Y Xabi Alonso, en Liverpool
La doble negativa del Madrid a fichar al pivote vasco, figura en Anfield, sintetiza el fracaso de su pol¨ªtica deportiva
Los partidos memorables que jug¨® Xabi Alonso contra el Madrid en los octavos de final de la Liga de Campeones exhiben en toda su magnitud el fracaso de la pol¨ªtica deportiva del club a lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os. Precisamente los mismos que lleva el Madrid sin poder pasar de octavos en la competici¨®n que sirve para medir la grandeza de los clubes europeos.
Hace cinco temporadas, en la primavera de 2004, Xabi Alonso estaba en venta. Ten¨ªa 22 a?os. Su edad no le hab¨ªa impedido convertirse en el conductor del juego de la Real Sociedad, ni exhibir un balance extraordinario en enfrentamientos con el Madrid: tres victorias, un empate y dos derrotas. El Madrid necesitaba un medio centro y Arrigo Sacchi, entonces director deportivo, recomend¨® su fichaje. Le desoyeron. El club, entonces presidido por Florentino P¨¦rez, prefiri¨® contratar a Owen, y luego cubrir el medio centro con Gravesen y Pablo Garc¨ªa. Ninguno de estos jugadores pudo prolongar por m¨¢s de un a?o su carrera en Chamart¨ªn. Alonso firm¨® ese verano por el Liverpool, que pag¨® 14 millones de euros a la Real.
La plantilla tiene limitaciones que superan el trabajo de cualquier t¨¦cnico
El verano pasado, Pedja Mijatovic, el director deportivo del Madrid, supo que el Liverpool pon¨ªa en venta a Alonso por discrepancias con Rafa Ben¨ªtez. El precio, unos 20 millones de euros. Mijatovic prefiri¨® ignorar la posibilidad. Se conform¨® con Gago y Diarra. Hasta Navidad, cuando fich¨® a Lass. Demasiado tarde. El estratega ignor¨® que su decisi¨®n de no contratar a Alonso tendr¨ªa consecuencias determinantes. Tanto que, desde entonces, el club ha perdido un presidente y un entrenador. El propio cargo de Mijatovic est¨¢ vac¨ªo de contenido. A la espera de unas elecciones inciertas, el montenegrino no puede trabajar. Se limita entonces a pensar en lo que har¨¢ cuando se quede sin su trabajo actual. En Anfield no dimiti¨®. Pero reconoci¨® su fracaso: "El Liverpool tiene mejor equipo que nosotros". Tambi¨¦n lo certific¨® Ra¨²l.
Anfield fue el escenario donde los actores de la actual crisis del Madrid decidieron jugarse sus ¨²ltimas fichas. El presidente, Vicente Boluda, utiliz¨® la eliminatoria para procurar ganar tiempo en relaci¨®n con un proceso electoral que est¨¢ obsesionado con postergar. La derrota por goleada (5-0 al cabo de los 180 minutos) debilita su posici¨®n y hace inevitable una reacci¨®n en cadena. La inestabilidad de Boluda arrastra a Juande Ramos. El t¨¦cnico concentr¨® todos sus esfuerzos en preparar a los jugadores desde el punto de vista t¨¢ctico y f¨ªsico para alcanzar su pico de rendimiento ante el Liverpool. La eliminatoria constat¨® que el Madrid no daba m¨¢s de s¨ª. A pesar de lo que argument¨® Ra¨²l -uno de los defensores de la conveniencia de la destituci¨®n de Schuster y su reemplazo por Juande-, la plantilla tiene limitaciones que superan el trabajo de cualquier t¨¦cnico. Lo dijo Arrigo Sacchi ayer, a prop¨®sito de las desventuras del Madrid: "Por bueno que sea un entrenador, si no cuenta con el respaldo de un club s¨®lido, es imposible que tenga ¨¦xito".
El contraste entre el Liverpool y el Madrid revel¨® la diferencia entre un club que tiene un proyecto deportivo y otro que no lo tiene. Fuentes cercanas a Ben¨ªtez afirman que el t¨¦cnico del equipo ingl¨¦s hizo todo lo necesario desde el punto de vista t¨¢ctico para neutralizar a un rival al que consideraba un peligro. Ben¨ªtez tem¨ªa la capacidad del Madrid para responder incluso jugando mal. Nunca estuvo tranquilo con el 0-1 de la ida y mentaliz¨® a sus jugadores para disputar la vuelta como si hubiese que remontar. El Liverpool siempre tuvo un plan. El Madrid se limit¨® a meter el pie en el cepo. Como dijo Sergio Ramos: "Nos sorprendieron".
Heinze apunt¨® ayer que el resultado evidencia distintas formas de trabajar: "Ellos son un equipo muy hecho, que lleva muchos a?os con el mismo entrenador. Eso se nota en el bloque".
Los jugadores reconocen que el desorden del club no favorece su rendimiento. "Todo influye", dijo Heinze, cuando le preguntaron por el tema. "Pero no me voy a poner un escudo con esto. Los futbolistas somos los que salimos al campo a dar la cara". Ra¨²l hizo en Anfield algo que nunca suele hacer. Se hizo acompa?ar por su mujer y sus hijos, y por sus padres. El capit¨¢n nunca hab¨ªa jugado en el santuario de Anfield e intuy¨® una despedida. El fin de un orden.
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