Cultura del insulto
?Qu¨¦ es lo que considera el PP que puede ganar calificando a Manuel Chaves de "se?orito" que se marcha a Madrid a "disfrutar de la buena vida" y a Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n de "manijero", como hizo su portavoz parlamentaria, Esperanza O?a el pasado mi¨¦rcoles? ?No se le ha ocurrido a nadie en el interior del partido que con esas palabras m¨¢s que faltarle el respeto al ex presidente de la Junta de Andaluc¨ªa y a quien va a ser presidente la pr¨®xima semana, est¨¢n faltando el respeto a todos los electores, a los socialistas pero tambi¨¦n a los populares y, en consecuencia, se est¨¢n faltando el respeto a s¨ª mismos?
La democracia es una forma pol¨ªtica superior a todas las dem¨¢s que se han conocido en la historia porque descansa en la palabra. En democracia es importante lo que se hace, pero tan importante o m¨¢s es lo que se dice. A trav¨¦s de la palabra los actores pol¨ªticos tienen que explicar de qu¨¦ proyecto de direcci¨®n pol¨ªtica son portadores y por qu¨¦ el proyecto de que cada uno es portador es superior al proyecto de los dem¨¢s. Esa confrontaci¨®n de proyectos pol¨ªticos se resuelve peri¨®dicamente mediante el ejercicio del derecho de sufragio, que es la manera en que los ciudadanos dicen la ¨²ltima palabra.
Justamente por eso, para que exista confrontaci¨®n democr¨¢tica propiamente dicha, resulta indispensable que exista una confrontaci¨®n de discursos pol¨ªticos y que nadie se exonere de la obligaci¨®n de construir un discurso para limitarse a proferir insultos. El insulto hace imposible el debate pol¨ªtico y ataca, en consecuencia, a la democracia en aquello que la hace ser la mejor o, por decirlo con palabras de Winston Churchill, la menos mala de todas las formas pol¨ªticas conocidas.
?C¨®mo se puede hacer un debate pol¨ªtico cuando una de las partes del mismo se expresa en los t¨¦rminos en que lo hizo la portavoz parlamentaria del PP el pasado mi¨¦rcoles y cuando acompa?¨® dichos insultos de la propuesta antiestatutaria de presentar a Javier Arenas como candidato a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa en la sesi¨®n de investidura? ?O c¨®mo se puede hacer un debate pol¨ªtico cuando el presidente del PP andaluz insulta en el Senado al ex presidente de la Junta de Andaluc¨ªa porque es la vicepresidenta econ¨®mica y no Manuel Chaves quien le contesta una pregunta sobre financiaci¨®n auton¨®mica?
Estamos en puerta de un debate de investidura, en el que el candidato propuesto por la presidenta del Parlamento en cumplimiento del mandato estatutario tendr¨¢ que exponer "su" programa de gobierno, a fin de solicitar y obtener la confianza de la C¨¢mara para intentar ponerlo en pr¨¢ctica. En esa sesi¨®n de investidura los portavoces de los dem¨¢s grupos parlamentarios tienen garantizada la posibilidad de criticar dicho programa y de hacer una oferta alternativa.
En la sesi¨®n de investidura se examina el candidato propuesto, pero se examinan tambi¨¦n los portavoces de los partidos que est¨¢n en la oposici¨®n. Nadie puede exonerarse de la obligaci¨®n de construir un discurso con el que explicar y justificar su presencia en el ¨®rgano a trav¨¦s del cual se expresa la legitimaci¨®n democr¨¢tica del poder, tanto del poder del que ocupa el Gobierno como del poder de quien est¨¢ en la oposici¨®n.
Con insultos ni se explica ni se justifica nada. Todo lo contrario. El insulto es expresi¨®n de impotencia, es un reconocimiento de la incapacidad para construir una alternativa susceptible de ser coherentemente argumentada. En esa disparatada cultura del insulto parece haberse instalado el PP en Andaluc¨ªa. Cabe esperar que el candidato socialista y su grupo parlamentario no se dejen arrastrar a ese terreno y se dediquen a lo que una sesi¨®n de investidura en democracia exige.
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