Preguntas sobre Bolonia
1. Las autoridades del Ministerio y de muchas universidades espa?olas tienen gran empe?o en defender -aunque m¨¢s con esl¨®ganes publicitarios que con argumentos- las bondades de los objetivos del plan Bolonia. Naturalmente, nadie puede estar en contra de promover la compatibilidad de las titulaciones y la movilidad de los estudiantes, de facilitar a estos ¨²ltimos su inserci¨®n en el mercado laboral europeo o de transformar nuestras universidades y volverlas m¨¢s atractivas para captar estudiantes de otras partes del mundo. ?Pero es eso lo que previsiblemente se va a producir una vez culminado el proceso de Bolonia? ?No se les ha ocurrido pensar a nuestras autoridades que una cosa son los efectos deseados y declarados de una determinada pol¨ªtica y otra sus efectos reales?
2. El hecho de que algunas carreras universitarias, y no precisamente marginales -como Medicina, Arquitectura y diversas ingenier¨ªas "cl¨¢sicas"-, hayan quedado fuera del proceso y se las haya privado, en consecuencia, de lo que se anuncia como grandes bienes para las otras, da qu¨¦ pensar. ?Acaso los anteriores objetivos no son de aplicaci¨®n a los futuros m¨¦dicos, arquitectos e ingenieros? ?Ser¨¢ quiz¨¢s que alguien ha considerado -lo que no dejar¨ªa de ser un alivio- que hay ciertos riesgos que no conviene correr? ?O ser¨¢ simplemente que hay algunos gremios que siguen contando con una considerable capacidad de presi¨®n?
3. Resulta bastante curioso que la homogeneidad que pretende lograrse en el ¨¢mbito europeo vaya a hacerse a base de exacerbar la heterogeneidad entre los diversos planes de estudio (para las mismas titulaciones) de las diversas universidades espa?olas. ?Son conscientes, las autoridades ministeriales y los rectores, de c¨®mo se est¨¢n elaborando los planes de estudio en la mayor¨ªa (por no decir en la totalidad) de las universidades p¨²blicas espa?olas? ?Era eso lo que se pretend¨ªa cuando se decidi¨® dar libertad total a las universidades a la hora de configurar titulaciones y de dise?ar planes de estudio?
4. Fuentes enteramente fidedignas aseguran que no; que lo ¨²nico que pretendi¨® el ministerio con esa (irresponsable) decisi¨®n fue evitarse problemas. ?Pero no resulta extra?o que pol¨ªticos de ideolog¨ªa socialista no fueran conscientes de los riesgos de semejante desregulaci¨®n? Y, en todo caso, a la vista de lo que ha pasado con las pol¨ªticas de desregulaci¨®n en el ¨¢mbito econ¨®mico y financiero, ?no ser¨ªa conveniente aplicarse el cuento en relaci¨®n con las universidades? ?Es tan disparatado pensar que la codicia con que ha obrado tanta gente en el mundo de las finanzas tiene un pendant bastante exacto en el deseo de no perder o de aumentar su poder por parte de los numerosos mandarines universitarios?
5. La aplicaci¨®n que se est¨¢ llevando a cabo de la Declaraci¨®n de Bolonia en muchos pa¨ªses europeos se aleja en aspectos importantes de lo que est¨¢ ocurriendo en Espa?a. Por ejemplo, tanto Francia como Italia, Alemania o Reino Unido -o sea, los pa¨ªses cuyas tradiciones jur¨ªdicas solemos tener como referencia- han renunciado a estar en el sistema de Bolonia por lo que se refiere a la carrera de Derecho. ?Habr¨¢ que advertir quiz¨¢s a estos pa¨ªses del gran error que est¨¢n cometiendo? ?O ser¨¢ que se han dado cuenta del hecho elemental de que los estudios de Derecho tienen un car¨¢cter marcadamente nacional, de manera que tiene escaso sentido hablar aqu¨ª de homologaci¨®n de estudios? ?Y no ocurrir¨¢ algo parecido en relaci¨®n con otras titulaciones pertenecientes al campo de las ciencias sociales o de las humanidades?
6. Es casi imposible no pensar que lo que la reforma de Bolonia va a producir en un futuro inmediato, con la sustituci¨®n de las licenciaturas por grados, es justamente una degradaci¨®n de los estudios y de las titulaciones; o sea, los graduados de ma?ana sabr¨¢n menos que los licenciados de hoy y tendr¨¢n un t¨ªtulo que les abrir¨¢ menos oportunidades laborales. ?O alguien cree que por arte de birlibirloque, aun contando con el concurso de pedagogos y psic¨®logos, lo que antes se aprend¨ªa en cinco a?os va a poder ahora asimilarse en cuatro? Quedan, claro, los estudios de posgrado, pero ?cu¨¢ntas universidades estar¨¢n en condiciones de ofrecer t¨ªtulos de master "competitivos en el mercado laboral"? ?De verdad se cree que va a ser tan f¨¢cil, desde el punto de vista econ¨®mico, acceder a ellos como hoy lo es acceder a una universidad p¨²blica? ?Han pensado los rectores de muchas, de la mayor¨ªa, de las universidades p¨²blicas las consecuencias que va a tener la conversi¨®n de sus instituciones en colleges (como se sabe, en Estados Unidos, los colleges son centros de educaci¨®n que, aun siendo universitarios, est¨¢n a mitad de camino entre nuestras universidades y nuestros institutos de ense?anza media)? ?Es eso lo que quieren?
7. El gran avance en los m¨¦todos de ense?anza que, se supone, significa Bolonia no es otra cosa que una imitaci¨®n del modelo estadounidense. No cabe duda de que algunas de las universidades de ese pa¨ªs constituyen centros de excelencia en cuanto a la investigaci¨®n y a la docencia y que, por lo tanto, tiene pleno sentido tomarlas como modelo. Lo que ocurre es que cualquiera que conozca m¨ªnimamente esas universidades sabe que la excelencia se debe a los medios de financiaci¨®n con que cuentan y a otros factores "subjetivos" como la calidad de los estudiantes, la dedicaci¨®n de los profesores y la "cultura institucional" (que har¨ªa imposible, por ejemplo, que pudieran aprobarse titulaciones y planes de estudio como los que se est¨¢n elaborando en nuestras universidades). ?Cree el ministerio que todo ello se va a conseguir a golpe de Bolet¨ªn Oficial del Estado y como simple efecto de "la sana competencia entre universidades"? ?Ignora, por ejemplo, c¨®mo se est¨¢n confeccionando -con qu¨¦ "seriedad"- los apartados "metodol¨®gicos" de los planes de estudio?
8. La Declaraci¨®n de Bolonia fue un mero compromiso que no vincula jur¨ªdicamente a los Estados y que se est¨¢ aplicando de manera muy desigual en los diversos pa¨ªses europeos. A la vista de que es cuando menos plausible que la r¨¢pida culminaci¨®n del proceso en nuestro pa¨ªs puede ocasionar da?os graves e irreparables, ?no ser¨ªa razonable establecer una moratoria, con independencia de que quienes la est¨¢n pidiendo desde hace algunos meses sean o no estudiantes "antisistema"?
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense.
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