Los vaivenes de nuestros estados de ¨¢nimo
Marta se levant¨® ese d¨ªa exultante y decidi¨® que ya era hora de cambiar su vida, as¨ª que se dirigi¨® al banco y pidi¨® un pr¨¦stamo. Con ese dinero y vendiendo su casa podr¨ªa comprar un velero con un amplio camarote, donde vivir¨ªa junto con su hijo y su marido. La persona que la atendi¨® la conoc¨ªa bien a ella y a su marido, as¨ª que cuando Marta sali¨® del banco, inmediatamente le telefone¨® para contarle lo que hab¨ªa sucedido. La decisi¨®n de Marta era de lo m¨¢s extra?o porque en su vida hab¨ªa tenido relaci¨®n con el mar, pero a su marido no le sorprendi¨® ese arranque porque Marta sufr¨ªa un trastorno del estado de ¨¢nimo (trastorno bipolar). Viv¨ªa en una aut¨¦ntica monta?a rusa: unos d¨ªas se encontraba euf¨®rica y se com¨ªa el mundo, y otros se hund¨ªa en la miseria, incluso hab¨ªa intentado suicidarse m¨¢s de una vez. Aunque Marta es un nombre inventado, el caso es real.
La ansiedad y la tensi¨®n se deben a la importancia que le damos a lo que nos estamos jugando en cada situaci¨®n
La m¨²sica es una potente arma para cambiar nuestro ¨¢nimo: la musicoterapia es ya una licenciatura en muchos pa¨ªses
"El ¨¢nimo gozoso hace florida la vida; el esp¨ªritu triste marchita los sucesos" (Salom¨®n)
El caso de Marta es una patolog¨ªa, pero todos nos podemos sentir en cierto modo identificados con ella por dos motivos. Uno es que, como Marta, las decisiones que tomamos se ven claramente influenciadas por nuestros estados de ¨¢nimo; el segundo es que en muchas ocasiones nuestro estado de ¨¢nimo tambi¨¦n var¨ªa sin que nosotros sepamos muy bien por qu¨¦ raz¨®n. Cuando estamos de buen humor nos resulta m¨¢s f¨¢cil realizar tareas que encontramos desagradables, y, al contrario, con mal humor podemos llegar a considerar totalmente aburrida alguna actividad que suele gustarnos. El humor determina el placer de lo que hacemos y sus efectos no acaban all¨ª, tambi¨¦n puede ejercer una poderosa influencia en nuestras decisiones. Hoy podemos tomar una decisi¨®n que ma?ana nos puede resultar totalmente descabellada s¨®lo porque ha variado nuestro estado de ¨¢nimo.
Existe un t¨¦rmino cient¨ªfico que describe muy bien por qu¨¦ nuestras subidas y bajadas pueden afectar nuestras decisiones: "dependencia de nuestro estado de ¨¢nimo". Muchas investigaciones muestran que si aprendemos algo cuando nos encontramos en un determinado estado, lo recordamos mejor cuando nos volvemos a sentir de esa forma. En algunos estudios se ha comprobado que si memorizamos listas de palabras bajo los efectos del alcohol, podremos recordarlas mejor cuando volvemos a estar ebrios. De la misma manera, cuando estamos tristes recordamos mejor los episodios de nuestras vidas en los que tambi¨¦n nos hemos encontrado apenados. As¨ª, nuestro estado de ¨¢nimo determinar¨¢ a qu¨¦ tipo de informaci¨®n podr¨¢ acceder nuestro cerebro con m¨¢s facilidad. Nuestro humor nos sesga en un sentido u otro, y por eso no es de extra?ar que determine qu¨¦ tipo de decisiones tomamos.
"El mejor servicio que podemos prestar a los afligidos no es quitarles la carga, sino infundirles la necesaria energ¨ªa para sobrellevarla" (Phillips Brooks)
Nuestros estados de ¨¢nimo consisten en la percepci¨®n del estado de activaci¨®n de nuestro organismo. Seg¨²n Robert Thayer, lo que percibimos es la combinaci¨®n de la energ¨ªa y la tensi¨®n que experimenta nuestro cuerpo.
