Obama patrocina un nuevo capitalismo prudente e igualitario
La declaraci¨®n final no incorpora un plan de est¨ªmulo espec¨ªfico para cada pa¨ªs - Los l¨ªderes mundiales volver¨¢n a reunirse el pr¨®ximo oto?o
La primera intervenci¨®n de Barack Obama en el escenario internacional ha dado lugar a un acto de refundaci¨®n del capitalismo sobre criterios de mayor control y justicia distributiva. Las mayores econom¨ªas del Planeta alcanzaron un acuerdo, que el presidente norteamericano calific¨® de "hist¨®rico en todas sus dimensiones", y que establece las bases para la soluci¨®n de la crisis mundial con los mismos principios que se est¨¢n aplicando desde hace semanas en Estados Unidos: inyecci¨®n de recursos p¨²blicos, mayor regulaci¨®n de los instrumentos financieros y m¨¢s poder para los pa¨ªses en desarrollo.
"Vinimos con la intenci¨®n de escuchar y de aprender, pero tambi¨¦n con el prop¨®sito de promover el liderazgo norteamericano, y creo que el documento producido refleja en un amplio espectro nuestras prioridades", declar¨® Obama al t¨¦rmino de la cumbre.
"?ste es el final de la burbuja econ¨®mica", dijo el presidente estadounidense
EE UU no considera que haya habido ni ganadores ni vencidos
La era Obama comienza, as¨ª, a tenor de la cumbre de Londres, como la ¨¦poca en la que el capitalismo fren¨® su caminar incontrolado hacia el abismo y adquiri¨® un perfil m¨¢s prudente, m¨¢s igualitario y m¨¢s duradero. Dicho en palabras del comunicado final de la reuni¨®n: "Partimos del convencimiento de que la prosperidad es indivisible, de que el crecimiento, para que sea sostenido, tiene que ser compartido y de que nuestro plan de recuperaci¨®n global tiene que estar centrado en las necesidades de las familias trabajadoras, no s¨®lo de los pa¨ªses desarrollados sino de los mercados emergentes y de los pa¨ªses pobres del mundo".
El ¨¦xito de esta operaci¨®n no s¨®lo est¨¢ hipotecado por la dimensi¨®n de la crisis econ¨®mica que se pretende combatir, la m¨¢s severa desde la Segunda Guerra Mundial, sino por la propia capacidad pol¨ªtica de cada uno de los gobiernos de cumplir con los acuerdos que firmaron ayer. Para ello, se ha fijado una nueva cita de los mismos protagonistas en el oto?o de este a?o en la que se analizar¨¢ el grado de implementaci¨®n de los compromisos suscritos.
Pero el paso dado ayer por el G-20 significa, en todo caso, el refrendo de EE UU, emblema y superpotencia del capitalismo, a un proceso de reconstrucci¨®n del sistema con valores bastante diferentes a los de la ciega fe en el mercado que ese pa¨ªs hab¨ªa defendido durante d¨¦cadas. Como resumi¨® el primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, "¨¦ste es el final del consenso de Washington". O, puesto en boca del propio Obama, "este es el final de la burbuja econ¨®mica".
"Hemos tomado las medidas m¨¢s audaces que se han tomado nunca ante cualquier otra crisis econ¨®mica, pero al mismo tiempo unas medidas que tendr¨¢n repercusi¨®n r¨¢pida en la creaci¨®n de puestos de trabajo y en el crecimiento. Hemos construido una piedra angular para la recuperaci¨®n", asegur¨® el l¨ªder estadounidense.
La enorme popularidad de Obama habr¨¢ contribuido, probablemente, a salvar algunas de las diferencias que se expusieron durante esta cumbre, cuyo final feliz hubiera sido imposible sin el impulso de una nueva Administraci¨®n que desde el primer d¨ªa trabaj¨® por una acci¨®n concertada contra la crisis. Y es esa enorme popularidad entre sus propios compatriotas la que le ha permitido ya llevar a cabo en casa algunas de las transformaciones que el mundo ahora pretende hacer al un¨ªsono.
El presidente se neg¨® anoche a interpretar los resultados de esta cumbre en t¨¦rminos de ganadores y perdedores. La no inclusi¨®n en la declaraci¨®n final de un nuevo plan de est¨ªmulo espec¨ªfico en cada pa¨ªs puede considerarse una derrota de Obama, que hab¨ªa pedido a los dem¨¢s gobiernos seguir el ejemplo de EE UU en ese sentido.
Pero eso se ve compensado con la nueva inyecci¨®n de 1,1 billones de d¨®lares, a trav¨¦s del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para favorecer el crecimiento en los pa¨ªses en desarrollo y el comercio.
El documento final destaca el compromiso de que, antes del final del pr¨®ximo a?o, se habr¨¢n incorporado a la econom¨ªa 5 billones de d¨®lares en diferentes planes para acelerar la econom¨ªa, aunque s¨®lo se incluyen menciones vagas a la voluntad compartida de "hacer todos los esfuerzos fiscales que sean necesarios para restaurar el crecimiento".
La creaci¨®n de una nueva arquitectura reguladora, as¨ª como la presi¨®n sobre los para¨ªsos fiscales, se corresponden, en cambio, con el inter¨¦s que Obama hab¨ªa manifestado antes de esta cumbre de restaurar la confianza en el sistema financiero mediante instrumentos de control que eviten la repetici¨®n de una crisis como la actual. El presidente record¨® ayer que su Gobierno ha presentado ya "la mayor regulaci¨®n del sistema financiero que nadie haya hecho hasta la fecha en ninguna parte del mundo".
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