Crisis en la crisis
Un a?o despu¨¦s de ganar las elecciones por absoluta mayor¨ªa, el PSOE decidir¨¢ esta semana en el Parlamento la elecci¨®n del nuevo presidente de la Junta. El futuro presidente ya ha sido se?alado por el Comit¨¦ Director del partido, a propuesta de Manuel Chaves, quien, antes de que pasara un a?o de su discurso de investidura, dimit¨ªa y nombraba sucesor a Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, vicepresidente y consejero de Econom¨ªa y Hacienda. La situaci¨®n resulta rara, inesperada, porque Chaves se ha ido en pleno bache econ¨®mico. No sabemos si la salida de Chaves significa que la coyuntura no es tan mala como dicen, o si es tan mala que, ante lo imbarajable del momento, lo mismo da dejar a otros el programa de gobierno pendiente para los tres pr¨®ximos a?os. En un mundo ideal el presidente Chaves se habr¨ªa explicado en el Parlamento.
Porque las situaciones excepcionales aclaran las cosas. La crisis del Gobierno andaluz ha sido un recordatorio necesario, pedag¨®gico. Nos ha demostrado que el sistema pol¨ªtico vigente no es presidencialista, sino parlamentario, a pesar del esfuerzo del PSOE y el PP por hacer creer al votante que elige presidentes de Gobierno, l¨ªderes con autoridad absoluta de comandante en jefe del pa¨ªs. Los electores, sin embargo, eligen una lista de partido, de la que salen los diputados que, a su vez, eligen a un presidente que gobernar¨¢ en consonancia con la mayor¨ªa parlamentaria. El PSOE, con mayor¨ªa absoluta en Andaluc¨ªa, ha podido decidir as¨ª, ¨¦l solo, el cambio de presidente de la Junta.
Lourdes Lucio contaba perfectamente el otro d¨ªa en estas p¨¢ginas la votaci¨®n del Comit¨¦ Director socialista para apoyar al elegido de Chaves. Hubo 309 votos y 309 fueron favorables a Grin¨¢n. 309 manos se alzaron como una sola mano. Hab¨ªa urnas preparadas por si alguien ped¨ªa una votaci¨®n secreta, pero nadie se se?al¨®: nadie cometi¨® la excentricidad de pedir que el voto fuera secreto. Tambi¨¦n este episodio aclara las caracter¨ªsticas del sistema pol¨ªtico: los partidos hacen sus listas electorales, cerradas, los votantes votan al partido, y el diputado es una pieza del partido, antes que un representante de los ciudadanos que votaron su lista. Las c¨²spides de los partidos incluyen en sus listas a los m¨¢s fieles, los inc¨®modos desaparecen. Es un sistema que facilita el ensimismamiento partidario, el aislamiento frente a la sociedad.
Y tambi¨¦n se ha visto mejor estos d¨ªas la calidad de la fuerza que el PP opone al PSOE. Es muy floja. Debe de ser dif¨ªcil ganarle unas elecciones al partido gobernante en un sistema en el que el aparato partidista ha ido desarroll¨¢ndose y creciendo a la vez que los ¨®rganos administrativos de poder y propaganda, como es el caso del PSOE y la Junta, pero se vuelve pr¨¢cticamente imposible con el tipo de oposici¨®n que hace el PP. Ahora ha pedido que la Mesa del Parlamento decida si hay m¨¢s de una candidatura a presidente de la Junta, para presentar a Arenas como candidato frente a Gri?¨¢n. No quiero pensar que se trata de mala fe, puro deseo de desquiciar y destruir la conversaci¨®n pol¨ªtica, pero es inveros¨ªmil semejante ignorancia de las normas que el propio PP ha propiciado y votado, y seg¨²n las cuales el presidente de la Junta es elegido de entre sus diputados por el Parlamento, y es la presidenta del Parlamento la que propone un candidato, un solo candidato, despu¨¦s de consultar a los grupos con representaci¨®n parlamentaria.
Tengo la impresi¨®n de que los pol¨ªticos del PP no se preparan algunas veces los asuntos de los que hablan con soltura de periodismo sensacionalista, m¨¢s preocupados por el impacto publicitario, por la sensaci¨®n inmediata que produzca el titular o la frase contundente, que por la verdad de las cosas. Lo malo es que el Parlamento entero se contagia de la mala calidad, de la tendencia a lo f¨¢cil y truculento. El p¨²blico mira y oye, o ni mira ni oye, indiferente.
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