La energ¨ªa viene determinada por muchos factores, uno de ellos es el ritmo circadiano. Robert Thayer en una de sus investigaciones comprob¨® que los periodos del d¨ªa de menos energ¨ªa son justo despu¨¦s de levantarnos, alrededor de las cuatro de la tarde y entre las nueve y las once de la noche. De todas formas, estos resultados debemos interpretarlos con mucha cautela, ya que hay una gran variabilidad individual. En este estudio pudo tambi¨¦n comprobar que un mismo problema era considerado mucho m¨¢s grave si coincid¨ªa con una hora de baja energ¨ªa. Cuando estamos cansados y pensamos en un determinado problema, nos parecer¨¢ que es mucho m¨¢s dif¨ªcil de superar porque lo estamos evaluando seg¨²n la energ¨ªa que tenemos en ese momento, es decir, poca.
Como ya nos podemos imaginar, otro de los determinantes de la energ¨ªa son las horas de sue?o. Cuando se ha pedido a participantes de algunas investigaciones que anotaran diariamente las horas de sue?o y tambi¨¦n su nivel de estr¨¦s, se ha comprobado algo que todos experimentamos a menudo: que cuando dormimos poco o mal, nuestro estr¨¦s aumenta.
As¨ª, tenemos que los ritmos circadianos y el sue?o, adem¨¢s del ejercicio y la alimentaci¨®n, determinan el nivel de nuestra energ¨ªa, que, a su vez, repercute en nuestro estado de ¨¢nimo. Pero nuestro estado de ¨¢nimo, como afirma Thayer, no es s¨®lo resultado de nuestra energ¨ªa, sino tambi¨¦n de nuestro nivel de tensi¨®n. ?De qu¨¦ depende la tensi¨®n?
La tensi¨®n que provoca una situaci¨®n, como ya se ha comentado en numerosas ocasiones en las p¨¢ginas de esta secci¨®n, depende de c¨®mo la interpretamos. Seg¨²n Richard Lazarus, uno de los mayores expertos en este tema, la ansiedad y la tensi¨®n, en concreto, se deben a la importancia que le damos a lo que nos estamos jugando en cada situaci¨®n, junto con el control que creemos que tenemos sobre la misma. Por tanto, una de las formas de cambiar nuestro estado de ¨¢nimo es reinterpretando la situaci¨®n, estrategia que muchas veces intentamos emplear con m¨¢s o menos ¨¦xito.
"No andes, Sancho, desce?ido y?flojo, que el vestido descompuesto da indicios de?¨¢nimo desmalazado"
(Miguel de Cervantes)
Adem¨¢s de cargarnos de energ¨ªa e intentar reinterpretar las situaciones, hay otras estrategias que quiz¨¢ nos puedan parecer superficiales pero que tambi¨¦n nos pueden ayudar a subir el ¨¢nimo, como por ejemplo nuestro vestuario. Cuando nos levantamos con el pie izquierdo, a veces no tenemos ni ganas de arreglarnos. Si podemos, nos vestimos a conjunto con nuestro estado de ¨¢nimo. Uno de los s¨ªntomas de la depresi¨®n puede consistir en el descuido del aspecto personal. Por ello, algunas personas act¨²an a la inversa. Recuerdo una paciente que se present¨® un d¨ªa especialmente arreglada a la sesi¨®n. Cuando le dije lo guapa que estaba, me confes¨® que se hab¨ªa arreglado mucho porque ten¨ªa un mal d¨ªa. "Cuanto peor estoy, m¨¢s me arreglo", me dijo.
