"Ahora hay que poner los heridos graves sobre la mesa"
Girona, a?os ochenta. Una ballena est¨¢ varada en la playa de Sant Antoni de Calonge. Muerta. En la arena, un gabinete de crisis compuesto por el gobernador civil, el representante de la Generalitat de Catalu?a y el alcalde debate qu¨¦ hacer con el cet¨¢ceo. Lo primero es determinar de qui¨¦n es competencia el asunto. Requerido de urgencia, un t¨¦cnico emite un dictamen: Si el objeto est¨¢ en el mar, es del Estado. Si est¨¢ en tierra, de la comunidad aut¨®noma.
O sea, que con cada ola que la hac¨ªa flotar, la ballena era m¨ªa o de mi colega de la Generalitat. Ah¨ª descubr¨ª que este pa¨ªs que hemos creado es muy complicado. Y que alguien ha de tomar decisiones y ejecutarlas. Al final vino un barco del Ej¨¦rcito, remolc¨® el bicho a alta mar, le peg¨® un pepinazo, lo hundi¨® y adi¨®s problema.
"Conducimos como vivimos, y aqu¨ª a¨²n manda la prisa y la competitividad"
"Quien m¨¢s bebe es un cincuent¨®n de mariscada y copazo a los postres"
"Los accidentes son una enfermedad muy grave y no hay terapia indolora"
Pere Navarro era aquel gobernador civil. Veinte a?os despu¨¦s, en 2004, cuando el ministro del Interior Jos¨¦ Antonio Alonso le encarg¨® de viernes para lunes hacerse cargo de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, Navarro sab¨ªa a qu¨¦ ven¨ªa. A tomar decisiones. Y a ejecutarlas. El carn¨¦ por puntos, la multiplicaci¨®n de radares y sus correspondientes multas, la aplicaci¨®n del C¨®di go Penal a conductores temerarios. Medidas in¨¦ditas e impopulares para luchar contra un muro: los m¨¢s de 4.000 muertos que se cobraban cada a?o las carreteras. Cinco a?os despu¨¦s, las cifras cantan. De los 4.029 fallecidos que se produjeron en 2003 se ha pasado a 2.182 en 2008. Y en los primeros 75 d¨ªas de 2009 ha habido un descenso del 8% en el n¨²mero de muertos respecto al mismo periodo del a?o anterior.
El hombre bajo cuyo mandato se ha ahorrado 5.000 muertos a la sociedad transmite una curiosa sensaci¨®n de vivir sin prisas pero sin pausas. No escatima un minuto a la conversaci¨®n. Pero habla como una metralleta. Va como una moto. Salta de un tema a otro. Y al final se va pitando al Congreso de los Diputados. A presentar a la Comisi¨®n de Seguridad Vial el borrador de la reforma del reglamento sancionador. Miguel, su ch¨®fer habitual un tipo tranquilo aparentemente inmune al estr¨¦s de tener que conducir todo el santo d¨ªa con el aliento del director general de Tr¨¢fico en el cogote le espera a bordo del Peugeot 407 de 136 caballos de la casa. A diferencia de muchos altos cargos, Navarro no debe de ser especialmente puntilloso con su coche oficial. La carrocer¨ªa gris marengo yace sepultada bajo una costra de polvo. Dentro, una resma de sobados peri¨®dicos del d¨ªa tirados sobre el asiento. En la bandeja trasera, un tocho rojo: el Mapa Oficial de Carreteras de la DGT. Todo queda en casa.
?Cu¨¢ntos muertos hubo ayer (11 de marzo de 2008) en la carretera?
Dos. Hab¨ªa 11 cada d¨ªa cuando llegamos. En 2007 hubo seis. Cinco muertos menos al d¨ªa, multiplicados por 365 d¨ªas al a?o, es mucho sufrimiento ahorrado. Creo que todos podemos sentirnos orgullosos, pero tenemos que ser humildes: seguir¨¢ habiendo seis diarios.
