Blasco Ib¨¢?ez en el G-20
Al final, y gracias al entretenido juego de las sillas de Sarkozy que ya nos permiti¨® sonre¨ªr en Washington, tambi¨¦n nos sentaremos en la reuni¨®n londinense del G-20, igual que nuestros rivales holandeses. Total, que entre instituciones financieras m¨¢s o menos chuchurr¨ªas y estadistas gobernando a ojo la crisis, esta vez seremos 29 para discutir la cuadratura del c¨ªrculo: c¨®mo regular el sistema financiero y relanzar el crecimiento sin cambiar el modelo econ¨®mico (que es, porrrr favorrr, el ¨²nico posible). Claro que esos 29 mueven m¨¢s gente de la que cab¨ªa en el camarote de los Marx (excluido Karl). Para empezar, est¨¢n las esposas (y esposos, supongo) y los s¨¦quitos de cada cual, que dan mucho juego: la prensa, por ejemplo, ya ha descubierto en Sonsoles Espinosa (opera singer and wife of spanish prime minister) a la "nueva Carla Bruni", lo que, bien aprovechado, puede constituir la baza secreta de la desorientada diplomacia espa?ola. Tambi¨¦n habr¨¢ una multitud de individuos (g¨¦nero epiceno) con estilizadas gafas negras, la inevitable (y oximor¨®nica) marca de identidad de cualquier servicio secreto que se precie. Y muchos curiosos. Y es que a Londres tambi¨¦n acude el emperador con sus trajes nuevos (es su puesta de largo internacional): el Air Force One aterrizar¨¢ en el lejano aeropuerto de Stansted para no provocar un quilombo en el tr¨¢fico, una decisi¨®n inmediatamente aprovechada por la compa?¨ªa Ryanair, que ha lanzado urbi et orbi un anuncio en el que promociona su mill¨®n de billetes de avi¨®n a cinco libras bajo el texto: "?El presidente Obama prefiere Stansted, igual que nosotros!". No pueden estar equivocados.
La Red echa humo con consignas, citas... da la sensaci¨®n de que a¨²n queda gente (ingenua) convencida de que hay otro mundo posible
Adem¨¢s de los asesores y acompa?antes, de los multitudinarios agentes de seguridad (secretos o bobbies de a pie) y de los curiosos, tambi¨¦n se movilizar¨¢n los militantes, que han dise?ado un intensivo operativo -convocado por medios anal¨®gicos y digitales- durante el tiempo que dure la cumbre. La Red echa humo con citas, consignas, contrase?as, itinerarios, consejos y recomendaciones: da la sensaci¨®n de que todav¨ªa queda en este planeta gente (ingenua) convencida de que hay otro mundo posible (porrrr favorrrr). Como gran parte de las demostraciones tendr¨¢n lugar en la City, la polic¨ªa metropolitana ha solicitado a los ejecutivos (g¨¦nero epiceno) de bancos y multinacionales que, para no "provocar", olviden por unos d¨ªas sus aburridos ternos de raya diplom¨¢tica y sus trajes de chaqueta azules o grises (con una discreta nota de color) y se vistan informalmente. Es decir, que se mimeticen con los manifestantes rescatando su antigua ropa casual, esa que dormita en el batiburrillo del fondo de armario en el que tambi¨¦n se suelen arrumbar los sue?os de la loca juventud anticapitalista y (probablemente) promiscua.
Bueno, ?y el Blasco Ib¨¢?ez del t¨ªtulo? Ahora llego. Entre los actos convocados por los disidentes destacan cuatro manifestaciones simult¨¢neas (de car¨¢cter festivo) que confluir¨¢n desde distintos lugares y estar¨¢n encabezadas con efigies y s¨ªmbolos de cada uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis (fijados por Durero en su grabado): la guerra, la peste, el hambre y la muerte. Pero convenientemente puestos al d¨ªa: la guerra (que, ay, nunca cambia), los delitos financieros, las vallas y cercados (un homenaje a los "cavadores" igualitaristas de la ¨¦poca de la Guerra Civil entre el Rey y el Parlamento) y el caos clim¨¢tico. Bien, ya s¨¦ que nuestro novelista valenciano tom¨® del libro visionario de San Juan (6, 1-8) el t¨ªtulo y los s¨ªmbolos para su c¨¦lebre novela sobre los Madariaga (por cierto, la ¨²nica espa?ola que ha sido n¨²mero uno en las listas de best sellers de EE UU, una haza?a conseguida en 1919). De manera que lo de Blasco en el G-20 viene cogido por los pelos. Claro que, al fin y al cabo, Zapatero tambi¨¦n est¨¢ en Londres un poco (s¨®lo un poco) de la misma manera. Y es que lo importante es participar.
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