Brotes verdes y rayos de esperanza
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, ve "brotes verdes". El presidente Barack Obama ve "rayos de esperanza". Y el mercado de valores ha subido. Entonces, ?ha llegado la hora de anunciar que el peligro ha pasado? He aqu¨ª cuatro motivos para ser prudentes respecto a la perspectiva econ¨®mica.
1. Las cosas siguen empeorando. La producci¨®n industrial acaba de alcanzar su m¨ªnimo de los ¨²ltimos 10 a?os. La construcci¨®n de viviendas sigue estando en una situaci¨®n lamentable. Las ejecuciones hipotecarias, que disminuyeron cuando las empresas de hipotecas estaban a la espera de conocer los planes para la vivienda de la Administraci¨®n de Obama, est¨¢n aumentando otra vez.
Lo m¨¢s en lo de "puntuales": la ¨²ltima edici¨®n del Beige Book, la encuesta peri¨®dica de la Reserva Federal sobre la situaci¨®n de las empresas, afirma que "5 de los 12 distritos han notado una moderaci¨®n en el ritmo del declive". ?Yupi!
Lo m¨¢s que puede decirse es que hay se?ales de que las cosas est¨¢n empeorando m¨¢s despacio
2. Algunas de las buenas noticias no resultan convincentes. La noticia positiva m¨¢s importante de los ¨²ltimos d¨ªas llega de los bancos, que han estado anunciando unos beneficios sorprendentemente buenos. Pero algunos de esos informes de beneficios parecen un poco... raros.
Wells Fargo, por ejemplo, ha anunciado los mejores beneficios trimestrales de su historia. Pero los beneficios anunciados por un banco no son un n¨²mero fiable, como las ventas; dependen mucho, por ejemplo, de la cantidad que el banco reserve para cubrir las p¨¦rdidas futuras que prev¨¦ tener a causa de sus pr¨¦stamos. Y algunos analistas han expresado dudas considerables sobre las suposiciones de Wells Fargo, as¨ª como sobre otros asuntos relacionados con la contabilidad.
Mientras tanto, Goldman Sachs ha anunciado un gran salto en los beneficios desde el cuarto trimestre de 2008 hasta el primero de 2009. Pero, como los analistas se han apresurado a se?alar, Goldman ha modificado su definici¨®n de trimestre (como consecuencia de un cambio en su estado legal), de forma que (se lo juro) el mes de diciembre, que result¨® ser un mal mes para el banco, ha desaparecido de esta comparaci¨®n.
No quiero exagerar con esto. Tal vez los bancos realmente hayan pasado de unas graves p¨¦rdidas a unos cuantiosos beneficios en un tiempo r¨¦cord. Pero es natural que nos sintamos esc¨¦pticos en estos tiempos de Madoff.
?Ah!, y para quienes est¨¢n esperando que las pruebas de esfuerzo del Departamento del Tesoro lo aclaren todo: el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, asegura que "ver¨¢n de forma sistem¨¢tica y coordinada la transparencia de determinar algunos de los resultados de estas pruebas de esfuerzo y mostr¨¢rselas a todos los implicados". No, yo tampoco s¨¦ lo que significa eso.
3. Todav¨ªa podr¨ªan caer m¨¢s torres. Incluso durante la Gran Depresi¨®n, no todo fue siempre cuesta abajo. En concreto, hubo una pausa en la ca¨ªda al cabo de aproximadamente un a?o y medio (m¨¢s o menos, el punto en que estamos ahora). Pero luego se produjeron una serie de bancarrotas a ambos lados del Atl¨¢ntico, combinadas con algunas jugadas pol¨ªticas desastrosas que se originaron cuando los pa¨ªses intentaron defender el moribundo patr¨®n oro, y la econom¨ªa mundial volvi¨® a despe?arse.
?Podr¨ªa suceder esto otra vez? Bueno, el sector inmobiliario comercial en una situaci¨®n cr¨ªtica, las p¨¦rdidas de las tarjetas de cr¨¦dito est¨¢n aumentando dr¨¢sticamente y nadie sabe todav¨ªa lo mal que se pueden poner las cosas en Jap¨®n o Europa del Este. Probablemente no se repetir¨¢ el desastre de 1931, pero decir que lo peor ya ha pasado est¨¢ muy lejos de ser cierto.
4. Incluso cuando haya pasado, no habr¨¢ pasado. Oficialmente, la recesi¨®n de 2001 s¨®lo dur¨® ocho meses y termin¨® en noviembre de ese a?o. Pero el paro sigui¨® subiendo durante otro a?o y medio m¨¢s. Lo mismo pas¨® tras la recesi¨®n de 1990-1991. Y hay muchas razones para creer que esta vez tambi¨¦n suceder¨¢ lo mismo. No se sorprendan si el paro sigue subiendo a lo largo de 2010.
?Por qu¨¦? Las recuperaciones en forma de V, en las que el empleo experimenta mejor¨ªas espectaculares, s¨®lo se producen cuando hay gran cantidad de demanda reprimida. En 1982, por ejemplo, la vivienda estaba aplastada por los altos tipos de inter¨¦s, as¨ª que cuando la Reserva Federal alivi¨® la presi¨®n, las ventas de casas subieron. Eso no es lo que sucede esta vez: hoy, la econom¨ªa est¨¢ deprimida, por as¨ª decirlo, porque hemos acumulado demasiada deuda y construido demasiados centros comerciales, y nadie est¨¢ de humor para un nuevo aumento del gasto.
El empleo terminar¨¢ por recuperarse, como siempre lo hace. Pero, probablemente, no ser¨¢ con rapidez. As¨ª que, ahora que he conseguido deprimir a todo el mundo, ?cu¨¢l es la soluci¨®n? La persistencia.
La historia demuestra que el optimismo prematuro es uno de los grandes peligros pol¨ªticos cuando uno se enfrenta a una grave crisis econ¨®mica. Roosevelt respondi¨® a los signos de recuperaci¨®n recortando a la mitad el presupuesto de la Administraci¨®n para la Mejora del Trabajo y subiendo los impuestos; a rengl¨®n seguido, la depresi¨®n volvi¨® con toda su fuerza. Jap¨®n descuid¨® sus esfuerzos a medio camino durante su d¨¦cada perdida y se asegur¨® otros cinco a?os de estancamiento.
Los economistas de la Administraci¨®n de Obama entienden todo esto. Est¨¢n diciendo las cosas apropiadas respecto a mantener el rumbo. Pero existe un riesgo real de que todos esos comentarios sobre brotes verdes y rayos de esperanza alimenten una complacencia peligrosa.
As¨ª que ¨¦ste es mi consejo, tanto para los ciudadanos como para los pol¨ªticos: no cuenten los huevos de la recuperaci¨®n hasta que los polluelos hayan salido del cascar¨®n.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa en 2008. ? 2009 New York Times Service. Traducci¨®n de News Clips.
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