Un fin de semana de enero hubo tres fallecidos m¨¢s que el mismo del a?o pasado y fue noticia de los telediarios junto a la toma de posesi¨®n de Obama. El tr¨¢fico ha entrado en la agenda informativa. Es cierto. Una de las cosas que Europa envidia ahora de Espa?a en seguridad vial es el debate social. Todos estamos concienciados. Y otro elemento que ha ayudado a tener unos resultados razonables es el papel de los medios, que no se limitan a informar, han tomado parte activa en la lucha contra los accidentes. Hay profesionales que te lo dicen: nos sentimos ¨²tiles. Dentro de las banalidades de hoy, ¨¦ste es un tema serio sobre el que informar, detr¨¢s del que hay valores.
Ahora se muestra el accidente, se entrevista a los familiares. Los siniestros se han convertido en historias humanas. ?Ha sido una estrategia suya?
Cuando llegamos, le preguntamos al ciudadano cu¨¢ntos muertos cre¨ªa que hab¨ªa en la carretera. Salieron unos 800, cuando en esa ¨¦poca hab¨ªa m¨¢s de 4.000 al a?o. No ¨¦ramos conscientes de la magnitud de la cat¨¢strofe. A partir de eso empezamos a usar los paneles de informaci¨®n en ruta, a hacer campa?as, a intentar concienciarnos de lo que pasaba. Todo el mundo se sum¨® a la movilizaci¨®n y entendi¨® el reto.
Muertos ha habido siempre. ?Interesan m¨¢s ahora precisamente porque hay menos?
Es que yo creo que el pa¨ªs estaba maduro. Todo esto empez¨® en los pa¨ªses n¨®rdicos. Cuando la gente adquiere determinado nivel de vida, pide seguridad, te dice: hagan lo que sea, pero no podemos dejar ese reguero de muertos. En 2004, la seguridad vial entr¨® en el programa de los partidos. Se crea una comisi¨®n en el Congreso, tenemos universidades investigando. Y se pone en marcha una revoluci¨®n silenciosa. Hay unos elementos fundamentales para abordar un problema. Uno es un discurso coherente, comprensible, razonable, y en seguridad vial lo hay. Dos: tomar medidas, y las ha habido. Y el tercero es la complicidad social. La sociedad pide m¨¢s protagonismo en las cosas p¨²blicas, y lo ha asumido para liderar la lucha contra los accidentes. El paternalismo ya no sirve.
?Se habr¨ªa podido implantar el carn¨¦ por puntos hace 10 a?os?
No. Primero por razones tecnol¨®gicas, y quiz¨¢ la sociedad no estaba madura a¨²n. Lo debimos de hacer bien, porque el d¨ªa que se puso en marcha el carn¨¦ por puntos, a todo el pa¨ªs le hac¨ªa ilusi¨®n. Era una medida europea, moderna, pedag¨®gica.
?Ilusi¨®n? M¨¢s bien miedo.
Mmm... No, ilusi¨®n. No invent¨¢bamos nada, en otros pa¨ªses ya lo hab¨ªan hecho con resultados razonables, se llev¨® a cabo una campa?a de informaci¨®n acertada y, aunque no dejaba de tener algo de sancionador, todos nos ilusionamos con el potencial de seguridad vial que ten¨ªa. Quer¨ªamos que se pusiera en marcha a ver si respond¨ªa a las expectativas. Y creo que, en fin, ha tardado, pero dos a?os y medio despu¨¦s, yo no corregir¨ªa muchas cosas.
?Se siente aludido con cada muerto?
Hay que hacer un esfuerzo para no personalizar porque, si no, lo somatizas. Pero no hay nada como una visita al hospital de Parapl¨¦jicos de Toledo para ver que despu¨¦s del accidente nada es igual. Vaya, hable con ellos y ver¨¢ que la vida cambia en un segundo. Es algo que no se puede explicar es dantesco, un aut¨¦ntico drama. Detr¨¢s de cada caso hay una persona, una familia y una historia rota. Por esto hay que ser humilde. No se puede decir: gran ¨¦xito, este fin de semana s¨®lo se han matado 10. ?Y las 10 familias que est¨¢n en el tanatorio?
