Plenitud azulgrana
La valent¨ªa de Guardiola, la versatilidad de Messi y el sentido coral de Xavi simbolizan el triunfo del Barcelona en el Bernab¨¦u - La goleada obliga al Madrid a recomenzar desde la presidencia
Del paso del Bar?a de Cruyff por el Bernab¨¦u se recuerda sobre todo la grandilocuencia del d¨ªgito en una ¨¦poca de penuria: 0-5. La memoria barcelonista retiene tambi¨¦n como suceso hist¨®rico el aplauso que hace tres a?os mereci¨® Ronaldinho de la hinchada del Madrid despu¨¦s de eliminar a medio equipo en un eslalon saludado por Casillas con un suspiro: "Yo flipo" (0-3). Y seguramente en el futuro se citar¨¢ a Messi para evocar la goleada del s¨¢bado (2-6). El ¨¦xito azulgrana, sin embargo, no deber¨ªa llevar nombre ni apellidos porque pertenece al colectivo. Nadie representa mejor el sentido de equipo que Guardiola, el entrenador, y Xavi, el antih¨¦roe, personajes capitales para entender el funcionamiento coral y solidario del Bar?a.
En un club de pasado victimista y tendencia depresiva, la valent¨ªa de Guardiola ha sido contagiosa para sus futbolistas y determinante para levantar la moral de la gent blaugrana. A d¨ªa de hoy, el Barcelona es un equipo admirado por su juego moderno, heredero del f¨²tbol total del Ajax de los setenta, esclavo de la pelota. Frente a los complejos se impone la ambici¨®n y para combatir los planteamientos m¨¢s estraperlistas se agradecen propuestas inteligentes como la azulgrana.
Incluso con el marcador en contra, los barcelonistas transmitieron una sorprendente serenidad en el Bernab¨¦u, convencidos de su suerte, dispuestos a completar su cat¨¢logo de partidos solemnes con la mejor de sus actuaciones. Desde la imaginaci¨®n y la creatividad, superaron al Madrid en lo grueso y en lo fino, en el juego y en los detalles.
Al Madrid le queda el honor de haber aceptado la derrota con el fair play de sus jugadores m¨¢s emblem¨¢ticos, Ra¨²l y Casillas, imprescindibles para el nuevo proyecto que se anuncia tras una tormentosa temporada presidida por los cambios de presidente y entrenador. La entidad ha perdido el rumbo en el momento en que el Bar?a se ha reencontrado con su mejor versi¨®n. As¨ª acostumbra a suceder siempre con los grandes: la felicidad del uno coincide con el abatimiento del otro.
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