De la autoescuela a la comisar¨ªa
Rafael Olmos Salaver paseaba ayer por la ma?ana, literalmente enganchado al tel¨¦fono m¨®vil, por el centro comercial Illa Diagonal, muy cerca del que ha sido su centro de trabajo en los ¨²ltimos dos a?os: la comisar¨ªa de Les Corts. Hasta hace dos d¨ªas, nadie le hab¨ªa comunicado que su etapa como director general de la polic¨ªa llegaba al fin. A ¨²ltima hora intent¨® defenderse y salvar el cuello; as¨ª, afirm¨® que no dio la orden de cargar en la manifestaci¨®n que, a la postre, ha provocado su ca¨ªda.
Pese a todo, Olmos (Barcelona, 1952) no se ha tomado la anunciada destituci¨®n demasiado mal. Aunque en su d¨ªa acept¨® el cargo con entusiasmo, los dos ¨²ltimos a?os han sido duros para ¨¦l: estar al frente de la polic¨ªa auton¨®mica supone constantes quebraderos de cabeza. Est¨¢ cansado y no le preocupa su futuro porque puede "dedicarse a cualquier cosa" y, quiz¨¢, dedicar m¨¢s tiempo a una de sus pasiones: la arqueolog¨ªa y, en concreto, el antiguo Egipto. En la foto de perfil que ha colgado en la red social Facebook, aparece tocado con un sombrero de explorador bajo un sol implacable.
La trayectoria profesional de Olmos empieza en una autoescuela de El Prat de Llobregat, donde ejerc¨ªa como profesor. Su experiencia en el tr¨¢fico es amplia: trabaj¨® en la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico y, en el primer Gobierno tripartito y bajo las ¨®rdenes de la consejera Tura, fue director del Servicio Catal¨¢n de Tr¨¢fico. Tambi¨¦n ocup¨® un cargo t¨¦cnico de seguridad ciudadana en El Prat. Sus partidarios esgrimen ese argumento para rebatir las cr¨ªticas de quienes piensan que Olmos lleg¨® a jefe de los Mossos sin experiencia alguna en el ¨¢mbito del orden p¨²blico.
Los cr¨ªticos tambi¨¦n opinan que Olmos es un personaje sin iniciativa propia, que ha estado siempre a la sombra de su protector (y promotor), el secretario de seguridad Joan Delort. Ambos son amigos desde hace a?os y sus trayectorias han corrido en paralelo. Pero el director, destituido in pectore a seis d¨ªas vista (el cese se har¨¢ oficial el martes) "tambi¨¦n tiene su car¨¢cter y su orgullo". Prueba de ello es que, a prop¨®sito de los Mossos, ¨¦l y Delort han mantenido duros enfrentamientos los ¨²ltimos meses.
Hay algo en lo que defensores y detractores coinciden plenamente: Olmos tiene un humor muy peculiar. Tanto, que en ocasiones despista a su interlocutor. Al principio, cuesta entablar una charla seria con ¨¦l, sobre todo porque se tiene la sensaci¨®n de que est¨¢ bromeando. Sutil¨ªsima iron¨ªa, tal vez. El caso es que su conversaci¨®n resulta, al final, hasta divertida. Se autoconsidera un "hombre del Renacimiento", por su extensa formaci¨®n, se supone, en los m¨¢s diversos campos del saber. Posee, eso seguro, un t¨ªtulo universitario: es licenciado en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica por la Universidad de Barcelona. Caprichos del destino, el desalojo de estudiantes del rectorado de esa Universidad y los hechos que se sucedieron han acabado por costarle el puesto.
Olmos se muestra inseguro a veces y, para combatirlo, act¨²a a la defensiva. Durante su gesti¨®n, sin embargo, no le ha faltado fuerza para tomar decisiones y actuar. Nadie discute que es quien m¨¢s ha dado la cara estos a?os. Fue ¨¦l quien dio a conocer p¨²blicamente, en rueda de prensa, los casos de presuntos malos tratos en la comisar¨ªa de Les Corts. Aquel episodio le cost¨® enemistades entre los mandos policiales. Y lo cierto es que, durante su mandato y con el impulso del consejero Saura, se ha impulsado la instalaci¨®n de c¨¢maras en todas las comisar¨ªas y se ha creado un comit¨¦ de ¨¦tica .
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