?Se desayuna con el SMS de los fallecidos del d¨ªa anterior, como los directores de las telecadenas con los datos de audiencia? ?Basa el ¨¦xito de su gesti¨®n en la contabilidad de fallecidos?
En absoluto. Hay que ponerle siempre cara a las v¨ªctimas. Ahora tendr¨ªamos que entrar en una segunda fase: hablar de los heridos graves. Matarse o no es cuesti¨®n de azar. Si te toca, no lo cuentas. Pero el herido grave tiene cara, habla y te lo puede explicar. El paso siguiente es incorporar a estos heridos a las cifras. Con toda la pedagog¨ªa que hay detr¨¢s de cada uno.
Ese drama no sale en los balances.
No. Es m¨¢s, tengo la impresi¨®n de que el ciudadano tiene m¨¢s miedo a quedar en silla de ruedas que a matarse. Estamos en una sociedad que tapa las cosas inc¨®modas. Los muertos, muertos est¨¢n, pero el herido grave es algo inc¨®modo, que afecta a la conciencia social, que nos produce remordimientos. Por eso hay que poner a los heridos graves sobre la mesa. No es agradable, pero est¨¢n ah¨ª.
?Conoce el chiste de qu¨¦ son cinco segundos en Madrid y en Barcelona?
No, cu¨¦ntemelo, por favor.
En Barcelona, cinco segundos es el tiempo que pasa desde que el sem¨¢foro se pone verde y te pita el coche de atr¨¢s. En Madrid es el tiempo que falta.
Ja, ja. Dicen que uno conduce como vive. Si vives tranquilo, se refleja en la conducci¨®n, y si vives estresado, con prisas, tambi¨¦n. ?ste es uno de nuestros problemas: en un mundo en el que la prisa y el individualismo son valores al alza, hemos de llevar la contraria y decir: cuando se suba al coche, tranquilo ?eh?, y piense en los dem¨¢s. Porque, ojo, detr¨¢s de la seguridad vial lo que hay son valores. ?ste es un discurso muy actual que va a ir a m¨¢s. La crisis que tenemos encima es por haber abandonado algunos valores fundamentales. Me explico: somos 23 millones de conductores, compartimos un espacio limitado que es la v¨ªa p¨²blica. Si piensas en los dem¨¢s y cumples las reglas, todos ganamos. Si impera el individualismo, esto es la selva y todos pierden. Es una met¨¢fora de la sociedad actual.
Hablando de estr¨¦s, muchos accidentes laborales son in it¨ªnere, es decir, siniestros de tr¨¢fico al ir o venir a trabajar. Muchos de quienes conducen hablando por el m¨®vil est¨¢n haciendo gestiones. ?Echa de menos una mayor implicaci¨®n de empresarios y sindicatos?
Aqu¨ª tenemos un trabajo que hacer todos. Cuando sale la cifra de 1.000 fallecidos en accidente de trabajo al a?o, nos rasgamos las vestiduras. El 40% de ¨¦stos han sido accidentes de carretera, y ¨¦stos parece que no corresponden al mundo laboral, sino a la DGT, que son m¨ªos, no del empresario. Nuestro discurso es: hombre, no es que sea responsabilidad directa del empresario, pero ¨¦ste no debe mantenerse ajeno a unos siniestros que le generan un coste y un impacto psicol¨®gico brutal. Es una l¨ªnea que veremos en esta legislatura. Promover buenas pr¨¢cticas. No se trata de obligar, sino de convencer. En su d¨ªa entr¨® en las empresas la cultura de la calidad, y la asumieron. Luego, la del medio ambiente y la prevenci¨®n de riesgos. Querr¨ªamos que entrara la de la seguridad vial.
