una monitora espa?oles.

Aquella masacre oblig¨® al IRA a responsabilizarse en alguna medida de evitar que grup¨²sculos disidentes siguieran actuando. Poco despu¨¦s era detenido el l¨ªder de la escisi¨®n, Michael McKevitt, que ser¨ªa condenado a 20 a?os de c¨¢rcel. Y aunque consta que ha habido alg¨²n intento fallido, hasta el s¨¢bado no hab¨ªan logrado asesinar.

Tras ese atentado ocurri¨® algo sin precedentes. Gerry Adams, en nombre del Sinn Fein, hizo p¨²blico un comunicado en el que expresaba su apoyo a la polic¨ªa en la persecuci¨®n de los autores del crimen. Lo hizo con un lenguaje algo alambicado y s¨®lo tras criticar al jefe de la polic¨ªa de Irlanda del Norte por haber anunciado su intenci¨®n de solicitar la incorporaci¨®n de una unidad de inteligencia para el control de los grupos disidentes del IRA, precisamente. Pero lo hizo, y ayer lo repiti¨® en t¨¦rminos m¨¢s claros su n¨²mero dos y viceprimer ministro principal norirland¨¦s, y antiguo jefe del IRA, Martin McGuinness.

Acabar con viejos tab¨²es respecto a la actuaci¨®n policial y judicial en un Estado de derecho es un cap¨ªtulo pendiente de los republicanos defensores de los "medios pac¨ªficos y democr¨¢ticos" (Adams). Tal vez un efecto no previsto de estos atentados, dirigidos contra el proceso de paz y sus art¨ªfices tanto como contra los brit¨¢nicos, sea contribuir a superar ese prejuicio.