Genio y figura, trajes y hechuras
La figura del artista Miguel de Molina siempre ser¨¢ controvertida y tendr¨¢ puntos oscuros tanto en su biograf¨ªa como en la larga sombra de su herencia art¨ªstica. ?l mismo contribuy¨® en gran medida a establecer para el futuro cierta mitificaci¨®n de algunos momentos ¨¢lgidos de su trayectoria, y en otros casos, la destrucci¨®n documental y los accidentes o avatares de la historia han pasado un rasero dram¨¢tico y cruel que hace muy dif¨ªcil ser riguroso en lo historiogr¨¢fico y mucho m¨¢s dif¨ªcil en lo art¨ªstico, en su casi truncada carrera de bailar¨ªn, que es lo que intent¨® denodadamente en una etapa temprana de su trayectoria.
En la g¨¦nesis de la estampa de Miguel de Molina est¨¢ el bailar¨ªn. No hay m¨¢s que ver una foto suya, el poso del baile est¨¢ siempre en la esencia de su dibujo.
El bailar¨ªn y cantante malague?o rompi¨® con las convenciones sociales de la ¨¦poca
Su imagen fue mancillada por sus gui?os a la ambig¨¹edad
Me he atrevido a decir m¨¢s de una vez que Miguel de Molina, voz aparte, era un bailar¨ªn nato. Su sentimiento vital hacia la danza le pone en una categor¨ªa especial, que entronca con esos artistas multidisciplinares de hoy y que pueblan los carteles de los musicales.
El teatro musical de esencia espa?ola le debe mucha iconograf¨ªa. Es evidente que con el desarrollo de su personalidad esc¨¦nica y su carrera profesional, en Miguel de Molina la figura del cantante se impuso a la del bailar¨ªn, si bien es precisamente la danza esc¨¦nica espa?ola la que m¨¢s contribuye a dibujar su estampa o perfil est¨¦tico, su l¨ªnea de actuaci¨®n y el desarrollo de su estilo tanto en lo gestual como en lo pl¨¢stico.
Hoy nos resulta parad¨®jico y hasta enigm¨¢tico, c¨®mo en la sociedad de aquellas d¨¦cadas se acept¨® y triunf¨® una imagen art¨ªstica que romp¨ªa completamente con las convenciones, que estaba destinada a ser rechazada y mancillada con sus valientes y osados gui?os a la ambig¨¹edad, al exceso decorativo y al abono de la leyenda.
Pero antes de que llegara el horror, Miguel de Molina conoci¨® la gloria, y ah¨ª est¨¢ inserto su debut como bailar¨ªn.
En un breve periodo que abarca de 1931 a 1934 -y que son a?os decisivos para la cristalizaci¨®n del g¨¦nero llamado "ballet espa?ol"- Miguel de Molina bail¨® dos veces El amor brujo en el teatro Espa?ol. Una vez encarnando el papel de Carmelo con Laura de Santelmo y el mism¨ªsimo Manuel de Falla dirigiendo la orquesta.
Y despu¨¦s junto a Antonia Merc¨¦ La Argentina donde asum¨ªa el m¨¢s expresionista rol del Espectro; ah¨ª compart¨ªa escena con Vicente Escudero -que hac¨ªa Carmelo- y con la gran Pastora Imperio.
De esta gesta, hay pocos pero valiosos documentos gr¨¢ficos y el caso es que tales acontecimientos son, sin duda, grandes hitos de su descollante personalidad.
La exposici¨®n Arte y provocaci¨®n estar¨¢ en la sala del complejo El ?guila (Ram¨ªrez de Prado, 3) hasta el 17 de mayo.
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