Esta carretera que se ve desde su ventana, la A-II, es un paradigma de las v¨ªas de entrada a las grandes ciudades: atascos continuos, accidentes, incidencias, obras.
Falta una reflexi¨®n sobre el modelo de desplazamiento que queremos para entrar y salir de la ciudad. ?Queremos seguir haci¨¦ndolo en coche privado? Porque en hora punta esto est¨¢ al l¨ªmite, ?eh? Podemos llegar a la congesti¨®n total cualquier d¨ªa. El modelo de movilidad est¨¢ ¨ªntimamente relacionado con el modelo urban¨ªstico. Hay ciudades europeas donde han dicho: se?ores, vamos a buscar un modelo con medios alternativos; no podemos continuar favoreciendo la entrada de coches en la ciudad. Cuando se construye un edificio de oficinas, seguimos poniendo 500 plazas de parking, y eso invita a ir en coche. Hay ciudades donde habilitan s¨®lo 20 plazas para veh¨ªculos de compromiso, y punto.
Eso aqu¨ª ser¨ªa imposible. Habr¨ªa barricadas de los empleados.
El futuro de las ciudades est¨¢ en la movilidad, cr¨¦ame. Si la resuelves bien, tendr¨¢s ciudades competitivas. Si no, esto ser¨¢ el caos.
Lo dec¨ªa porque creo que la frase esto es imposible es tab¨² en esta casa. Que usted estaba harto de o¨ªr al principio: esto no se puede hacer, no es nuestra competencia, no hay personal.
Es verdad que aqu¨ª hab¨ªa mucho tab¨² con que todo era inviable y ajeno. Estamos para trabajar. Lo que no podemos hacer los responsables de la Administraci¨®n es hacer m¨¢s dif¨ªcil lo complicado.
Muchos coches ofrecen prestaciones de 280 kil¨®metros por hora aunque el l¨ªmite est¨¦ en 120. ?Sigue siendo el autom¨®vil el reflejo de nuestras aspiraciones?
S¨ª, pero esto ha cambiado. Hace a?os, lo que se vend¨ªan eran caballos de potencia. Ahora se venden estrellas Euroncap, es decir, seguridad. Bueno, esto es un paso en la buena direcci¨®n. Pero el coche sigue teniendo una cierta vinculaci¨®n con el estatus. Para los hombres, desde luego, pero tambi¨¦n para las mujeres. Una cosa que me sorprende mucho es el fen¨®meno del 4¡Á4 para ir a buscar a los ni?os al colegio. Es la ant¨ªtesis de un coche de ciudad. Consume m¨¢s, contamina m¨¢s, ocupa m¨¢s espacio y es un poco insolidario. T¨² vas seguro a costa de trasladar la inseguridad a los dem¨¢s, porque como atropelles a alguien con un 4¡Á4 es m¨¢s duro que con un utilitario. Pero todo esto est¨¢ en evoluci¨®n. El siglo XX fue el siglo del coche, pero ya en los ochenta el modelo entr¨® en crisis. Todos en coche a la vez, cada uno con el suyo, no es sostenible. No cabemos, no lo podemos soportar. Despu¨¦s de ese cambio de percepci¨®n y de la crisis del sector, algo va a cambiar, seguro. A¨²n no sabemos qu¨¦, pero no ser¨¢ igual.
Parece que se ha logrado que conducir tras haber bebido o ir a 200 provoque rechazo social. ?Hay una nueva cultura vial?