"La m¨²sica compone los ¨¢nimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del esp¨ªritu" (Miguel de Cervantes)
La m¨²sica es otra potente arma que puede cambiarnos el ¨¢nimo, tanto que la musicoterapia se ha convertido en una licenciatura en muchos pa¨ªses. Este tipo de terapia puede tener diferentes objetivos. Uno de ellos, variar el estado an¨ªmico. Se pueden dar muchas interpretaciones de c¨®mo la m¨²sica puede modular nuestro humor. Todos tenemos distintas piezas musicales asociadas a determinados sucesos de nuestras vidas y cuando las escuchamos nos parece que viajamos en el tiempo y volvemos a sentirnos como nos sentimos en aquellas situaciones lejanas. Esa m¨²sica se asoci¨® a un determinado estado de nuestro organismo y, por asociaci¨®n, cuando la escuchamos retornamos a ese estado. Otra de las explicaciones es que determinados ritmos parecen cargarnos de energ¨ªa. No se concibe, por ejemplo, una clase de aer¨®bic sin m¨²sica. La m¨²sica puede darnos energ¨ªa, ponernos nost¨¢lgicos, calmarnos. En el hospital Mutua de Terrassa, el doctor Berbel y yo misma hemos realizado una investigaci¨®n en la que hemos comprobado que las m¨²sicas new age o cl¨¢sica son tan eficaces como las benzodiacepinas para calmar a los pacientes antes de ser intervenidos quir¨²rgicamente.
?Lloramos porque estamos tristes, o estamos tristes porque lloramos? En principio, la respuesta correcta parece ser que lloramos porque estamos tristes; sin embargo, hay un sinf¨ªn de investigaciones intentando contestar a esta pregunta porque, como siempre, todo es mucho m¨¢s complejo de lo que parece. Para lo que ahora nos interesa, hemos de imaginarnos que somos como una compleja red de asociaciones y la conducta de llorar ha quedado asociada a estar tristes. Por eso quiz¨¢ si empezamos a llorar podemos acabar estando tristes, de igual manera que si empezamos a sonre¨ªr podr¨¢ costarnos menos recuperar el buen humor.
Auguste Dupin, el detective de ficci¨®n creado por Edgar Allan Poe, dec¨ªa: "Cuando quiero averiguar si una persona es inteligente o tonta, mala o buena, qu¨¦ es lo que piensa en ese momento, imito su expresi¨®n facial y espero a que en mi mente o en mi coraz¨®n emerjan pensamientos o sentimientos que coincidan con dicha expresi¨®n". Su sentencia era exagerada, pero se basaba en ese principio. Obviamente, es muy agotador sonre¨ªr cuando por dentro estamos hechos polvo, y si no, que se lo pregunten a las azafatas. No se trata de eso, ni mucho menos, pero quiz¨¢ conocer que nuestras expresiones y posturas tambi¨¦n influyen en nuestro estado an¨ªmico nos puede ayudar.
"Sonr¨ªe? da salud y ¨¢nimo a tu coraz¨®n" (an¨®nimo)
Adem¨¢s de los factores comentados, hay much¨ªsimos m¨¢s que pueden determinar nuestro estado de ¨¢nimo: la estaci¨®n del a?o, los cambios hormonales, factores gen¨¦ticos? Por eso a veces nos pueden parecer un misterio nuestros propios estados an¨ªmicos. El peligro es que, como siempre, queremos darle explicaciones a todo y podemos empezar a racionalizar y encontrar motivos totalmente err¨®neos para explicar nuestros estados de ¨¢nimo.
Si deseamos mejorar nuestros estados de ¨¢nimo, ya sabemos algunas pautas, y si no lo conseguimos, pues ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa.
Coma bien y haga ejercicio
El ejercicio es un factor determinante en la energ¨ªa y, por tanto, en el estado de ¨¢nimo. Es sabido que el ejercicio intenso reduce temporalmente la energ¨ªa, pero lo realmente interesante es que se ha demostrado que un ejercicio moderado incrementa nuestra energ¨ªa y nos sube el humor. Un paseo r¨¢pido de 10 minutos ya mejora nuestro estado de ¨¢nimo. De hecho, algunos estudios indican que en el caso de depresiones leves, el ejercicio produce un efecto m¨¢s beneficioso que los antidepresivos. Nuestra alimentaci¨®n es importante para nuestra salud f¨ªsica, pero tambi¨¦n es importante para nuestros estados de ¨¢nimo. Nuestra fuente de energ¨ªa es la comida. Si nos alimentamos mal, nuestro nivel de energ¨ªa disminuir¨¢. ?Si comemos mal, nuestros problemas nos parecer¨¢n m¨¢s graves!
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