Ha habido un cambio inmenso hacia comportamientos m¨¢s seguros. Conducir bebido es algo que ya nadie tolera, todas las encuestas lo dicen: hagan lo que tengan que hacer, mano dura. Adem¨¢s, hay una cosa que en Bruselas les llama mucho la atenci¨®n, y es el ¨¦xito de la cerveza sin alcohol en Espa?a. Aqu¨ª la sin es el 10% de la cerveza que se consume, en Europa es el 1%. Lejos de mirarte raro, la imagen que transmite la sin es de alguien moderno, saludable y seguro. Esto supone un cambio important¨ªsimo en un pa¨ªs con una cultura del alcohol muy potente. Y luego, el cintur¨®n de seguridad. Cuando se impuso, la m¨¢xima aspiraci¨®n de algunos era tener un certificado m¨¦dico que les eximiera del cintur¨®n, y ahora nadie lo cuestiona.
Atr¨¢s s¨®lo se lo ponen los ni?os.
Quiz¨¢ a¨²n no en los asientos traseros, pero delante estamos en est¨¢ndares europeos, y es la diferencia entre matarse o no.
M¨®jese: ?hay terroristas de la carretera? ?Ni?atos descerebrados que conducen como locos?
Entre 23 millones de conductores, hay de todo. Gracias a Dios, ¨¦stos son la excepci¨®n. Pero me llama la atenci¨®n el riesgo de criminalizar a los j¨®venes. Seg¨²n nuestros informes sobre el alcohol y la conducci¨®n, el n¨²cleo duro de quienes beben y conducen no son ellos. Son los adultos de entre 45 y 55 a?os. Son t¨ªos tom¨¢ndose una mariscada con su vino bueno y su copazo mientras dicen: hay que ver estos j¨®venes que cogen el coche despu¨¦s de la discoteca, qu¨¦ irresponsables que son. ?se es el retrato de este pa¨ªs. Pero todo cambia.
Frases como la del ex presidente Aznar, que declar¨® nadie conduce por m¨ª con una copa de vino en la mano, no ayudan gran cosa.
Un error lo tiene cualquiera.
Ah¨ª s¨ª ha sido pol¨ªticamente correcto.
Me cuesta criticar a alguien que ha sido presidente de mi pa¨ªs ocho a?os. A ver si empezamos a cuidar a los pocos que han tenido altas responsabilidades y no dedicarnos al deporte nacional: demoler a cualquiera que haya sido alguien.
?Por qu¨¦ las ¨²ltimas ruedas de prensa, con datos espectaculares sobre la mesa, las ha dado el ministro Rubalcaba y no usted?
Cuando hubo problemas, tambi¨¦n sali¨® el ministro. Este ministro sale a todo. Otra cosa es que los ¨²ltimos datos son buenos. Me siento totalmente arropado por mi ministro, y esto te da tranquilidad y te permite arriesgar m¨¢s. Porque hay que arriesgar en la vida, ?eh? Y para esto del tr¨¢fico tambi¨¦n. Esto es una enfermedad grave de la sociedad, y no hay tratamiento indoloro para arreglarla. Obliga a tomar medidas. A base de buenas palabras no se arregla esto.
Desde luego que ha arriesgado. Usted ha sacado bastante los pies del tiesto.
S¨ª, eso es cierto, pero vamos a ver c¨®mo lo explico. Yo estaba muy bien en Barcelona. Ten¨ªa un velero y sal¨ªa a navegar los jueves. Entonces, si vengo a Madrid es para hacer algo. Y eso exige riesgo. En seguridad vial estaba claro que hab¨ªa que actuar. Otros pa¨ªses hab¨ªan hecho cosas y hab¨ªan funcionado. Aspiro a que el d¨ªa que me echen pueda decir: lo supe aprovechar, supimos aprovechar aquella ¨¦poca para hacer lo que hab¨ªa que hacer. No me gustar¨ªa quedarme con la sensaci¨®n de: ay, si hubiera hecho esto. Ese riesgo existe si vives con el freno puesto.
Creo que tuvo usted amistad con Josep Tarradellas cuando ¨¦l presid¨ªa la Generalitat.
Ah, mi maestro. El honorable tendr¨ªa 80 a?os y yo treinta y tantos. Era un lujo conversar con alguien que te explicaba de d¨®nde ven¨ªamos: el exilio en Francia, lo que hab¨ªan pasado. Era un hombre de una sabidur¨ªa excepcional. Un d¨ªa fuimos a cenar, ven¨ªa su esposa, la mesa era redonda y hab¨ªan puesto un centro de flores como deferencia al president. Llam¨® al camarero y le dijo: ret¨ªrelas, por favor, porque me gusta ver a mi mujer. Esto a los 80 a?os es maravilloso, ?o no?
Eso era cuando estaba usted de gobernador civil en Girona. Por cierto, ?Gerona o Girona?, ?Pere o Pedro?
Pues mire, en Madrid empec¨¦ a explicar que se escribe Pere y se pronuncia Pera, pero lo dej¨¦. Que me llamen como quieran.
Muy pragm¨¢tico.
Sentido com¨²n. En Girona trabajaba mucho con agricultores y pescadores, y ellos me ense?aron unas lecciones de sentido com¨²n aplastante. He aprendido m¨¢s de ellos que de los catedr¨¢ticos. El secreto de la vida hoy es saber decir: tengo bastante. La trampa del mundo actual es que nunca es suficiente. Estamos metidos en una carrera sin final. Cr¨¦ame, estamos en una ¨¦poca en la que volver¨¢ la filosof¨ªa, el volver a preguntarse el porqu¨¦ y para qu¨¦ de las cosas.
?Regresar¨¢ la introspecci¨®n?
No, vamos a volver a socializarnos. Estamos desactivados entre Internet, la Playstation y la televisi¨®n. La crisis va a volver a vertebrar movimientos sociales. Vale, ser¨¢n de protesta, pero volveremos. Sin renunciar a la tecnolog¨ªa, por supuesto, que es brutal. Por Internet puedes reunir a miles de personas por una causa en tiempo real. Se ha acabado el individualismo. Nos hab¨ªan vendido eso del t¨² a lo tuyo sin l¨ªmites, y al otro que lo zurzan, y eso ha fracasado.
Hablando de l¨ªmites, ?es imposible bajar m¨¢s la cifra de muertos?
Las grandes medidas radares, permiso por puntos, incorporaci¨®n de la justicia penal a la pol¨ªtica de seguridad vial ya est¨¢n tomadas. Ahora viene una etapa m¨¢s de trabajo al por menor. Hab¨ªa un problema con las motos, nos hemos reunido, hemos tomado medidas. Tenemos un problema serio de atropello de peatones en las ciudades, habr¨¢ que ver qu¨¦ se nos ocurre para ara?ar algo. Hay otro problema con las salidas de la v¨ªa, pues vamos a ver por qu¨¦ se salen, con qu¨¦ chocan, tener limpios los m¨¢rgenes. Hay un d¨¦ficit del uso del casco en el sur de Andaluc¨ªa, pues habr¨¢ que ir a ver qu¨¦ ocurre. Se ha hecho lo macro y tendremos que ir a lo micro.
Los moteros la tienen tomada con usted.
A lo mejor es porque se han tomado medidas, y cuando se toman, tocas intereses. Me sorprenden las quejas sobre la subida del impuesto de matriculaci¨®n. Es un tema de Hacienda y Medio Ambiente, por las emisiones, pero la han tomado conmigo, s¨ª. Bueno, es el precio de dar la cara. Fue el equipo actual el que permiti¨® que con tres a?os de carn¨¦ se pudieran llevar motos de 125, y esto ha hecho que la matriculaci¨®n se multiplicara por cuatro. Somos la empresa con m¨¢s motoristas. Cada d¨ªa sacamos 3.500 guardias a la carretera con motos de alta cilindrada. Este a?o han bajado los accidentes. No ha sido m¨¦rito de la DGT, sino del debate abierto. Hemos puesto la moto sobre la mesa. Pero algo he debido de hacer mal cuando se quejan de m¨ª.
Otra queja: el af¨¢n recaudatorio de la DGT. Habr¨¢ o¨ªdo eso de Tr¨¢fico me ha crujido 300 euros por pasarme 15 kil¨®metros en el radar. El permiso por puntos no supone un euro m¨¢s a la DGT. La modificaci¨®n del C¨®digo Penal, tampoco. Es m¨¢s, lo que antes eran multas ahora pasa al ¨¢mbito penal, con lo que dejamos de ingresar. ?Los radares? Est¨¢n en toda Europa, en mayor cantidad y con menor margen de exceso. ?Qu¨¦ quiere que le diga? A veces tengo la impresi¨®n de que cuando a uno le ponen una multa no quiere asumir su responsabilidad y dice: me la han puesto para hacer caja.
Creo que las empresas de recursos de multas tienen su retrato en el Consejo de Administraci¨®n.
[R¨ªe] Trabajamos para un pa¨ªs moderno, serio y riguroso. Que en la puerta de las jefaturas de tr¨¢fico haya un t¨ªo repartiendo tarjetas diciendo que le quitan a usted la multa es chungo. Vamos a reformar el proceso sancionador para hacerlo m¨¢s eficaz respetando las garant¨ªas del ciudadano. No se puede frivolizar con la seguridad. Las empresas que prometen quitar multas a veces crean falsas expectativas.
Su felicitaci¨®n de Navidad en el m¨®vil dec¨ªa: Dios probablemente existe, y parece que est¨¢ de parte de la seguridad vial. ?La reducci¨®n de v¨ªctimas ha sido el milagro espa?ol?
Cuando nos preguntan c¨®mo lo hemos hecho, no tenemos una respuesta clara. Se han sumado una serie de factores y actores, todos en la misma direcci¨®n, y se han obtenido unos resultados que ni los m¨¢s optimistas preve¨ªan. Ahora despertamos inter¨¦s y envidia en Europa. En Bruselas nos lo dicen: os envidiamos la Guardia Civil de Tr¨¢fico, el papel activo de las asociaciones de v¨ªctimas en la pol¨ªtica de seguridad vial, el compromiso de los clubes de autom¨®viles y el debate social, el rol que los medios han asumido en la promoci¨®n de la seguridad. Todo esto adem¨¢s de la cerveza sin.
?En esto del tr¨¢fico se puede ser de izquierdas o de derechas?
No, esto es un tema de Estado. Las grandes medidas han salido por consenso, y en una ¨¦poca en la que el patio pol¨ªtico estaba como estaba. Hay que hacer lo que hay que hacer. Y hacerlo bien no es f¨¢cil. Cuando dicen que lo hemos copiado todo de Francia, pues claro, pero lo hemos copiado bien. Ahora tenemos un problema. La ¨²ltima vez que fuimos a Francia ya no hab¨ªa nada que copiar. Vamos a tener que empezar a inventar. En Bruselas est¨¢n esperando a ver qu¨¦ hacemos.
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Corredor de fondo
Ingeniero industrial.
Inspector laboral especializado en riesgos. Gobernador civil de Girona. Comisario de Movilidad de Barcelona. El curr¨ªculo de Pere Navarro (Barcelona, 1952, casado y con dos hijas) parec¨ªa dise?ado a medida para acabar de director general de Tr¨¢fico, cargo al que lleg¨® en 2004. Pero ¨¦l (arriba, con la antorcha ol¨ªmpica de Barcelona 92) se siente un hombre de campo y de mar. Su velero de nueve metros de eslora le espera atracado en el puerto de su ciudad.
Conduce (lo de que no tiene carn¨¦ es una leyenda urbana) un Seat Altea. Pero prefiere la moto en ciudad.
Sin miedo a las c¨¢maras, Navarro ha captado la atenci¨®n de los medios con un discurso provocador sobre seguridad vial. Prefiere errar a no arriesgar. Sus gafas de colores (dise?o espa?ol, una buena v¨ªa de futuro en esta crisis) tambi¨¦n tienen cartas en el asunto.
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